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Revelaciones 59

Rezo…

Yo.- Oh, amor mío y de tantos. Ayer, a la una y pocos minutos, me llamó Edón, y me pidió te dijera de su parte, que es un «desgraciado» y un desagradecido; que vendió más de 300.000 pesetas en la mañana, que no le había pasado nunca, y que podía hacer frente a una factura que le tenía preocupado.

(Veo a Dios, a Jesús, reírse con agrado). Ser socio de Dios, es ver milagros de continuo.

Yo velo por mi negocio, sea humano o espiritual.

La Iglesia Católica no vive sólo del pan de la palabra, hay que ayudarla económicamente, y mi 50% es para Ella, para mi Santa Iglesia, que no abandono.

Dad limosnas al Santo Padre.

No habléis ni murmuréis tanto, de sus gastos; vuestro deber de hijos, es ayudar, por amor, a vuestra Madre, la Iglesia de Dios, ¡mía!

Haceos socios de Dios.

Yo os ayudo, por mi amor a vosotros y a mi Iglesia, la Iglesia que fundé en Pedro, ¡mi primer Pastor!

Y a ti, amado Edón, buen y fiel amigo mío y socio laboral, te bendigo, y aumento con ello, mis gracias espirituales, por tu fe, por tu audacia en asociarte con el mejor Socio.

Un Socio que no te engaña, que te ayuda y te ama, ¡Yo, Dios!

Te amo, buen Edón, y verás y comprobarás mi amor, el amor que Dios siente por ti, como por todos y cada uno de mis hijos.

Hijos míos, estoy esperando oíros, de vuestros amorosos labios, las peticiones que deseéis pedir a Dios, ¡a Mí!

Os espero, siempre os estoy esperando, y estoy en los Sagrarios;

¡este es el mayor milagro que hago, y lo hago innumerables veces al día!: mi Cuerpo, mi Sangre, Alma y Divinidad, están en la Sagrada Hostia; ¡Soy Yo, Dios!

Es mi milagro, que derramo de continuo, por mi voluntad y usando de mis instrumentos: los sacerdotes, mi ejército de salvación.

Y si uso de ellos y, aunque estén algunos en pecado mortal y no me amen, si ponen su intención y las justas palabras en la consagración, vengo Yo, Dios, y estoy en cada partícula.

Puedo, si quiero, y quiero, a través de Fuerza y Primavera, mis amados instrumentos, que me aman y obedecen, hacer verter mis milagros al mundo católico. Y lo hago porque es mi deseo. Y quien no esté de acuerdo con mi deseo, tendrá que aceptarlo, como tienen que aceptar las otras iglesias que existen, que Yo, Dios, sólo estoy en la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, la Iglesia que venera a mi Santa y Purísima Madre Inmaculada, y que mi sucesor es el Papa.

¡Meditad la Palabra que os doy!

Soy Dios, es un hecho irrevocable.

 

Rezo…

Yo.- Al Dios de los cristianos, a Ti. Te pide Edón sobre el tema de estos, tus Escritos; por el bien que le hacen a su alma, es difícil ocultarlo a su director espiritual, pero teme hablarle, por si le prohíbe hablar con los Lluvia.

+ Todo aquel que prohíba a un hijo mío, mi Palabra, lo sentencio a la muerte eterna; ¡Lo sello!

 

Rezo…

Yo.- Dios mío, te dice Edón: Tú ya conoces a todos mis familiares y amigos. Dime a quiénes debo hablar primero de Ti y de tus Escritos.

+ Cuando uno trabaja para Mí, Dios, todo es paz y armonía, la misma armonía del universo.

Yo, Dios, amado mío, mi apóstol, el caballero de María, por llevar prendida en tu corazón, la rosa roja que, hace tiempo, ya te concedió, por tu amor a su amor, y por tus servicios a la a Iglesia de Dios, te digo, hijo mío: Yo, Dios mismo, te iré acercando, con armonía, a quién debes hablar de Mí y mis Escritos. ¡No pierdas la paz!, todo está bajo mi santo y todopoderoso control.

Tú, amadísimo Edón, apóstol incansable, trabajador de la primera hora, aunque recibirás la misma paga que el de la hora última: mi Visión, la visión eterna de Dios, eternamente. A ti, hijo mío, te trato con cariño, por estar más cansado en tu trabajar para Mí, para Dios, pero verás esas muestras de cariño de tu Dios, en mi Providencia. Reza, cada mañana, la siguiente oración:

“Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo; gloria a santa María y a san José; que los ángeles me ayuden, y Dios, Espíritu Santo guíe mi persona toda, para que sea fiel y útil a la voluntad de Dios; Él está conmigo, y todo lo que ocurra, será provechoso para su santa voluntad. Amén, amén, amén.”

Vé siempre alegre y optimista, con amor de y a Dios.

Abre tu boca con prudencia y audacia.

Y vé a mi hija Dol, para que te imponga las manos; y derramaré las gracias en ti, y te daré el don del apostolado fiel y veraz y audaz, como san Pablo. ¡Vé! amado Edón, vas de parte de Dios, de mi parte, para servirme, como hicieron los Lluvia. ¡Vé!, y tu fruto de apostolado, será multiplicado por infinidades. Caballero de María, arrodíllate, que Dios desea marches al mundo con mi bendición; eres, ya, apóstol en acción. Vé, Edón, te arrojo al mundo; llevas mi sello y, con él, mi camino. Vé.

 

Rezo…

Yo.- Dios, te dice Soles-des ¿Cómo quieres que me prepare para recibirte en la comunión? ¿Te gusta el verso de mi primera comunión, que aún recito diariamente?

+ Amadísimo de Dios, tu verso me conmueve cada vez que me lo dices, ya que cada vez, tu amor, como aquél primer día, me lo das.

Yo.- (Y veo…veo a Jesús llorar ¿…?).

+ Lloro de amor, por el amor de mi amado: Gracias, gracias, gracias. El Dios de dioses, te agradece tu amor.

Yo.- (Y yo lloro, al ver el amor de Dios, salir de sus ojos: ¡Es emocionante ver cuánto nos ama! Oh, amémosle todos ¡Todos!).

+ Amadme, sí. ¡Amadme!

 

Rezo…

Yo.- Amado, amadísimo Dios ¡Mi amor! ¡Mi vida! Oh, cuanto, cuanto te amo: ¡¡Te amo!!… y sigue preguntando Soles-des: 
Si quieres decirme por qué no le contestaste a Pilatos la pregunta: “¿Y qué es la verdad?”

+ Yo, Dios, como hombre que soy, le contesté a Pilatos con la mirada.

Con ella y en ella, vio la verdad, la verdad de mi amor, del amor de Dios.

Y apartó su vista de la mía, y me dio a la muerte.

Así mismo siguen haciendo muchos de mis hijos; apartan su mirada de mi amor, que sale por mis ojos, y me siguen dando a la muerte.

La verdad, mi verdad, es que os amo ¡Os amo!

Soy Dios de amor, y por mi amor a vosotros, me crucificaron, y Yo os sigo amando y os seguiré amando.

 

Rezo…

Yo.- Amado mío, hoy vienen Zo y Kos: ¿Deseas decirles algo?

+ Sí, sí, sí.

Amados y benditos de Dios: primero os curaré vuestros cuerpos, por haber acudido a la reconciliación conmigo, en el sacramento de la penitencia.

Habéis confesado, y Yo os puedo dar a conocer mi amor, por aceptarlo vosotros.

Bebed el agua de Lourdes, que os darán mis instrumentos fieles y amados, mis hijos, Fuerza y Primavera, y comprobaréis mis milagros.

Os devuelvo la salud.

Tú, amada hijita Zo, dejarás esa tristeza, esa ansiedad que te domina, y te hace, a los ojos de los hombres, caprichosa.

Bebe y tendrás mi paz.

Y a ti, amado hijo Kos, te devuelvo la salud en general.

Y además, te anuncio que, en breve, pondré en tu camino un trabajo mejor:

¡Trabajas muchas horas, hijo mío!

Tu esposa también te necesita en casa.

Te ama y tú la amas, y vuestro amor tendrá fruto; ¡tendréis hijos!

Es otro milagro que os concedo, por vuestra humildad; por confesaros, antes de pedirme; ¡seréis muy felices!

Os doy nuevos tiempos.

Vuestra vida irá cambiando; lo sello, Yo, Dios…

Rezad para ellos otra vez, aparte de cuando tocáis el frasco de agua de Lourdes, y es para dar fruto a su legítimo y lícito amor. Yo, Dios, os lo pido, instrumentos míos, Fuerza y Primavera.

Y disfrutad del día, que saldrá el sol, anunciando, con su brillo, un nuevo día para mis amados hijos, Zo y Kos.

Os amo, hijos míos.

Tenéis el amor y protección de vuestro Dios.

Rezad, cada mañana, la siguiente oración, ésta os dará paz, ¡mi paz!:

”Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo; gloria a santa María y a san José; que los ángeles me ayuden, y Dios, Espíritu Santo, guíe mi persona toda, para que sea fiel y útil a la voluntad de Dios; Él, está conmigo, y todo lo que ocurra, será provechoso para su santa voluntad.  Amén, amén, amén.”

Rezadla, pensando en lo que decís.

Repito, os amo y os bendigo.

 

Rezo…

Yo.- Al amado. Viene hoy, Timpu, con sus dos niños. ¿Deseas decirles algo?  
+ (Se ríe). Dejad que los niños vengan.

Que me besen, en la figura de Jesusito, y encenderé mi amor y mi paz en ellos.
Y les cubriré con mi santa bendición.

Serán míos, ¡de Dios! y los cuidaré durante toda su vida.

Y deseo Yo, Dios, bebas agua de Lourdes para curar tu depresión; luego vas a confesar, y vienes a comulgar.

Deseo darte todo mi amor, el amor de Dios, que no tiene medida.

¿Vendrás a Mí, amada hija mía?

¡Dime, dile a tu Dios, que sí!

¡Te espero!

No tengas miedo de tus pecados, ya los sé, y te amo.

Tú ve a contármelos, ante un sacerdote que me representa; es que deseo ver tu amor, en la obediencia.

No te avergüences de ti.

Todos sois pecadores.

¡Todos!

Y te pido, acudas a la Iglesia, que es Madre, y le pidas analice y sentencie, si tu matrimonio fue válido o falso.

Pídele, (a tu ángel), te guíe siempre.

Gracias, amada hijita Timpu, por tus hijos.

Les permitiste nacer, y Yo, Dios, me agrado de verlos vivos y con pie seguro para poder glorificarme.

No temas a la vida, hijita mía, no te temas a ti misma, Yo velo por vosotros tres.

 

Rezo…

Yo.- ¿Sabes amado, he pensado en preguntarte si los nombres de tus ángeles son repetidos?

+ Algunos, sí; ya que su nombre va ligado a lo que Yo, Dios, espero en especial de ellos.

Yo- Es muy interesante. Cuéntame más, si quieres.

+ Quiero.

Los ángeles son espíritus puros, no tienen cuerpo, pero pueden disponer de un similar, si deseo os hablen en forma carnal.

Mis ángeles son bellos, ya que me aman de verdad, con un amor comprobado.