Rezo… (9:26 h) a (10:15 h).
Yo.- Amadísimo Dios, que tanto y tanto nos amas, mi libertad te dice sí, sí, sí, a lo que Tú quieras de mí.
+ Y Yo, Dios, este sincero y amante sí, lo valoro en mi Corazón y me place, y place a Dios el sí del amor de los hombres.
¡Dadme vuestro libre sí, y el mundo cambiará bajo vuestra obediencia, por amor a Dios!
Yo.- Y Amado mío, te pregunto por Pelicerpo, que no sabe si la oración que diste a sus hermanas para encontrar el verdadero amor humano, serviría para encontrar la mujer de su vida. Sufre mucho, porque la novia que tenía, le dijo que no era virgen, y rompió con ella, porque los celos y la desconfianza no lo dejaban vivir en paz; y ahora tiene momentos de fiebre y se encuentra muy mal, al recordarla.
+ Hijo mío, amado Pelicerpo, la mujer de tu vida, ésa que será la madre de tus hijos, la buena esposa, comprensiva y fiel compañera, la que te amará con tus cualidades y defectos, en todo tiempo y ocasión, ya la he puesto en tu sendero. Aún no la conoces, pero, en breve, reconocerás su rostro, que está dormido en tu alma y en tus buenos y lícitos sentidos; ¡Seréis muy felices, hijo mío!, ya que Yo, Dios, os tengo elegidos desde antes de los tiempos, para que con vuestra santa unión sacramental, viváis felices y me deis gloria, con los hechos de vuestro santo matrimonio.
Puedes, hijo mío, rezar la misma oración que di a tus hermanas, que al igual que tú, amado Pelicerpo, tendrán la dicha de saborear, lo que decís: “El cielo en la tierra”. Y es mi voz quien te lo dice, y es mi Providencia, que se cumplirá a su tiempo.
Id tranquilos, no os desesperéis; os encontraréis en el momento y lugar, que Yo, Dios, tengo previsto.
Mientras tanto, conservad vuestra pureza y castidad.
Disfrutad de lo bella que es la vida cuando uno cumple con mis mandamientos y utiliza mis sacramentos.
Amad y honrar a vuestros amados padres; ellos os aman por ser sus hijos y por ser mis hijos.
Disfrutad de mi Providencia por tener unos padres normales, que os han dado a conocer la única verdad que vence al mal en general. ¿A quién os han dado a conocer? (Y se ríe como un niño. ¡Esta tan guapo! ¡Me lo comería!, por mi amor). A Mí, a Dios. ¡Vaya suerte que tenéis, hijos míos, tan amados!
Pero no hay muchos que han tenido la misma gracia, y ha sido por la libertad de sus padres.
Por eso, Yo, Dios, deseo améis la libertad, la libertad con que vuestros padres me aman.
Yo, Dios, los bendigo con mis dos manos.
Y a cada uno, por petición de mi Madre, María, su madre, les doy la rosa roja, como caballero y dama de honor, de la más bella de todas las criaturas, por su humildad, que Yo, Dios, no le di, sino que ella, libremente, me ofreció. ¡A María!, bendita entre todos mis hijos, amada hasta el infinito, por Dios Padre, por Dios Hijo y por Dios Espíritu, ¡por Dios mismo, en sí mismo, en su unidad y en su desdoblamiento! María, ¡María! La que da calor a la Iglesia de Pedro; la que consuela a las almas del Purgatorio; la que acude presurosa, a cualquier hijo que diga su amado nombre:
¡María! (Y lo dice con un amor que sale en cada letra de su nombre).
Yo.- Amado Dios, Edón, dice que leyó en una revista, que el microondas no perjudica los alimentos: ¿Es cierto?
+ Buscad lo más natural. Lo natural, no daña jamás.