Saltar al contenido

Revelaciones 44

Jueves, 6 de junio de 1.996   Rezo…      11:57 h a 12:46 h.

Yo.- Amado Amor, a Ti, Dios Mío, Golis te pregunta:

Yo.- Pregunta de Golis: “Te pregunto por mi hija de quince meses, Salisa: ¿Lleva el sello de lo que yo he pasado, mi sufrir, (soy madre soltera); está marcada, o la Virgen la protegió? ¿Deseas curarla?”.

+ Es bueno que te digas la verdad, que pecaste y que te arrepientes.

No justifiques tu ilícita unión sexual. Sé veraz y justa, contigo misma, amada y buena hija, mi fiel Golis: Pecaste contra Mí, contra Dios, contra el Dios que tanto te amo: Eres pecadora, amada y buena Golis: Todos los hombres pecáis, y algunos, varias veces al día. No te sientas diferente a los demás, no te sientas un “bicho raro”. Tú, amada y fiel Golis, pecaste contra Dios y su santa justicia. No digas que fue por amor: No te engañes a ti misma, hijita mía. Fue por pasión, por la lascivia. El amor está en la unión sacramental del santo matrimonio.

Acepta que no andaste mi camino, el camino de Cristo. Si lo aceptas, te llenarás de paz, ya que vencerás a tu soberbia, la soberbia de cambiar mi doctrina.

Amor no es pasión. Y el canalla del padre de tu hija, es eso, un canalla, a pesar de lo mucho, de lo muchísimo que Yo, Dios, Uno y Trino, lo amo. Y tanto que lo amo, que morí en la cruz por él, precisamente por él también, como por ti, y por el fruto de vuestra ilícita unión, por mi amada hijita linda, Salisa, a la que la Virgen María tanto ama.

Sí, ella lleva el sello de todo lo que has hecho, y que por vuestros hechos, has pasado y sufrido tanto. Yo, Dios, la curaré: Derramo mi milagro en mi pequeñita Salisa. Instrumentos de Dios, amados Fuerza y Primavera, preparad agua de Lourdes para mi niñita, mi preciosa Salisa. Que beba y sane de cuerpo y alma.

Amada Golis, Yo, Dios, tenía que decirte la verdad; soy Dios y no puedo mentir. Y con mi verdad te digo: Amada y linda Golis, eres buena, ¡eres buena! Pero, como el resto de mis amados hijos, eres imperfecta. Pero siendo imperfecta, tú, Golis, eres buena, por acudir a la confesión, al sincero arrepentimiento de tus pecados. Mas, te prohíbo, fíjate bien lo que Yo, Dios, te digo: Te prohíbo, amada y bonita Golis, que sigas engañándote, diciendo que tus relaciones sexuales fueron por amor, ya que si piensas esta mentira, te encadenas al pasado, por no querer aceptar tu pecado.

Tú, pecaste, te confesaste, y estás en paz conmigo y con el mundo; aún te diré más; Yo, Dios, ¡Dios!, te bendigo. Y te bendigo por no abortar el fruto del pecado. Y con mi bendición, sacudo de ti, amada y fiel Golis, el desprecio que a veces sientes por tu hija Salisa, a la que la haces culpable de la infame acción de su padre al abandonarte. ¡No pienses más en él! ¡Nunca más! Y si acude a tu mente, di esta jaculatoria: “Dios mío perdóname por mi pecado”. Y no pienses en que él es tu meta. Tu meta soy Yo, Dios.

Y tal como te dije, te acercaré al verdadero amor, ese amor, que no es sólo pasión, que también lo es, pero que es ante todo, caridad cristiana. Es amarme a Mí, a Dios, y por amarme a Mí, a Dios, amaros los dos. ¡Sólo este es el verdadero amor!

Y el amor, Yo, Dios, lo veo y lo compruebo con vuestras obras; y te digo: ¿Crees, por las obras, amada y buena Golis, que el padre de Salisa, te ama en verdad a ti?

Mira la realidad de las obras. Utiliza el sentido común, y contéstate. Y tu contestación te llenará de paz para seguir la senda de la santidad. Tú, Golis, estás destinada a ser santa, a pesar de ser madre soltera. Lo importante es que eres madre, una buena madre. No dudes. Te lo digo Yo, Dios, que todo lo veo, que todo lo sé. (Y veo a Jesús, a Dios, sonreír, y con su sonrisa desea tranquilizar a Golis, ya que esa sonrisa suya, noto que me tranquiliza.) Todo lo mío, todo lo de Dios, da paz, a pesar de decir la verdad más cruel; junto con ella, Yo, Dios, doy la santa paz. Y escucha a Santa María, que habla para ti, amada Golis, mi linda y buena hija.

* Bonita, bonita Golis. No sufras por nuestra hija Salisa. Yo, María Santísima, la cuido, como te cuido a ti. Anda, sonríe, Golis. Tienes toda la vida para ofrecérsela a Dios, en remisión de tus pecados y los pecados del mundo.

¡Quiero que seas feliz!

Si me amas, y me amas, limpiarás tu corazón de los malos recuerdos y llenarás tu alma de Dios. Y si tienes a Dios, tienes a María Inmaculada. Donde va mi Hijo, yo, lo sigo.

Él sufrió; yo sufrí.

Él se dio; yo me doy.

Allí donde está Dios, está mi hijo, Jesucristo, Dios mismo.

Sed felices todos los pecadores, ya que yo María, la que jamás pequé, os di por mi sí, la realidad de Dios en unidad.

Sin mi sí, Jesús no viviría, mas Dios Hijo, tuvo cuerpo físico, por «crearse» en Mí, en María Inmaculada. Y Dios Hijo, es Jesús.

¡Viva la Trinidad Santísima!

Amadme, amad a María, ya que si Dios os perdona los pecados, es por la muerte de Sí mismo en el cuerpo de Jesucristo. Y Dios Hijo, tiene cuerpo porque yo, María, libremente se lo di.

Y os pido a todos los esposos: Decid sí a Dios, y que vuestro sí, sea dar hijos al mundo. Como Yo, María, dije sí, vosotros decid sí, y que todo acto sexual en el matrimonio, esté abierto a la vida.

La vida es de Dios; del que Yo, María Inmaculada, le di la vida, de Jesús, ¡Dios!