Saltar al contenido

Revelaciones 28

Domingo, 24 de Noviembre de 1.996   Rezo…      17:29 h. a 17:54 h.

Yo.- Dios, te amo… te amamos.

+ Yo, Dios, os amé ya en mi pensamiento, antes de crear el universo; cuando todos los Ángeles eran buenos, ya os destiné vuestro custodio.

Yo.- Dios mío, y ¿qué pasó con los custodios que fueron demonios?

+ Estos, jamás estuvo en la mente de Dios, mía, el que cuidasen de ningún hijo mío. Te he dicho, amada y linda Primavera, que vuestro Ángel custodio estaba en mi pensamiento. Y así fue, y así ha acontecido. Cada hombre tiene su particular Ángel custodio, y cada Ángel tiene su hombre particular para custodiar.

Yo.- ¿Cómo se sienten los Ángeles cuando su persona a custodiar, no te ama ni te sirve, sino que sirve, por su necedad o maldad, a Satanás?

+ Soy Yo, Dios, quien sufro, y este sufrimiento mío es el sufrimiento de mis Ángeles. Ellos sufren por mi sufrimiento, no por amargura al ver que los hombres me desprecian. Y esto debéis hacer vosotros, sufrir por mi sufrir, no por vosotros y vuestros sentimientos, ya que no sabéis si vuestro amigo-a, familiar, o conocido, va a cambiar, no sabéis su final, sólo Yo, Dios, lo sé. Muchas veces sufrís en vano, ya que juzgáis y sentenciáis. ¡No os dejéis llevar del pesimismo, del sufrimiento físico de los demás! Cuando hay guerras y muertes, es cuando más se acuerda uno de Dios, de Mí, antes de su muerte. No sufráis por los hombres, que su muerte es su vida. Sufrid por Mí, por Dios, que sé cuál será su vida final, o el Cielo o Satanás. Rezad y pedidme misericordia, y su Ángel custodio, antes del suspiro final del hombre perdido, le hará reaccionar, y será por Mí, por Dios, bendecido. Incluso el alma más malvada, puede alcanzar mi santa misericordia. Rezad, pedid a los ángeles de la guarda, le guarden del fuego eterno, y cuando pidáis, no sintáis rencor por el pecador; pedid para que mi tristeza, la tristeza de Dios, y Santa María, junto a San José, se torne alegría. Pedid por Mí, por Dios, ese es el pedir que da fruto. Si pedís por compasión humana, es un pedir que da vueltas a la manzana, y necesita de la determinada persona humana para recibir mi santa gracia; en cambio, amados hijos míos, si pedís por Mí, ¡dais en la diana!, ya que Yo, Dios, soy el dueño y Señor de la Gracia, y la Gracia va allí donde voy Yo, Dios. Pedidme vaya a los hombres por mi amor, y vuestra libertad, que es la única que puede ponerme en movimiento, me hace audaz, y voy al hijo perdido, por el hecho de habérmelo pedido por él. Sois libres, mas podéis, por y con libertad, quitar las cadenas que atan al pecador; sólo tenéis que rezar de corazón, con amor y por mi amor; y las maravillas de Dios, mías, os harán darme gloria, ya que para Mí, para Dios, nada me es imposible, cuando un hombre libre me pide de corazón. ¡Pedid!