Saltar al contenido

Revelaciones 28

Martes, 14 de mayo de 1.996   Rezo…      23:18 h.

Yo.- Te doy las gracias, Dios mío, por el día de hoy. Mamá y Tú me habéis hablado, he trabajado de lo lindo, pensando, casi siempre, que Mamá me acompañaba; he jugado con mis hijos, he hecho un arreglo en una canción de tu película, hemos rezado juntos el Regina Coeli y el Santo Rosario. He ofrecido el día en tu honor y para darte gloria. Ayer, he aguantado mi mal humor y he sonreído, en vez de salir una queja de mi boca. Ahora estoy muy cansada y deseo irme a dormir, y quiero darte las gracias por saber que te tengo y nos amas, y Mamá también, y que nos cuidáis. Y te doy las gracias porque he podido trabajar mucho, y ahora me espera una cama para descansar. Y te pido por todos los que no tienen cama ni están cansados de trabajar; ayúdalos, por favor; ¿lo harás, amor y Dios mío?

+  Lo hago, Yo, Dios, lo hago siempre; desde que existe el mundo, vengo haciéndolo.

Os doy mi amor y con él, mis gracias espirituales, que quien lo desea, me corresponde y me ama, y con su amor y mis dones, va haciendo un mundo mejor a su alrededor.

Si muchos me amáis, iréis haciendo un mundo mejor en vuestro pequeño mundo social, y, entre muchos, abarcaréis todo el mundo.

No podéis decir que no os ayudo: os creé, os hice libres, vine al mundo y os redimí; y dejé tras de Mí, a mi amada y bella Iglesia, la singular Iglesia Católica, Apostólica y Romana.

Os dejé un Pastor, un Papa; y os doy un ángel a cada uno.

Y mi Espíritu vive en vosotros, después del Bautismo.

Y tenéis a una Madre que os ama y está pendiente de vosotros.

Y me tenéis a Mí mismo, en el Sacramento de la Comunión.

¡No estáis solos!

Yo, Dios, estoy siempre con vosotros; siempre, donde estoy Yo, Dios, está la paz.

Si no tenéis paz, es que no estoy con vosotros, y si no estoy, no es por Mí, sino por vosotros, que libremente no me aceptáis.

Por eso vivís en guerra, en guerra social e individual; hasta que no me aceptéis y os unáis a Mí, no gozaréis de la paz.

Descansa, hijita linda, mi buena niña, mi secretaria, mi Primavera. (Y sonríe con dulzura. Está sentado).

Sí, estoy descansando de mi trabajo; ¿Que, cuál es mi trabajo? Observaros, ya que tengo que juzgaros.

Y por eso os observo siempre, en todo momento y lugar.

No os asustéis ¡no muerdo! (Y ríe); Yo, Dios, amo, y espero me pidáis ayuda, en cada momento de vuestra vida.

Yo os veo, pero no os juzgo; ya llegará la hora, mas, mientras vivís, sólo os observo, y sólo actúo, si me lo pedís o si alguien me lo pide por vosotros.

Y ahora mismo me ocupo de tu petición, amada mía, mi fiel Primavera.

Y también me ocupo de todo el mundo, tal y como acabas de pedírmelo, al saber que todo lo que me pides, lo hago, y no deseas desaprovechar mi Gracia.

No sufras, me ocupo de todo el mundo, aunque te parece imposible. Yo, Dios, lo hago, por el hecho de habérmelo pedido; tu libertad me pone en movimiento.

Pedidme, hijos míos, pedidme cuanto queráis.

Si me lo pedís, ya no es abusar de vuestra libertad, sino que vuestra libertad me pide, y al pedirme, Yo, Dios, actúo, no por Mí mismo, no por sojuzgaros, sino por vuestra libertad; el pedirme os ayude y ayude al mundo, me pone en acción.

Estoy esperando oír la petición de mis hijos que vivís en Gracia y pertenecéis a mi Santa y Única Iglesia Católica.

Crees, amada Primavera, que no escucho a mis hijos que no son católicos y que no están en Gracia. Y Yo, Dios, te digo que escucho a todos los hombres. Incluso me habla el viento y los pájaros, y los escucho. ¿Cómo no voy a escuchar a mis hijos?

Pero, si me pedís, es que me conocéis, y si me conocéis, sabéis que Yo, Dios, soy también Jesús, y que fundé mi Única Iglesia, en Pedro, ¡la Católica, Apostólica y Romana! Y si lo sabéis y me amáis, os bautizáis en Ella, y vivís cumpliendo con amor y obediencia, mis diez Mandamientos, los cinco de mi Iglesia, y utilizáis de mis Sacramentos. Y si lo hacéis, sois justos conmigo, con Dios, y si sois justos conmigo, Yo, Dios, lo soy con vosotros, y os escucho en vuestras peticiones y me pongo en acción, por mi Justicia de dar al recibir.

Os amo a todos, hijos míos; dadme y os daré.