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Revelaciones 34

Lunes, 16 de Diciembre de 1.996   Rezo…      Por la mañana.

* Hijos míos, Yo, María Virgen, Madre de Dios, os digo: Vuestros hijos no son vuestros, vosotros, como ellos, igual que ellos, sois todos hijos de Dios, por lo cual, ante todo, sois hermanos, por la voluntad y el amor del mismo Padre Celestial. Os lo digo para sosegar vuestro empeño en el mando de un hermano vuestro. Es decir, vosotros, padres, sin fe en Dios, podéis, y a veces, destruís, la santidad de vuestros hijos, a causa de vuestros excesivos pecados. Pecados que os llenan la boca de mandatos, arrebatos de poder, por ser los padres de un ser. Todo es más fácil, hijos míos, y se basa en la fe, la esperanza y la caridad. ¿Crees acaso que Dios te ama más a ti, que a un hijo tuyo? ¿Crees que sólo quiere tu santidad y desea su perdición? ¡No! Amados míos, Yo, María, conozco muy bien a Dios: Lo llevé en mis entrañas, los meses de gestación humana, y lo tuve a mi lado el resto de todo el tiempo, que aún no ha acabado. Dios te ama a ti, lo mismo que a tu cónyuge e igual que a tus hijos. Si vela por ti, vela por él.

¿Qué os ocurre a los padres que, en cuestiones de vuestros hijos, no tenéis fe y dudáis de Dios mismo?; y por lo cual, creéis que todo el trabajo, debe ser vuestro, o por vuestros medios; es decir, pensáis algunos, que con vuestro dinero y pagando con él la educación de vuestros hijos en un caro colegio, esto es seguro para tener un santo futuro; repasad vuestras vidas, y veréis que Dios tiene razón, cuando os dijo que viene de Él la salvación.

Yo, María, como Dios, pienso que ir a un buen colegio facilita a veces las cosas, otras lo empeora, ya que si el colegio es de los caros, los niños aprenden una vida falsa, la vida de la seguridad social, el consumismo lícito, que llamáis a cosas banales, y que muchos otros hijos no pueden acceder. Los colegios cristianos deberían ser baratos, y hoy ocurre lo contrario, y no me vengáis con que hay muchos gastos; donde está mi Hijo, Dios, está la Santa Providencia. ¡No juguéis a ser cristianos paganos! Hay dinero para lo que se quiere. Yo, María, fui pobre, muy pobre, y no me avergüenza decir que mi Hijo, Dios, no tuvo casa para nacer, y que pasamos hambre y sed, mas Dios vivió, y por su vida pobre, vosotros podéis tener vida. Por eso os digo a vosotros padres, la vida la da Dios. La santidad, que es la vida real, la da Dios. Vosotros, haced como hice Yo, María, limitaos a amar a Dios sobre todas las cosas. Mi Hijo, Dios, hizo cosas que ni San José ni yo, María, entendimos en su momento, y nos enfadamos con Él. Mas Jesús, obedeció a Dios, ante Todo, incluso ante nosotros dos, ante María y José. Vuestros hijos deben obedecer, ante todo y sobre todo, a Dios, y esto es lo que debéis, los padres, grabar en el corazón de cada uno de vuestros hijos. Y esto se hace con el ejemplo; además de con la voz, ¡con vuestros hechos! Y, ¿qué debéis hacer? Pues haced como hice yo, María, y conmigo, mi amado esposo José: Vivid sin miedo a la pobreza, al qué dirán; vivid amando y pensando sólo en obedecer a Dios sobre todas las cosas. Y Dios está en el cumplimiento de los diez mandamientos, y en el cumplimiento de los cinco mandamientos, de la Santa Iglesia Católica. ¡La Única Iglesia Legítima! ¡La Verdadera! ¡La del Papa! ¡La Mía, la de Santa María!