Martes, 14 de Enero de 1.997 Rezo… 18:31h. a 19:09h.
Yo.- Amado mío, mi Dios, mi Señor, Padre mío; a ti, amado Espíritu Santo, acudo a ti, Dios mío, contéstame.
Esta mañana me he encontrado muy bien, he ido a hacerme unos análisis de sangre, y luego, con Fuerza, lo he acompañado a varios recados. He comido después del análisis, pero a eso de la una y pico, al mediodía, de repente he vuelto a encontrarme mal, como ayer; y cuando he llegado a casa, he comido y he vuelto a tener sueño, y, sin poder evitarlo, he vuelto a dormirme. ¿No es porque estoy en estado? Dime, Amado mío.
+ Realmente, al estar en estado, estás más débil y cansada, pero no ha sido este, el motivo de tu descontrol físico. Volvió Satanás a las andadas, a hacerte sufrir, a martirizar tu cuerpo, ya que por ti, su espíritu maligno también sufre, ya que hoy, otra vez, el Santo Padre, Juan Pablo II, ha estado pendiente de mis Escritos, que Yo, Dios, te dicto. Son fechas importantes para la Iglesia universal, para el catolicismo.
Aprende a sufrir por ti y tus hermanos en la fe mía, de Cristo. Te dije que sufrirías por amor a Mí, a Dios. Y Yo, Dios, amo a mi Santa Esposa, la Iglesia Católica. No temas, Satán desea dañarte, destrozarte, y mis Ángeles te protegen, y te viene el sueño. Cuando duermes, descansas de tu cansancio, y mientras duermes, no actúas, no te mueves y no cae el peligro en ti. Yo, Dios, permito, pero al mismo tiempo, se hace mi Voluntad. Satán te da el dolor. El sueño reparador te lo doy Yo, Dios, que además te inmoviliza y te preserva del mal que te rodea. Acepta ser mi bella durmiente. Mientras duermes, avanza mi Voluntad. Te amo, bonita niña, mi flor dormida, que a través de ti, se cumple la profecía, de que al final de los tiempos, habrá paz en mi Santa Iglesia, ¡la Católica!, la que el Santo Padre dirige con amor de esposo, para el bien de la Esposa. Y a él le digo:
Amado y fiel hijo mío, únete a los que tanto te aman. En ellos y con ellos, encontrarás la fuerza de salvar a nuestra Iglesia. ¡Hay muchos santos que esperan tu veredicto para así obedecerte, amado y buen hijo mío! Oh, luz de mi Luz, amor de mi Amor, pastor de mi rebaño, ¡cuenta con los santos! No pienses en los infieles, ¡únete a los fieles!, y haced una Iglesia fuerte. No te importe el qué dirán. Yo, Dios, digo que es de justicia, que los santos se reúnan en el corral de las bienaventuranzas. ¡Ellos te ayudarán a llevar flores olorosas al Altar, donde estoy Yo, Dios, crucificado! ¡Que no tiemble tu mano, amado Karol! ¡Golpea tu puño de hierro! No tengáis miedo. Hay multitud de santos que te apoyarán el hecho, y respaldarán tu voz, la voz que no sonará en los desiertos. ¡Yo, Dios, estoy contigo! ¡Yo, Dios, estoy con ellos! Olvidaos de los infieles; a éstos, los tengo marcados, como bueyes para llevar al matadero, a estos, Yo, Dios, he dado orden a sus Ángeles, para que tropiecen en sus mismos enredos. ¡Están acabados! ¡Están muertos! Amado Karol, únete a los santos de los últimos tiempos. ¿Sabes de quiénes te hablo? Sí, de esos mismos, ¡de ellos! No te importe lo que diga el mundo, ni los infieles ¡Hay que salvar a la Iglesia del fuego eterno! No es, no sería justo, que por los malvados, los santos tuvieran que seguir viviendo casi a escondidas. ¡Es hora de que los santos hablen y enmudezcan los malvados! ¡No te importe el qué dirán; medita lo que te digo, amado hijo mío! ¿Es justo? Si es justo, ¡cúmplelo! Yo, Dios, agarro tu puño, Yo, Dios, lo alzo, Yo, Dios, lo hago caer ante el mundo, y el mundo observará nuestro poder, el poder del Cristo en la tierra, de tu poder, que es el mío, ya que tú Karol, hijo mío, eres el Papa, el elegido por mi Santo Espíritu, el regido por Yo mismo. ¡Golpea! ¡Golpea! ¡Golpeemos los dos juntos, tú y Yo! Te doy mi bendición y con ella te entrego mi fuerza, la fuerza de Dios, que es más que potencia; es grandeza, es justicia, es salud, amor y vida. Soy Yo mismo, Dios. ¡Dios Uno y Trino! ¡Golpea!, hijo mío, ¡golpea!
+ Haced llegar mis palabras al Santo Padre. ¡Es mi mandato! Soy Yo, el Santo de los santos.