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Revelaciones 56

Sábado, 16 de Marzo de 1.996… Rezo… (13:10 h) a (13:25 h).

Yo.- Amado mío; ¿deseas decirme algo?

+ Sí, hija mía, el deseo de Dios es hablar a través de ti, a mi amado y fiel hijo Fistum.

Hijo mío, tu Dios no te olvida. Compra, mañana domingo, el periódico y miras las ofertas de trabajo. Hallarás en él, el trabajo que me pediste, un trabajo de tu agrado, y además, bien remunerado.

Te presentas allí, bien vestido, y ponte un poco de perfume, ¡sin exagerar! (Se ríe Dios, le veo contento). Es que estoy contento con la fidelidad de mi amado hijo Fistum, que va rezando, cada hora, la oración que le di. (No tengo en cuenta, hijo mío, las pocas veces que, sin querer, se te ha pasado). Reza esta oración, sólo por la mañana; y el día de la entrevista, rezas la que ahora te digo, amado mío:

“Por orden y autoridad del Dios todopoderoso, por su amor fiel al nuestro, que los ángeles preparen nuestro camino, en los mínimos detalles, y por la voluntad de Dios, Uno y Trino, se cumplan sus deseos, sin ningún contratiempo. Amén, amén, amén”.

Yo, Dios, por mi amor a tu amor, te ayudo en tu petición.

Y te pido, hijo mío: No guardes tu tesoro para ti sólo. Da a conocer mis Escritos. Yo, Dios, te bendigo por ello y te doy salud y larga vida. Amado mío, tu Dios no te olvida.

 

Rezo… (17:20 h) a (17:30 h).

Yo.- Amado, ahora vienen a conocer a Flos, Salmiel y Trimalus. ¿Deseas decirles algo?

+Sí, sí, sí. Yo, Dios, Uno y Trino, Dios bondadoso, magnánimo y todopoderoso, les concedo tener ese hijo que tanto deseáis. Sí, amada Trimalus, sí, amado Salmiel.

Pero, antes, os pido que confeséis vuestros pecados ante un sacerdote, y comulguéis.

Os recuerdo, amados hijos míos, ¡de Dios!, que la Santa y mi Iglesia, os pide confesar, por lo menos, una vez al año.

Pero mi deseo, el deseo de Dios, es comprobar vuestra humildad, más a menudo.

¡Acudid al confesonario y decidle al sacerdote, que me representa, no sólo vuestros pecados mortales, sino los veniales, e incluso las faltas y faltas leves, y vuestras imperfecciones e instintos de la personalidad imperfecta!

Yo, Dios, por ello derramaré mis gracias espirituales y terrenales.

¡Soy Dios!

Y cuando me amáis, Yo os doy, por vuestro amor.

¡Os amo, amados de Dios! Sed felices, como Yo lo soy, con perfección, con la perfección de dominar vuestra inclinación al mal.

 

Rezo… (20:58 h) a (21:07 h).

Yo.- Al más amado del mundo, a Dios. Rasta te pide por su marido, Hamaneom, que sufre de heridas cervicales. ¿Qué deseas hacer?

+ El más amado, el que os ama más que nadie.

¿Qué deseáis que haga, amados de Dios, al que me amáis? (Y veo cómo se sonríe. Está sentado en su Trono, y nos escucha con amorosa paciencia).

Decid, hijos míos.

Decidle a vuestro Padre, a vuestro Hermano, a vuestro Amigo: ¿Queréis la salud?

¡Así sea!

Te la concedo, amado Hamaneon. Bebe agua de Lourdes, que te hacen llegar mis instrumentos, Fuerza y Primavera.

Confiesa y comulga.

Y sé feliz de recuperar tu salud; te la concedo Yo, Dios; y si te la concedo, es que puedo hacerlo y lo hago.

Amados, el más amado del mundo, (y sonríe), os ama a todo el mundo.

Pedid, y os daré por mi amor y en unidad a la Divina Trinidad.

 

Rezo… (… h) a (21:13 h).

Yo.- Amado: Mira, pregunta sobre su novio, Urns, si le quieres decir si es la persona que le conviene. ¿Di?

+ Digo Yo, Dios: ¡Os convenís mutuamente!

Sed felices y dichosos, hijos míos.

Cuando os caséis, Yo mismo, en Espíritu, os bendeciré cuando el sacerdote me represente.

 

Rezo… (… h) a (21:22 h).

Yo.- Al amor verdadero, a Dios: Factra, padece de ansiedad, ¿Puedes curarla?

+ Dios puede y lo hace.

Bebe el agua de Lourdes, amada y bonita Factra, y confiesa y comulga, que Yo, Dios, te diré lo preciosa que eres, hija mía, mi dulce y buena niña; no ansiarás nada más que amarme y servirme, y esto haces y harás.

Mamá desea decirte algo, bonita Factra; ¡Escúchala!

* Hola, bonita hija de María, no sufras por tus hijos: ¡Son míos!, y no me dejarán jamás, y Yo los acerco a Dios.

No sufras, no temas. Mi amor, por tu amor, por su amor, los lleva de la mano. 
No te miento. Su destino es el Cielo Eterno. ¡Os espero! A ti y a tu esposo también. Acógete a la paz que Dios te da. Hija mía, mi Factra, soy tu Madre, niña bonita.

¡Queda tranquila! Soy también la Madre de Dios.

 

Rezo… (… h) a (21:27 h).

Yo.- Amor mío, te pedimos por la salud de Punta, un amigo de Edón.

+ Bebe el agua de Lourdes, que mis instrumentos te harán llegar.

Oh, amado, mi tan amado hijo Punta: No seas tan precipitado.

¡Te doy mi paz!

Confiésate, y ven, ¡ven! a comulgar; tengo ganas de reírme con tus ocurrencias tan divertidas; te amo mucho, hijo mío, de Dios, del Dios que vivo en los Sagrarios, y que pertenezco a la Santa y Única Iglesia Católica, Apostólica y Romana.

 

Rezo… (… h) a (21:32 h).

Yo.- Amor mío, Azul quiere algún consejo para llevar mejor su tienda.

+ Yo, Dios, lo sé todo y, por saberlo, puedo decirlo.

Azul, bonita mía, sonríe, sonríe con amor de Dios, a todo el que venga; sé paciente.

Te amo, bonita mía, eres amada por tu Dios, y eso tiene un valor infinito.

Sigue rezando, que tu futuro marido llegará pronto, muy pronto, a tu destino. (Y sonríe con ternura).

 

Rezo… (… h) a (21:34 h).

Yo.- Dios mío, Ditubreni, pide tu opinión sobre su idea de diseñar una prenda original.

+ Amados, la mente no tiene límite: es libre y está al servicio del hombre.

Puedes poner tu mente al servicio del mundo, es útil y es lícito que se perfeccione lo conocido.

Un abrazo, amigo de Dios, hijo mío, Ditubremi.