Saltar al contenido

Revelaciones 79

… rezo… (13:40) a (14:13)

 

+ Y continúo hijos míos; no basta con dejar que Yo, Dios, os ame, para ser felices. Os lo discerniré con medios humanos. Cuando a uno le ama otra persona, por mucho, muchísimo, que esta persona le ame, si él no le corresponde, el amor no lo siente, no lo puede sentir, por su mismo desamor; y aunque la otra parte, muera de amor por él, si él no siente amor, el amor del primero, aunque sea muy verdadero, no es útil a él.

Y pasa como con el amor de Dios, con mi amor; Yo te amo, Yo, Dios, morí por ti, y aunque mi amor, es el más verdadero e intenso de toda la creación, si tú, no sabes de él, si tú no me correspondes, el amor de Dios, pasa por tu vida sin sentirlo.

No porque no te ame Yo, sino por no amarme tú, ya que Yo, Dios, sí que te amo; eres tú y sólo tú, quien no me ama. Y si no me correspondes, no puedes sentir mi unión, nuestra unión es imposible.

No hay unión, ya que para que haya unión, debe haber consentimiento mutuo.

Es como el santo matrimonio. Sólo es verdad y verídica unión, cuando las dos partes se aman de verdad, y lo saben, y cada uno se sabe amado por el otro, y eso los une, y eso hace de la unión, una indisolubilidad, por ser amor reconocido, aceptado y recíproco.

Es el amor, el amor que libremente os dais, lo que une, lo que ata, y hace de los dos, un solo ser espiritual.

¿Qué es el amor, para que tenga tanto poder?

El amor es conocimiento, entrega, es verdad.

Resumiendo, en la expresión y definición del Amor, va incluido todas las virtudes, todos los dones y frutos de mi Santo Espíritu. Es la esencia de Dios, lo que soy, y por ser Yo mismo, es la potencia Divina, en expresiones humanas conocidas.

Por eso, el Amor, lo que Soy, lo que es Dios, es la Felicidad, ya que para ser feliz, debe haber perfección, y el amor es el conjunto de todos los bienes espirituales, y por lo tanto, la Perfección misma.

Por eso ya os dije, que quien ama de verdad, no necesita seguir mis mandamientos, ya que los vive, los tiene y los da.

Amad, hijos míos.

¡Amad a Dios, a vosotros mismos y a vuestros semejantes!

Y, amando, daréis felicidad, y el mundo se llenará de amor, y mi amor y el vuestro, al unirse con las obras de vuestras manos, hará un mundo nuevo, que resurgirá del principio de la Vida, que es, el que Yo, Dios, amé tanto al mundo, que me hice hombre como vosotros, para que podáis libremente amar vuestra cruz, que es obediencia fiel a mi santa Voluntad.

Y por vuestra cruz, me obedeceréis y amaréis al mundo, os amaréis, me amaréis, y el amor traerá la felicidad a todo rostro, a toda alma inmortal, que esperará gozosa, fundirse Conmigo, con Dios, por amor, al Amor, que es la expresión de la total felicidad.