Martes, 27 de Agosto de 1.996 Rezo… 20:05 h. a 8:52 h.
Yo.- Amado mío y Dios mío; esta tarde, después de lo que me has dicho sobre los Papas, ¿deseas decirnos algo más sobre ellos?
+ Vosotros, amados míos, queréis que os diga, y Yo, Dios, correspondo a vuestro amor, y os digo: del Papa actual, Juan Pablo II, mi amado y fiel Karol, le dije a mi hijo Malaquías: “De la gloria del sol”. Y os digo que el sol es la fuente de la vida. Yo, Dios, soy fuente de vida, y mi amado Karol es mi gloria; es sabio, bueno, prudente, magnánimo y, como el sol, da luz al mundo. Él, Juan Pablo II, es la luz de mi Iglesia, después de años de oscuridad.
Sí, hijo mío, amado y fiel Karol: Eres la luz de Dios, que ilumina en la oscuridad, mi gloria.
En estos días de confusión, de asesinatos de inocentes, tú, y solo tú, amado Karol, eres el sol en la oscuridad de la maldad.
Y tu luz calentará los corazones, y tu luz incendiará el romance de la Era de la paz.
Eres mi sol. Me das gloria, me das luz. Te amo, te amo, te amo. Yo, Dios, en Unidad divina, y unida a ella, Santa María.
“El látigo de Dios”, que limpiará la Casa del Padre.
Le está haciendo falta a mi Iglesia, una santa limpieza. El último Papa, que mi hijo Malaquías, dijo de él: “Pedro romano”, y a ti te he dicho que sería “El rosal en flor”, ya que mi Única Iglesia, la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, estará unida en un mismo rosal florido, por sus obras de caridad.
Y en unidad, esperará la entrada al Cielo, a la gloria sin fin.
No tenéis nada que hacer, eclesiásticos malvados, os espera sin remisión, vuestra destrucción.
Mi mano, con su puño de hierro, descargará en vosotros mi ultimátum.
Será mejor que os vayáis planteando dejar el cargo, ¡es vuestro fin!
Mi látigo, os expulsará definitivamente.
Será mejor que dejéis a un lado, vuestros planes de engañar al Espíritu Santo.
¡Nadie ha vencido jamás a Dios!
¿No estáis de acuerdo Conmigo?
¡Ya llegará el tiempo en que el mundo os verá vencidos!
Y al ver mi santa justicia, muchas sectas falsas desaparecerán, y volverán a Casa, a la gloria del olivo, al catolicismo, por ver cómo os he destruido.
Estarán contentos los hijos buenos, de ver mi látigo limpiando la Casa del Padre, el fin de la soberbia en mi Casa, en la Casa de Dios, mi Iglesia, la Católica, Apostólica y Romana.
Y vendrá mi último Papa, al que mi amado Malaquías denominó, por mi revelación, “Pedro Romano”.
Romano, por ser el Papa de la Iglesia de Roma, y Pedro, por ser mi última piedra, la que da por terminada mi Santa Edificación.
Mi Iglesia tendrá paz.
El mundo seguirá en manos del mal, mas mi Iglesia estará limpia de él.
Gracias al puño de hierro y al látigo de Dios, vendrá la paz al mundo católico, no al mundo en general, ya que Yo, Dios, os di libertad.
Si queréis mi paz, acudid, con verdadera y auténtica fe, a mi única Iglesia, la Católica, Apostólica y Romana, la que tendrá la paz, mientras el mundo se irá destruyendo.
Yo cuidaré de mi Iglesia, de mis hijos, y si lloran por el dolor mundial, su dolor será un dolor purificador.
¡No puede haber paz en el mundo!, ya que Satanás vive en el mundo, mas lo echaré, por mis Papas, de la casa del Padre. Y mi Casa estará en paz, y brillará en la oscuridad del mundo, y su santo brillo, atraerá a Ella, a millares de hijos que ahora están perdidos; y María Inmaculada, con su manto de Madonna, los acariciará de los arañazos de Satán, que los estaba devorando.
Cuando esto suceda, cuando veáis la paz en mi Santa Iglesia, ¡temblad!, ya que la maldad del mundo, dará fin a la existencia humana; y el mundo acabará.
Y al estruendo final, se oirán las trompetas en el cielo, y Yo, ¡Jesucristo Rey!, vendré a buscar a mis herederos del Cielo.
Y los ángeles custodios, acompañarán a las almas de los muertos, a la eternidad, al juicio universal.
No temáis, seré justo y misericordioso, y todo aquel que haya comido mi Cuerpo y bebido mi Sangre, será santo.
Yo, Dios, he hablado.