Saltar al contenido

Revelaciones 95

Viernes, 24 de noviembre de 1995… rezo… (8:55) a (9:30)

 

Yo.- Oh mi amado, mi Niño Jesús, mi Joven Jesús, mi Dios Jesús. ¡Te amo tanto, que te quiero con toda mi persona!

Haz que sea fiel a tus santos deseos y pueda servirte según ellos. Me entrego completamente a Ti, para que hagas de y en mí, tu santísima voluntad.

Y deseo, amado amor, pedirte, si éste es tu deseo, que me digas paso a paso, lo que tiene que hacer o decir Fila, a su padre, para poder rendirlo a Ti, amor.

Así mismo también lo que tiene que decirle mi esposo para saciar la sed de tu deseo de recuperar a este, tu hijo, al que tanto amas.

Dime, si no te molesta que te lo pida y pregunte, y respóndeme, oh Dios justo, bueno y todopoderoso.

+ Cuánto le han gustado a Dios, tus sabias palabras, oh mi hijita, mi dulce niña de bondad y amor.

Ese amor que sientes por tus hermanos, este santo deseo que tienes de acercarlos a Mí, vuestro amado Dios. Ese propósito de serme fiel y no ir a tu libre albedrío, sino que humildemente, acudir directamente a Mí, a Dios todopoderoso, sabio y amoroso, hará que las maravillas florezcan como en primavera, a través de todos mis hijos, la familia amiga de Dios, de Mí, los Lluvia.

Fila, amado mío, háblale con mansa y total sinceridad, a tu amado padre, a ese hijo pródigo, que comerá pronto en mi mesa.

Para él, las palabras son sumamente importantes; los hechos, tarda en verlos.

Por eso, hijo mío, Fila, háblale, y dile:

“Yo, padre, te quiero y deseo con todo mi corazón, quererte mucho más. Yo, tu hijo, ese hijo que tanto te ama, deseo me permitas amarte y al mismo tiempo, darme tú, padre mío, tu amor. Amor que deseo y necesito”.

¡No le digas nada más que eso, amado Fila! No le hables del pasado, ¡como si no hubiera existido!

Ni de tu madre; de eso se ocupará mi fiel patriarca Fuerza.

Si no te ves seguro de decirle de propia voz, lo que Yo Dios, tu Dios, te he dicho, amado hijo Fila, pues, le escribes textualmente mis palabras, con tu letra, y se la firmas, y le adjuntas una estampa de mi Madre, la Virgen Santísima. Ella le moverá el corazón y lo rendirá a Dios, a Mí. Pero tú, hijo mío, actúa con verdadero, auténtico amor, por y hacia él.

Yo Dios, lo tengo todo bajo mi poderoso control.

Fuerza, junto a estos Escritos, entrégale una estampa a mi hijo, tu amigo Fila.

Y tú, fiel instrumento, mi tan amado Fuerza, dile así a tu amigo Amarim:

“Amigo mío, uno hace muchas tonterías en la vida, cosas de las que debemos arrepentirnos, y que cuando lo hacemos y acudimos a confesarlas, nos quitan el gran peso que arrastra a nuestra alma al Infierno”.

Sí, háblale del Infierno. Te lo he dicho; sin darle más importancia que la misma palabra.

Luego, dile eso que ahora te digo, oh mi amado y fiel Fuerza.

Dile que tu esposa, Primavera, te ha contado que su esposa Lix, le ama y le desea. Sí, dile que le desea, y añádele, que si su esposa, come tanto por la noches, es para satisfacer su angustia de no poder acariciar su amada piel.

¡Así mismo deseo Yo Dios, que se lo digas, hijo mío!

Si cumples fielmente mis santas y veraces palabras, veréis el milagro de la fiesta de reconciliación de mi amado hijo Amarim con su Dios, Yo.

Quizá te extraña que con tan pocas palabras, eso sucederá; pero eso es lo que veréis vosotros, los hombres, pero será mi Espíritu, el verdadero y Santo Espíritu de Dios, quién actuará en su alma.

Satán no podrá nada. Yo Dios lo sello con mi santo sello.

Id en mi paz, y en mi alegría. Oh amados, amados hijos de Dios; os doy mi bendición, Fila y Fuerza, por el servicio que me prestaréis. (Yo.- Y veo a Dios que sonríe dichoso).