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Revelaciones 76

Domingo, 11 de febrero de 1996… rezo… (18:28) a (18:50)

 

Yo.- Amado mío, ya ves, ha llamado mi amiga y ha hablado con Fuerza, y le ha dicho que no cree que sean tuyas, las palabras de ayer, que le dijiste en contestación a sus preguntas. Yo, me humillo totalmente ante ti, y me pongo en tus manos. ¿Qué deseas de mí, Dios mío?

+ Cuando Yo, Dios, estuve en el mundo, también padecí los desaires de los judíos, que no quisieron aceptar que Yo era el Mesías, el Redentor que estaban esperando. Yo, Dios, vine pobre, y ellos esperaban un guerrero. Ocurre lo mismo hoy. Mi niña, mi amada hija, no desea saber la verdad, la verdad de que su marido la ama y le ha sido siempre fiel, ya que, de saber y admitir la verdad, tendría que aceptar que durante tantos años, estuvo en un error, y eso es muy duro para el orgullo.

Tú, y mi amado Fuerza, sólo habéis sido mis fieles instrumentos. Ella preguntó, y Yo, Dios, contesté; y la verdad no fue de su agrado, pero aunque no sea de su agrado, la verdad sigue siendo verdad, a pesar de no ser de su agrado.

Yo soy Dios, y hablo a través de ti, Primavera, y ésa es la verdad, aunque mis amados hijos, son libres de creerla o no.

Yo, Dios, siempre he repetido que es muy difícil tener mis Locuciones, y ser mi profeta. Y no te he mentido jamás, hija mía, como tampoco miento ni mentí, cuando digo y dije, que a todo aquel que desea preguntarme, le contestaré con la verdad; mas, si la verdad no es de su agrado, Yo, Dios, no puedo mentir, ya que soy ¡Dios!

Amados hijos, si vais a preguntarme, Yo sólo os diré la única verdad. Si tenéis miedo a la verdad, no preguntéis; y si preguntáis, ateneos a las consecuencias. Soy Dios, y no puedo mentir. Y si por no gustaros la verdad, pretendéis desprestigiar a mis instrumentos, os ¡maldigo! Yo, Dios, no permitiré que dañéis el instrumento que utilizo. Como el pintor que cuida sus pinceles, que son sus instrumentos, Yo, ¡Dios!, cuido de mis instrumentos, Fuerza y Primavera, y os lo demostraré, y lo veréis y lo comprobaréis. ¡Nada más!