Martes, 28 de Enero 1.997 Rezo… 11:14h. a 11:54h.
Yo.- Amado Dios y Señor Jesucristo, me ha dicho Bondad, que el joven que hace espiritismo, le pidió si Tu le habías dicho unas palabras para él, y Bondad, le dijo lo que Tú dijiste: “Que de momento no hablabas con él, y que fuera a confesar y a comulgar.” Este joven se puso triste y dijo: “¿Tan malo soy? No soy tan malo. Yo no quiero saber nada del Demonio.” Te lo digo, Dios mío, ya que cuando Bondad ha acabado de explicármelo, he sentido Tu voz en Mí. ¿Deseas decir algo, amado Dios y Señor del universo?
+ ¡Yo soy Dios! Y no hay otro Dios más que Yo, y todo aquel que me suplante es malo y merece perecer en las llamas eternas del Infierno, junto a quien sirve, ¡a Satanás!
Amado hijo Hoanchu, niño mío, de Dios: ¿qué has hecho? Te he dado un cuerpo físico que contiene un hermoso espíritu, un alma delicada, y, ¿qué haces? Te me has vendido a Satanás: si no rectificas a tiempo, vas a sufrir no sólo de miedo, sino que tu vida será una continua desgracia.
Yo, Dios, el único Dios verdadero, te busco, y tú te se me escapas. Eres malo, ya que haces maldades; no sólo uniéndote a Satanás, el Diablo, mediante conectar con los malos espíritus, sino por mancillar tu cuerpo, el cuerpo tuyo, que es el que contiene mi Espíritu, por estar bautizado. ¿No eres cristiano? Pues, ¿por qué te vas de mi lado, del lado de Dios? Y, ¿qué haces? En vez de estudiar la Doctrina Católica, tuya, por estar Bautizado, vas a lo fácil, a lo espectacular, ¡a Satanás! Rectifica, ya que eres libre, ¡libre! Y aún no te has enterado de que eres libre, por ser mi hijo amado, el hijo del Altísimo, hermano mío, de Jesucristo.
Puedes ser muy feliz, Yo, Dios, te lo garantizo.
Tu físico es el ideal para ti. Si no fuera así, Yo, Dios, te habría dado otro.
Tú puedes ser un gran intelectual, y darme gloria y servicio, con tu gran corazón, que es tan sensible, que sólo Yo, Dios, te comprendo bien.
Ve a confesar y a comulgar.
El otro día bebiste agua de Lourdes, que por mi voluntad, la voluntad de Dios todopoderoso, pedí te dieran para darte vida: ibas muerto, hijo amadísimo, mi pequeño y gran Hoanchu. Ahora, tu conciencia empieza a pensar en el bien y en el mal; antes, todo era lícito, no veías nada malo. Pues déjame decirte, amado mío, que la maldad existe, existe en este mundo y en el otro. Pero si vives bajo mi protección, la protección de Dios, ¡El que soy! Cumpliendo mis diez mandamientos y los cinco de mi única y Santa Iglesia, la Católica, Apostólica y Romana, acudiendo a la confesión y comunión frecuentemente, ¡nada ni nadie podrá contigo! Ya que Yo, Dios mismo, estaré siempre, en todo momento y lugar, a tu lado; soy Yo, Espíritu Santo. Y todo te será para un bien, y no tendrás miedo, ¡nunca más! Y si por un momento te viene, vas a comulgar, y Yo, Dios, que me uno a los que no tienen pecados, por haberlos confesado, te abrazaré tan fuerte, que sentirás mi amor, el amor de Dios, que morí en la Cruz, también por ti, amado Hoanchu, para que pudieras tener, por Mí, por Dios, el perdón de tus pecados, de tus errores, de tus tonterías.
Y sí, estoy vivo, físicamente y espiritualmente vivo, en cada partícula de la Sagrada Hostia. ¡Ven, ven, ven! Como ves, no te abandono, pedí a Bondad te entregara el agua de Lourdes, que por mi Santa voluntad, hay el milagro de la caridad, de amarme a Mí, a Dios. Yo, Dios, quiero que tú, Hoanchu, me ames, mas quiero que lo decidas libremente. Y te pregunto Yo, Dios: ¿Has sido feliz hasta ahora? Pues, ¡ven a Mí, a Dios, libremente, y te daré la felicidad terrena y Eterna!
Si supieras cuánto te amo, oh hijo mío, mi Hoanchu. Si supieras lo muchísimo que te ama mi Madre, la Madre de Dios, la Santísima Virgen María. Besa su rostro, en la estampa que te darán, junto a éstas mis palabras, y, ¡enamórate de tu Madre! Ya que Santa María es Madre tuya y Mía, y… te ama tanto. Escucha con atención lo que te dice la Madre de Dios:
*Hijo mío, mi Hoanchu, no te escondas de mí, yo soy la dulzura. De mí no tengas miedo, soy una simple mujer que amé a Dios y libremente le dije que sí a su amor. No tengas miedo de Él, Dios Creador también es Jesucristo Redentor.
Mira los ojos en la estampa que te darán de Él, y verás que no tienes nada que temer, ya que verás que te ama y que es bueno.
Ven conmigo a Él.
Te quiero mucho, hijo mío, mi amado Hoanchu.