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Revelaciones 5

Domingo, 18 de febrero de 1996…  Rezo… (10:35 h) a (10:57 h).

Yo.- Al Amor, al Dios amor, y que es ¡maravilloso! Te digo que mi amado Fuerza, habló con la señora Nora, y le dijo ésta, que desde que se bebió el agua de Lourdes, se encuentra mucho mejor. Le comentó a mi esposo, que bebió el agua en tres días, un poquito cada día.

+ Hija mía, mi amada Nora, tu fe te ha vuelto la vida que ibas perdiendo. Mi milagro está en ti. Tú lo ves y lo verás. De ahora en adelante, tu cuerpo vivirá en paz. ¡Lo sello!

¡Te amo, hijita linda, oh mi amada Nora! Tu Dios te ama, y mi amor es el más grande, el más profundo y frondoso. Mi amor tiene nombre, es Todopoderoso.

Pedid mis milagros. ¡Pedídmelos con fe y amor!, y mis maravillas os daré a través de mis instrumentos: Fuerza y Primavera. Id a pedirles, y ellos me obedecerán y os darán. No dudéis, son fieles a Mí, a Dios. Y después de escuchar mi voz, actúan rápido, a mi paso, al paso de Dios. Os aman por amarme a Mí, a Dios, y van rápidos, por obediencia, y para curar vuestro dolor. Pero os advierto nuevamente: para recibir mis milagros, hay la condición de confesaros y comulgar, si no, no los podréis comprobar en vosotros, y no será por Mí, ni por mis instrumentos, sino por vosotros, que deseáis recibir sin dar.

¡Dad gloria a Dios, cumpliendo mi voluntad!

Y por vuestra fe y humildad y amor, mi milagro podrá ser un hecho comprobado.

Y repito Yo, Dios, aunque amo a todos los hombres, ¡todos sois hijos míos!, mis milagros sólo serán derramados a mis hijos que profesen la verdad, y la verdad es pertenecer, y ser y cumplir, con mi Única Iglesia, la Católica, Apostólica y Romana.

Si me amáis, acercaos a Mí, y Yo, Dios, estoy en los Sagrarios de la Iglesia Católica, y estoy presente, fielmente, en la Eucaristía. Pues, si estoy allí, ¡acudid a Mí!

¡Os espero para amaros, abrazaros, bendeciros y escucharos!

Todo lo que me contáis, cuando estoy de Cuerpo presente, en la Comunión, va en línea directa a mi Corazón, y el Corazón de Dios, no puede negaros nada que sea justo, ya que en mi corazón, está el amor, y el amor de Dios es sin límite, y es todopoderoso.

¡Os espero, hijos míos!

Dios, Yo, os espero con los brazos abiertos, y un Corazón que os ama de verdad.

¡Venid!

¡Pedid!

Os daré.