Miércoles, 20 de septiembre de 1995… rezo… (10:09) a (10:27)
Yo.- (Estaba rezando mis oraciones personales y Dios me pide que escriba.)
+ Hijos amados, hay pobres hoy día, que van bien vestidos y tienen casa propia, pero que debido a las circunstancias, sea por falta de empleo, enfermedad u otros problemas, son pobres. Quiero, Yo, Dios de misericordia, que os ocupéis de ellos. Necesitan de vuestro dinero. Yo lo he permitido para que, a través vuestro, se acerquen a mi Inmaculado Corazón. Pensad en ellos, y os ordeno que los ayudéis. Yo os daré el doble de lo que deis, en mi Reino y, aquí, mi ayuda y mi consuelo.
Pido encarecidamente por estos pobres, ya que ellos no saben pedir. Vuestra caridad es que les deis, aunque puede que, en propiedades, tengan más que vosotros. No es solución pensar: “que vendan su coche, o su casa, y se vayan de alquiler”. ¡No es tan fácil vender! Estos pobres necesitan una ayuda ¡hoy! ¡Ahora!… el Domund está en tu casa de al lado, en tu hermano.
No es excusa, que tengan padres o parientes que puedan ayudarles; a veces, no quieren hacerlo, y ponen a estos hijos míos en un desespero. Mi deseo es que procuréis con los necesitados que estén a vuestro lado. Y cuando deis, no espiéis en qué lo gastan. Y no tengáis celos si, al poco tiempo, se recuperan de su indigencia y encuentran algún empleo, en el que quizás ganen más que vosotros. Miraos a vosotros mismos. Yo quiero que se recristianice con esos pobres y vuestro dinero.
Sedme fieles, amados hijos de mi Corazón. Mi Madre será dichosa al veros dar: Ella os lo dio todo, y quiero que la imitéis. Vienen tiempos buenos de caridad. Mi amor habitará en todo corazón.