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Revelaciones 32

Rezo…      20:53 h. a 21:45 h.

+ Vivid con fe, amados hijos míos, que Yo, Dios, a todo aquel que pide, le doy.

Pedidme con fe, obrad con amor, y alumbraré vuestra vida con la abundancia, según vuestra abundancia de fe.

Soy Dios, puedo cambiar el mundo, si vuestra fe me rinde honor, por las obras de vuestro amor.

Perseverad en vuestro pedir, con la confianza en que recibiréis lo que me pedís.

No soy tacaño, ni usurero, soy bueno; me di a Mí mismo. No regateo ningún esfuerzo, cuando hay amor de por medio.

Amados míos, la fe empieza en el corazón; la fe en Dios y la fe en el mundo mejor.

La fe de que puedo y os doy lo que necesitáis, incluso el dinero, ya que dar limosna al pobre, os salva del Infierno, y Yo, Dios, os deseo a todos en mi Cielo Eterno.

Si pensáis que sólo deseo cargaros de hijos, sin tener dinero, ese no es el Dios que morí por ti en el madero.

Si vosotros cumplís con fe, mi Providencia os ampara, pero sólo abraza y escuda, al que por fe al Amor, vive en mi santa gracia, en gracia de Dios.

La vida tiene riquezas que son en abundancia, riquezas que sólo son vistas por los de ojos limpios de pecado, riquezas que son ganadas con el trabajo honrado.

Yo, Dios, puedo limpiaros los ojos, y con los ojos limpios, vosotros encontráis el camino que Yo os tengo reservado.

¡No os reservé la pobreza!, revestí el mundo de inefables riquezas, para el de corazón noble y valiente que vive por Mí, por Dios, el que sabe todos los secretos del mundo y su Creación. Y a mis amados hijos, os hablo al oído, os susurro el sitio donde está escondido tu lícito futuro, el caudal de riqueza que alimentará la vida de ti, los tuyos y la de los demás.

Si pensáis sacar del mundo las riquezas, sin contar Conmigo, iréis de fracaso continuo.

Muchos amados hijos se creen que soy sólo un Dios para los domingos, y  los días de trabajo, no viven Conmigo, sirven a Satán; engañan, mienten, estafan, y todo les sale mal. Y en domingo vienen a quejarse de su mal destino, pero no cuentan Conmigo para sus negocios y su capital. En estos asuntos, se venden al maligno, ¡a Satanás!

Creen que Dios sólo está para lo espiritual, y aún más, ¡piensan que les estorbo en sus negocios! Y van deprisa, con miedo: edifican un pedestal en el lodo; y como es natural, se encharca todo.

Yo soy un Dios bueno, que antes de crearos, creé vuestro propio sustento. ¿Creéis que ahora he de abandonaros?, ¡hombres de poca fe!

Si cumplís mis mandamientos, también en vuestro trabajo, todo será riqueza, todo será adelanto, y viviréis felices de poder mantener a los hijos que Yo, Dios, os dé; mas ese dar mío, no puede dar al que no tiene fe; y antes, os la probaré; mas, no dudes jamás, no hice el mundo para los débiles de corazón; mi mundo es para los luchadores, para los valientes, para los que cuentan Conmigo, con Dios, todos los días de su vida, a todas horas.

La fe no es decir, creo; la fe es creer y demostrarlo al mundo.

Eva sigue siendo la culpable del pecado del marido; ya os he dicho que la mujer es la compañera; ése es su destino, es su deber, ¡es su sabia naturaleza! Mas, ¿qué pasa?, ¿quién manda en la casa? La mujer sigue entregando la manzana al varón y, por ella, el hombre pierde el timón.

Yo, Dios, le dije a Adán que él trabajaría la tierra y sacaría, con su sudor, los frutos de ella.

Y hoy, sigue siendo Eva, quien robando la fruta del árbol, desempeña el papel del marido, y por ser ella débil  por naturaleza, todo lo ve negro; y al ser la mente el fundamento principal de la riqueza física o moral, por su debilidad, debilita al varón, que ya no trabaja por mi mandato de su misión, sino por y bajo, las órdenes de la mujer; y un día es blanco, otro negro, y al siguiente gris. Toda una gama de colores se le suceden, y el hombre ya no sustenta a la esposa, sino que es esclavo de su capricho momentáneo.

¿Qué deseas demostrar, mujer? ¿Que sirves para algo? ¿Y qué es dar hijos a Dios, sino un trabajo divino, fuente de gloria eterna?

Ay, hijas mías, os ha llenado la sociedad de tonterías. ¿Dónde está mi doctrina? Mi doctrina no dice nada del trabajo social de la mujer, ya que mi doctrina es sabia, y sólo dice vuestro santo deber: Mujer, tú parirás, y con dolor.

Y tú, hombre, con dolor y cansancio, sacarás el fruto de tus manos para cuidar de la mujer y los hijos.

Os diré lo que os ocurre: Tenéis miedo de vosotros mismos, tenéis miedo uno del otro.

Y os diré cuál es el culpable capital: ¡El Estado!

No es lícito ante Mí, Dios, desunir el santo matrimonio.

¿Qué es eso del divorcio?, ¡una forma rápida de llenar las arcas del Estado!, es una fuente de capital en movimiento, ¡una mina de oro! 

El divorcio es la ruina del mundo, ¡la decadencia humana!

¿Dónde está el amor?, sólo queda el sexo de él. Y el sexo sin amor, es la forma más cruel de suicidarse. Uno se va matando ante cada aventura, que le quita la pureza, la voluntad, la gallardía.

El sentirse plenamente feliz, está reñido con el pecado.

¡Cristianos!, ¡vosotros sois míos!, ¡de Cristo!; pagué con mi Sangre, con mi muerte, vuestra vida.

¡Cristianos!, no viváis como viven los paganos.

Volved, las esposas, a ser compañeras del marido. Él desea tanto, protegeros de vuestro natural miedo.

Vosotros estáis destinados a un alto cargo, a ser padres de mis hijos, de los hijos del Dios vivo, de los que viviréis eternamente  en el Cielo Eterno, sin dolor, con amor.

Ya os lo dije en un principio, y Yo, Dios, no cambio jamás; soy justo. Y el deber de la mujer, es tener hijos del varón; y el deber del varón, es trabajar para la mujer y los hijos de los dos.

Los santos son los que cumplen con Dios.

 

Rezo…      22:05 h. a 22:30 h.

+ Hijas mías, escuchad al Amor; escuchadme, que soy sabio y justo; soy Dios.

No olvidéis, que si estáis bajo la protección del varón, que si es él quien dirige vuestras vidas, él está bajo mis órdenes, las órdenes y voluntad de Dios, que son: el que os ame y os cuide, y sea para vosotras como soy Yo, Dios, para mi santa y amada Iglesia.

No es injusto que él cuide del que físicamente es más débil,  y no podéis negar esta verdad; toda madre sabe que cuando está en estado, su debilidad se acentúa y necesita mucho más del amor, el cariño y la protección del varón.

Si impuse este santo deber a ambas partes, es por ser un deber respaldado por el ser.

Cada uno, hombre y mujer, está capacitado para cumplir con mi santa voluntad, y, libremente, debéis cumplirla, ya que si tenéis fe, sabréis que Yo, Dios, os amo y no os pido nada que os haga infelices; aún más, todo lo que os pido, es para vuestra felicidad, eterna y actual.

Uníos, hombre y mujer; uníos para cumplir con vuestro santo deber, y seréis felices en el mundo; hablo para los hombres de fe, para los verdaderos y auténticos cristianos, los que vivís para cumplir todos y cada uno de mis mandamientos.

No hablo por los hombres sin fe, para los mundanos; éstos someterían a la mujer y acabarían con ella. Hablo para los hombres viriles, éstos que me amáis sobre todas las cosas, y que amáis a vuestras esposas como si de vosotros mismos fuera.

Y hablo para la mujer que me ama a Mí, a Dios, sobre todas las cosas, y que sabe que, obedecer, es lo que hice Yo, Jesús, el Dios vivo, el que fundé la Iglesia, la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, ¡la Esposa de Dios!

Amado hijo, que sea el amor quien dirija tus obras y tu voz; que la esposa vea en ti, al perfecto, al santo marido, que obedece a Dios, y que con su obediencia al Altísimo, dirige la nave de la familia a la dicha de la santidad de los componentes de la misma.

No es una lucha por los poderes del mando, es una lucha para la obediencia divina.

Los hombres mundanos no entienden esta forma de vida, y su vida es una continua guerra. Luchan por el mando, por el poder, por poder. ¡De esa forma de vida, no os hablo! Yo, Dios, os hablo de los que tenéis deberes más altos, deberes que provienen del Cielo, de donde está vuestra Casa.

Si no entendéis mi Voluntad, es que sois hijos de Satanás; sólo los míos, los que sois de Dios, conocéis las cosas de Casa, las cosas santas; y en esto está vuestra vida, en que os santifiquéis, hijos míos, hijas mías.