Saltar al contenido

Revelaciones 53

Jueves, 16 de Enero de 1.997 Rezo…      10:17h. a 10:46h.

Yo.- Amor mío, Dios Uno y Trino, nos acogemos a ti y a tu santa Providencia.

+ Hay que saber trabajar, con la mente y el corazón, sometidos a vuestra firme vocación de fieles hijos de Dios, y esperar con paciencia, dulzura y total humildad, mi santa Providencia, que no ha de tardar. A veces, demasiadas veces, os creéis, amados hijos del Dios vivo, que si estáis sin “hacer nada”, es decir, sin movilizaros para conseguir algo necesario, es que no es justo. Y no es así, amados de Dios; soy Yo, Dios, quien muevo, a mi voluntad, los acontecimientos; vosotros, amados míos, rezad; y con fe y alegría interior, esperad; ya que si habéis cumplido Conmigo y, por hacerlo así, os movisteis en su momento, nada debéis temer; debéis aprender a esperar; eso os cuesta, ya que creéis que todo lo hacéis vosotros; y no, soy, Yo, Dios, quien ejecuto la providencia divina, para los hijos que vivís bajo el amparo de mis Alas.

Los hijos que vivís en mi santa gracia, los hijos que camináis por mi camino, cuando rezáis el Credo, decís: Creo en Dios todopoderoso; pues, si crees, espera; y mientras esperas, vive feliz y tranquilo, esperando con paz y alivio, mi santa providencia, que no ha de tardar, y, que a veces, si tú, por tu precipitación, te mueves y actúas por tu cuenta, cuando Yo, Dios, te he dicho: “espera”, aún entorpeces mi labor, la labor de Dios, del que dirige tu vida entera, por darme tú, tu amor, y unirse éste, al Mío.

No te estés sin hacer nada, y reza; no es que, por rezar, Yo, Dios, avance mi santa providencia, no.

Una sola vez y de corazón, lo que me pides, lo que me dices, ya me pone en acción; mas, si rezas, es para darte paciencia y saber esperar mi santa providencia.

Si vuelves a rezar, y es bueno que lo hagas, te lleno Yo, Dios, de mi santa gracia, y con ella, vives tranquilo y en paz; en la confianza óptima, de que todo es providencial, y a su tiempo, os daré un maravilloso final.

Amados míos, esperad con fe, con la confianza puesta a mis pies.

Yo, Dios, os amo; Yo, Dios, soy todopoderoso.

¡Adelante! Vosotros id siempre adelante, trabajando junto a Mí, a Dios Espíritu Santo, que soy el que, en definitiva, os mando; Yo, Dios, os anuncio buenos tiempos, tiempos fructíferos, para los que anunciáis mi mensaje: ¡El catolicismo!

No os desaniméis y rezad, rezad, rezad; ya sabéis que Mamá está con Nosotros, pues ya estamos toda la familia; la humana y la Divina; ya que Santa María, por ser Madre mía, por formar mi cuerpo humano según su propia sangre, ya no sólo es humana, sino que se “divinizó” por su santa vocación de Madre mía, de Dios.

Acudid a Ella, que enlaza el Cielo y la tierra.