… rezo… (21:56) a (22:27)
Yo.- Amado, primero deseo agradecerte las maravillosas palabras de Mamá, la Santísima Virgen María, y deseo también que nos contestes a la larga pregunta que has oído de los labios de mi esposo. Deseamos, Dios amado, saber tus santos deseos. ¿Quieres decírnoslos, Dios y amor mío?
+ Deseo llevéis estos Escritos, mis santos Escritos, a la sede central de los De Belén, en X.
Una luz no puede esconderse, y Dios jamás se esconde, es más, deseo, Yo Dios, Dios Trino y Uno, que mi tan amado, el Santo Padre, mi pescador de hombres, sepa de mi Voz, de mi voz plasmada a través de estas escrituras, que están dirigidas por mi mismo Espíritu.
Hijos míos, (Yo.- Aquí veo a Dios, y le veo emocionado de amor) hijos míos, que a través de mi santa Voluntad, os engendró el servicio eficaz de mi siervo, el beato, el santo de los santos, Ris, en su afán de apostolado y en su inspiración de la Labor Mía, los De Belén.
A vosotros, amados hijos: ¡no estáis solos!, Yo, Dios, estoy con todos vosotros y deseo discernáis sobre estos mis santos Escritos. No es que os ame más que a otros hijos, es que mi patriarca Fuerza, os ama y os es fiel, y por eso desea haceros participar de su dicha, de la dicha de leer mis Palabras.
Repito, para toda la Iglesia de Dios: si en estas líneas, se habla tanto de los De Belén, no es sólo por mi amor, ya que mi amor es igual a todas las partes del cuerpo de mi Santa Iglesia. Es que mi amado y fiel Fuerza, os ama y pide poder haceros llegar estos mis Escritos, que la mano de mi amada hija Primavera, va ejecutando fielmente bajo las órdenes de mi Voz, de mi Espíritu, que es Santo, y, como tal, es mi Santo Espíritu, al que deseo acudáis para estudiar, analizar y discernir, si son veraces a la Verdad de Dios y de mi Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Y a través vuestro, Yo, vuestro Dios, al que permitís amaros, y al que amáis, os pido y os agradezco hagáis llegar a las mismas manos del Santo Padre.
Yo permito que seáis vosotros mis mensajeros, ya que el patriarca Fuerza me lo ha pedido. Pero, repito, hijos míos, os amo a todos, a todos, los que formáis mi Iglesia, mi Santa y Única Iglesia Católica, ya vayáis andando mi camino, el camino de Cristo, en solitario, o seáis parte de las varias partes en que se han agrupado los hijos de mi Iglesia, para servirme a Mí, al Dios Vivo, al Dios que ama a todos, al Dios que dirige mi única Iglesia, la Iglesia Católica, la Iglesia que obedece al Santo Padre, y tiene por Reina y Señora, a mi Madre Santísima, a mi Esposa Inmaculada, a mi hija Perfecta, a mi Sierva, a la Esclava del Dios que ama a todos y cada uno de los hombres, ¡a María! (- Y veo inmensidad de ángeles que al oír el nombre de María, han inclinado reverenciosos su cabeza; y la luz que emanan entre todos ellos, es como un mar de luz muy clara.)