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Revelaciones 48

Rezo… (11:23 h) a (11:48 h).

Yo.- Amor mío y Dios mío. Gracias por ayudarme a mis peticiones de humildad. Ayer llegó mi amado esposo Fuerza y me comentó que hay un familiar nuestro que nos va desacreditando ante los otros familiares. Yo, al principio me dolí y me rebelé de tal injusticia… pero luego acudí a tus brazos, Dios mío, y me arrojé en ellos. Mejor que no nos quieran, a que duden, que nos juzguen; así puedo amarte más a Ti, ya que tu fidelidad, Dios mío, es amorosa y me abraza el corazón. ¡Que no me quiera nadie!, ¡nadie! Sólo Tú, Dios mío, sólo Tú me bastas. Debo aprender de Fuerza; él confía plenamente en Ti. Yo, aunque lo hago, parece como si me gustara demasiado que me apreciaran, y no me gusta que digan de mí: “Es una santita”, aunque lo digan con cariño. ¿Me comprendes, Dios mío?

+ ¿Cómo no voy a comprender a mis hijos? Te ocurre lo que debe ocurrir. Eres mi preferida, por eso permito que sufras, pero a la vez, ante tu humildad, te lleno de paz. Si recuerdas, ya te dije que te despreciarían, te humillarían y te dañarían. Eso es lo natural que acontece a todo buen hijo mío, de Dios, tenga o no Locuciones mías. Pero jamás os pueden dañar, ya que con vuestra humildad, Yo, Dios, me apresuro a daros mis gracias espirituales, y, con ellas, mi santa paz.

No te moleste, amada mía, te llamen santita; si sigues fiel a Mí, a Dios, serás una gran santa, por estar conmigo en el Cielo, muy cerca de mi mismo Centro. (Y se ríe). Me río porque sé que no deseas ser santa de altar. Te amo, Primavera, como amo a todos mis hijos que hacen apostolado, y muchos de ellos, son de los de De Belén, mío. Yo, Dios, deseo deciros que mi siervo Ris, goza viendo a su hijo Fuerza, que tanto ama, y que si dejó su grupo, fue para ir en busca de lo que Yo, Dios, tenía previsto, y que se cumple con estos mis santos Escritos.

Fuerza, me pide “el padre”, mi hijo Ris, te bendiga, no con una mano, sino con las dos. Y Yo, Dios, así lo hago, y él lo hace conmigo.

Como a él, no os entenderán; y como a él, serán los “buenos”, quienes os harán sufrir más.

Pero Yo, Dios, estoy por encima de todo, y si es mi deseo, que Fuerza y Primavera me representen en este siglo, se cumple mi deseo; se cumple, por ser el deseo de Dios. Y mi veredicto es que sea así, y así es.