Sábado, 24 de febrero de 1996… Rezo… (16:20 h) a (16:44 h).
Yo.- Amado, acaba de telefonear el señor Edón, que dice pasará esta tarde a visitarnos. ¿Qué deseas para él?
+ Deseo le deis mis Escritos; anhela tenerlos, y se gozará con ellos.
Mi santa bendición bajará sobre él en cuanto llegue, y notará el amor de Dios en su corazón.
Yo, Dios, lo amo y se lo demostraré con mi santa Providencia, de hoy en adelante.
Amado mío, mi fiel hijo, Edón, que las palabras de tu Dios, que tanto te ama y amas, te llenen de gozo y paz.
Saborea la vida; que Yo, Dios, estoy en todas las circunstancias que te envuelven, aunque te parezcan adversas.
Todo lleva mi sello, y con él, mi santa voluntad.
Te amo, hijo mío, y te cuidaré como a las niñas de mis ojos.
Ten fe, no temas a nada.
En todo estoy Yo, Dios.
¡Queda conmigo y con mi paz!
Siempre te ha preocupado la persona de Judas, pero Yo te diré que no es digno de lástima, más bien de compasión, ya que él era libre, como tú lo eres, y si me traicionó, lo hizo libremente, como muchos sacerdotes y obispos, siguen haciendo.
Tú, amado hijo Edón, deseas saber si, al final, se arrepintió, y si Yo, Dios, lo admití en el Cielo Eterno. Y te diré: se arrepintió Judas, todos lo podéis saber leyendo los evangelios, ya que no estuvo contento con sus treinta monedas, y al final se colgó. Y te digo: se arrepintió de traicionar a su Dios.
Y ahora, tú deseas saber si le perdoné por quitarse la vida. Yo, Dios, tengo en cuenta siempre todas las circunstancias, antes de juzgar un alma. Yo, Dios, veo y lo sé todo, ¡todo!, y vi la desesperación de Judas por haber traicionado a Dios Hijo, y si Yo, Dios, lo vi, Dios Hijo lo vio, y juzgó justamente, como siempre lo hago, como un padre que ama y que comprende su creación.
No dudes jamás de la justicia de Dios, ya que mi justicia es el amor de Dios que da orden a las cosas. Es decir, ordeno, pongo orden a los hechos de mis hijos, teniendo en cuenta que sé y veo, la verdadera verdad de ellos.
Hijo mío, mi amado Edón, confía en Mí, y en mi amor justo.