… rezo… (21:04) a (21:37)
Yo.- Amado Amor, Dios mío, releyendo lo anterior, me dice mi amado esposo, Fuerza, que en los De Belén, hay retiros mensuales y también hacen un retiro de tres días. Por favor, podrías decirme, amado Dios, a qué retiro deseas que acudamos. Gracias. ¡Te amo!
+ Así me gusta, amada Primavera, que si hay algo que no entendáis, acudís a Mí, a vuestro Dios, que tanto os ama.
Y hablo de los retiros mensuales.
Ya sé que vais, y quiero Yo Dios que sigáis yendo, a los retiros que mensualmente hace mi amado hijo Cal. Pero deseo que escuchéis también las palabras mías que salen de los labios de otros sacerdotes amados. Yo sé por qué os pido lo que os pido. Así que, hijos míos, tened la bondad de obedecer a vuestro Dios, aunque no entendáis lo que os pide. Yo sé adonde va todo lo creado por mi santa voluntad. ¡Os amo! Y os dejo con unas palabras de Mamá, que tanto os ama y tan pendiente está de todos y cada uno de mis hijos.
* Primavera, linda flor de Dios. Diles a mis hijos, los hombres, que no hay amor como el de Dios, y enséñales con tu ejemplo, con vuestro ejemplo, que se es feliz sirviendo al Padre y obedeciendo la llamada de un Dios de amor, que necesita de sus criaturas para engalanar a la Iglesia Santa con las obras de sus manos, de las manos y los corazones de todos los hijos de Dios, del Dios Vivo, que obedecen y se unen al Santo Padre.
Buscad, trabajad, influid para la unidad de la Iglesia. Yo estoy a la espera de vuestras peticiones, de vuestros ruegos, y diligentemente le diré a mi Hijo de lo que necesitáis para conseguir la unidad.
Cuando la Iglesia, la verdadera y única Iglesia de Dios, esté unida, subirá al Cielo, y Yo reinaré con Dios para Ella en el centro, en el mismísimo centro del Corazón del Único y Supremo Dios, el Dios Creador, el Dios Eterno, el Dios Purificador, el mismo Dios que amamantaron mis pechos, el que vi morir en la Cruz, el que es Hijo y Dios mismo.
Necesito de vosotros, de todos vosotros, para uniros al Santo Padre.
Yo estoy en la verdadera y única Iglesia, y quien acude a Ella, me encuentra, ya que la Madre de Dios, es Madre vuestra, y os deseo para mi Hijo, para el bien del mundo.
Y os necesito para llevar al fin los deseos del Dios al que todos amamos, adoramos, y en el que nos glorificamos. Ese Dios que es Amor, que vive en el amor y ha creado un Nuevo Mundo de amor para los hombres de buena voluntad, esos que estáis dispuestos a glorificar, a servir a mi Dios sobre todas las cosas.
Os espero, vuestra Madre os espera. ¿Quieres venir conmigo? Yo os aconsejaré y os alimentaré con el bien, con la verdad y la justicia.
Y Dios, si os ve venir Conmigo, se alegra de que améis lo que Él tanto ama, y que es: a su Esclava, a su Esposa, su Hija y su Madre.
Me llaman Santísima, y tienen razón, ya que el amor, el inmenso amor de Dios, me reservó de todo pecado. Y al no tener pecado, os hablo con la verdad de la perfección; y os suplico, amados hijos míos: amad, rendíos al amor de Dios. Yo lo hice, y no os miento al deciros, que al hacerlo seréis inmensamente, intensamente dichosos.
Decidle sí al amor de Dios.