Domingo, 29 de Diciembre de 1.996 Rezo… 14:55h. a 15:41h.
Yo.- ¡Dime!
+ Yo, Dios, tu Dios, el Dios de mi única y Santa Iglesia, la Católica, Apostólica y Romana, te digo a ti, mi fiel instrumento, mi amada hija Primavera: Hoy, que celebráis el día en recuerdo de la Sagrada Familia, mi Familia, la Familia de Dios en Santa Unidad, te digo y quiero que quede constancia de ello, constancia pública, el que tú, hija mía, te debes a tu familia terrenal, y te debes a ella por pertenecer al parentesco de la Sagrada Familia, por ser Yo, Dios, tu Padre, tu Hermano, y Santa María, nuestra Madre, tuya y mía, y de todos los hijos de Dios. Y digo Yo, Dios, esto, para darte aviso del gran cambio que acontecerá en breve a tu vida; muchos acudirán a ti, por Mí, mas Yo, Dios, te digo que, ante todo, eres madre y esposa, esposa y madre, y aún así te quedará tiempo y te sobrará, para cumplir con tu misión de mensajera de paz y amor entre Yo, Dios, y los hombres de buena voluntad. Cuando alguien desee preguntarme algo, ante todo, acude a Mí, a Dios, y Yo mismo, te diré si debes recibirlo personalmente o puede acudir a Mí, a Dios, escribiéndote, y contestándole mi santa Voluntad por correo, por teléfono o por fax o mensajero. Yo, Dios, decidiré, y tú obedecerás, fiel a Mí; eso harás, y que nadie intercepte a mi santa Voluntad, ni mi bien amado hijo Fuerza, tu esposo bueno y fiel, ya que Yo, Dios, y sólo Yo, Dios, sé de lo que precisan mis hijos. Y sé si bajo su manto de cordero, es un lobo traicionero; y sé, si bajo su indiferencia, necesita de tu presencia, y que con tu mano le des mi paz y mi amor, el don que te di Yo, Dios, o si es preciso esperar para contestar, o es urgente que reciba mi santa Voluntad. ¡Que nadie se haga Dios! Vosotros obedeced, y las maravillas que a través vuestro haré, brillarán en los corazones sedientos del Agua Viva, de mi Voz, de mi Palabra, de mis milagros. Eso haréis, unidos y juntos todos, como la Sagrada Familia, que siempre estuvimos juntos y unidos, bajo la santa Voluntad de Dios, del cual, Yo soy Dios Hijo.
No aceptaréis nada, nada, de nadie; ni alimento, ni ninguna clase de regalo; ¡os lo prohíbo terminantemente, Yo, Dios! Que os den su gratitud, rezándome por vosotros y dándome gracias a Mí, a Dios, al que soy, seré y fui. Deseo vuestra humildad, ya que espero vuestra santidad; no os quiero para utilizaros en la tierra, os quiero para vivir eternamente en mi Cielo eterno.
Haced copia de mis santas palabras de este día de hoy, y adjuntarlas a todo aquel que pida por Mí. Y no hace falta que mis contestaciones las pases a máquina, ya que no tendrás tiempo, por tener demasiado trabajo. Atiende, amada Primavera, mis asuntos, enseguida que te lo pidan y puedas ocuparte de ellos. No hagas esperar a nadie sin necesidad, anda a mi paso, y mi paso es veloz; ya que soy Dios, tu mano tendrá alas, y por tu mano y a través de ella, los hombres sentirán mi amor, el amor de Dios en Santa Unidad, en su corazón.
Si ves a alguien sufriendo, acude tú o Fuerza o cualquiera de tus hijos a él, y le haga saber que tú, amada Primavera, tienes mis santas locuciones, y que a través de ti, pueden preguntarme y pedirme a Mí, al Dios Todopoderoso, al Dios Creador y Redentor, y que a través de ti y de tu amado esposo, Fuerza, Yo, Dios, derramo mis santos milagros, si éste es su ruego y mi santo Deseo, deseo en unidad a Santa María, mi Madre Inmaculada y su Madre, la Madre que a todos ama; ¡no os olvidéis de rezarle el Santo Rosario!
¡No os olvidéis de cumplir los cinco mandamientos de vuestra Santa Madre Iglesia!
¡No os olvidéis de cumplir mis diez mandamientos de la Ley de Dios!; ¡acudid a la confesión de vuestras faltas y pecados!; ¡venid a la comunión frecuente Conmigo, con Dios, que tanto os amo, que me doy todo entero, uno a uno!, y no os olvidéis de rezar cada día un Padrenuestro.
Eso es lo que Yo, Dios, quiero, además de que queráis al Santo Padre, y, obedeciéndole, me améis a Mí, a Dios; y cumpláis con mi gran mandamiento de amor, el que me améis ante todas las cosas y personas.
Sed buenos, haced siempre el bien. ¡Alejaos del mal y del malo!, pero no hagáis mal a nadie, a nadie. Yo, Dios, haré vuestra justicia. ¡Dejad que os proteja y que sea Yo mismo, vuestro Padre Celestial, el que me vengue de vuestros enemigos!; ¡no os quejéis de nada ni de nadie!
Si vivís en mi Gracia, en gracia de Dios, por haber confesado, en la confesión individual ante un sacerdote, vuestros pecados y faltas, ¡vivid tranquilos!, ya que todo, todo, todo cuanto os pasa, es providencial, es para un bien. No dudéis, y tened calma, ya que Yo, Dios, acudo siempre en respuesta de vuestras peticiones; mas acudo a mi hora, a la hora en que es perfecta mi santa aparición. Y reza, reza, reza. Y cuánto más apurado estés, más debes rezar, y le añades a la oración, el ayuno y algún sacrificio; el que más me agrada, es el que vence a tu imperfección; y en vez de quejarte, me das gloria, das gloria a Dios, a Mí, por lo que te pase, por eso mismo que rezas, para que Yo, Dios mismo, lo aparte de ti. Hazlo así y beberás en las aguas de mi santa misericordia, la infinita, la sublime misericordia Del que todo lo puede.
Acudid a la Sagrada Familia: al Niño Jesús, a Santa María y a San José. Y acudid a la Familia Divina: a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo; ¡a Mí, a Dios mismo en Mí mismo! Os oigo, os amo y vengo rápido; mis alas son veloces y mi Voz es santa.
¡Bienaventurados los que en Mí, en Dios, creéis y esperáis!
¡¡¡No os defraudaré jamás, jamás!!!; os lo prometo Yo, Dios del universo.