Martes, 11 de Junio de 1.996 Rezo… 8:25 h a 9:12 h.
Yo.- Amado Dios, tengo varias preguntas de Golis:
Pregunta de Golis: “Cuando mi hija Salisa está enferma, le impongo las manos y pido por su curación. ¿Tú, deseas que se haga? ¿Das tu poder de sanación a través de la imposición de manos de los padres a sus hijos?”.
+ Amadas mías, Yo soy el amo de la vida, soy el dueño de la muerte: ¿qué haces cuando impones las manos a nuestra hija?: Me pides por su curación, acudes a Mí. Si sana, no eres tú quien la ha sanado, sino, Yo, Dios. Podéis, los padres, rezar por la curación de sus hijos, y mientras me lo pedís, podéis imponer las manos. Pero soy Yo, Dios, y sólo Yo, Dios, quien tiene el poder milagroso de la salud. Te amo, amada Golis, y te impongo mis santas manos, y por beber el agua de Lourdes, que te dieron mis amados y fieles instrumentos, te sano el alma y el cuerpo. (Y Jesús sonríe dulcemente al decirlo, y con su sonrisa veo su poder.)
Yo.- Pregunta de Golis: “¿A mi hijita, la tengo que llamar Salisa o Salisa María?”.
+ ¿Cuál es su nombre? ¿Por qué se lo pusiste? Llámala por su nombre, es suyo.
Yo.- Pregunta de Golis: “Me han dicho que debo adelgazar. Si es tu voluntad que adelgace, ¿qué debo comer?”.
+ No es tanto lo que comes, sino el poco tiempo que descansas, lo que altera tu cuerpo. Busca otro trabajo, y cuida de tu niña. Yo Dios te daré mi santa Providencia, tú la verás. ¡No comas tanto dulce, ni tanta pasta! Come sólo cuatro veces al día. Y repito, trabajas demasiado, hijita mía. Descansa tranquila, sabes que Yo, Dios, y la Virgen Inmaculada, te cuidamos; descansa tranquila en nuestros brazos. Oh, amada y bendita Golis.