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Revelaciones 33

Miércoles, 26 de Marzo de 2.008 rezo…

+ Los hijos que matan, los abortados, los no nacidos, dan pie al fin del mundo, porque, por miles, son creados y eliminados, y la tierra cumple su tiempo con ellos.

Avanzan los tiempos con suma rapidez, porque matan una vida con la “píldora del día después”, y sólo con horas de vida, muere un hijo; y lo que tardaría nueve meses de gestación, es liquidado en pocas horas, y es necesario nueve meses.

En nueve meses “de una misma gestación”, una madre tiene y mata a varios hijos, en tan breve tiempo, que el mundo se envejece prematuramente; por lo tanto, en pocos años, pasan siglos de generaciones, por los hijos que matan, que van asesinando; y llega la hora de que ya todas las almas que Yo, Dios, pensé y di la vida, han vivido, por lo cual, la tierra, el mundo, llega a su final, porque todo existe para mis fines, los fines de Dios, que son dar mi amor; y si no dejan que nazcan hijos míos, Yo, Dios, ya no tengo a quién amar en la tierra, porque con pocas horas de gestación, mueren, y vienen ya, al Cielo, y allí, ya reciben mi amor, en la perfecta Gloria mía, de Dios, mientras ellos se hacen reos del Infierno Eterno. Ellos, son los padres, los dos, si ambos buscan la muerte del hijo, y los que, con consejos, obras o palabras, o hechos, como son la leyes, y la misma práctica del asesinato, ya sea quirúrgico o químico, como es con la píldora del día después o los anticonceptivos, ya sean orales, vaginales o intrauterinos. Todos los que han apoyado el aborto, aunque sea por un comentario, que puede parecer inocente, como el decir: “Bueno, en casos de violación o malformación, pues… podría practicarse el aborto”, que sepáis que vuestras palabras o pensamientos, os sentencian.

Estáis viviendo la guerra más atroz y con más víctimas; esta es la tercera guerra mundial: el asesinato de inocentes, de personas no nacidas; es el asesinato de vuestros propios hijos.

Y sucede en todo el mundo. Es la guerra más mundial, por estar en todo el mundo, en todos los países, excepto en el Vaticano: Reino mío, de Dios, Uno y Trino, y reinando allí, mi Esposa, mi Madre y mi amada Hija, la esclava de Dios: María Inmaculada, Virgen Santísima. Fuera de allí, en todo lugar, en toda nación, se mata, y se mata al inocente.

¡Es la guerra!, la tercera guerra mundial.

Jamás había existido guerra igual, apoyada por la ley civil y por los políticos. El mundo se acaba.

Mis hijos nacen y mueren en un ¡zas!, y sin pasar las pruebas de la vida, vienen a mi gloria de amor infinito.

Y pronto terminará la vida, porque Yo, Dios, pensé en un cierto número de hijos, de hombres: Raza noble, a imagen y semejanza mía, de Dios.

Entonces, ya no tendrá sentido el mundo, y reinaré con los míos, con vosotros, los que sois santos, por mi Gracia, la gracia de Dios. Y se terminará todo lo que ahora existe y veis los vivos en el cuerpo, pero os espera, amados míos, el Cielo Eterno y mi amor con él y en él.

No son las bombas nucleares, lo que os llevan al final de los siglos, sino que es vuestra falta de amor a vuestros propios hijos, a vuestros semejantes.

Es la bomba del anticristo, el capitalismo; el poner precio a la vida de vuestros propios hijos.

Un hijo, a cambio de…

Un hijo, jamás puede nacer a cambio de…

Un hijo, tiene que nacer por amor a Mí, a Dios.

Un hijo no necesita más que vivir. Y Yo, Dios, como Padre que soy, si le conviene, le daré padres, o lo dejaré en una institución civil, pero tendrá siempre, siempre, mi amor, el amor de su Padre legítimo y verdadero: Yo, Dios; porque si Yo, Dios, no quiero, no hay fecundación; todos los padres estériles, pueden hablaros de ello.

No es que Yo, Dios, prefiera padres de violaciones o de incestos, o de fornicaciones, adulterios y malos tratos, no; Yo, Dios, deseo que tengáis todos una rectitud intachable, bajo el cumplimiento de mis santos mandamientos de la Ley mía, de Dios.

Pero si vosotros, por no cumplirla, os dais al sexo, Yo, Dios, sellé bajo el óvulo y el esperma, y en una serie de condiciones óptimas, sellé el nacimiento de la especie.

Porque Adán y Eva nacieron de mis manos, sin necesidad del óvulo o el esperma, pero creé en Eva, el óvulo, y en Adán, el esperma, y creándolo, lo vi bueno, y por ser bueno, existe, y es así cómo Yo, Dios, uso del nacimiento de un alma al terreno físico, que, antes de la unión, sólo es un pensamiento en Mí, en Dios, pero que por ser un pensamiento, tiene nombre y tiene ser; es alma en Mí, para Mí, pero que deseo me dé pruebas de su amor verdadero, y las pruebas las pasa en la vida terrena con su cuerpo. Si lo matan, él es persona muerta, asesinada, sin pasar la prueba. Pero no por él, sino por otros, no la pasa, así que no hay juicio que dar, sino misericordia, como doy misericordia Yo, Dios, a los hijos que nacen en el tercer mundo, sin la posibilidad de hallar la paz, para ser libres, y obrar con libertad, dando muestras de su amor por Mí, por Dios.

Que quede claro, que soy un Dios de Misericordia, como lo soy de Justicia, y hago justicia a los asesinos de estos amados hijos, que no han podido darme libremente su amor, demostrado por las obras terrenas, ya que las obras de sus asesinos, les quitan la libertad de ser libres en su obrar.

Venid a Mí, a Dios, los cansados y tristes, porque Yo, Dios, os amo. Amén.

Amada Primavera de la Gloria de Dios, quiero que allí donde estás publicando en la web, las Revelaciones que Yo, Dios, Uno y Trino, te doy, anotes esto que te he contado hoy, y que es mi deseo y voluntad, que salga al mundo.

Por eso has pasado días sin publicar, porque precisamente quiero, Yo, Dios, que este texto esté allí mismo, donde lo vas a colocar. Ahora seguirás, seguiréis, tú, con la ayuda de los tuyos, publicando, en la web, y en libros en papel, mis Revelaciones Divinas. Ha venido el tiempo, está aquí y aquí lo tenéis, y lo llenaréis de vuestro trabajo para Mí, Dios.