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Revelaciones 27

Lunes, 13 de mayo de 1.996   Rezo…      11:07 h. 

Yo.- Hola, amor mío. Oh Dios, mi Jesús, y a ti, Dios Padre y Dios Espíritu Santo ¡A todos!, a Dios mismo, os Amo, te amo. Es un lío, eso que seas Tres en Uno. Pero yo, aunque no sé cómo lo haces por ser como eres, te amo, y te amo porque sí.

+ Y Yo, Dios, Uno y Trino, te amo a ti como a cada uno de los nacidos de mujer, como a Adán y a Eva, que nacieron de mis propias y santas manos.

Oh, hijos míos, haceos humildes, y por vuestra santa humildad, Yo, Dios Espíritu, os perfeccionaré y os moldearé como hijos míos, de Dios Padre.

Y siguiendo mis santas enseñanzas, gozaréis de mi Redención, la santa Redención de Dios Hijo.

Y es que Dios Amor, os amo, y os lo demuestro, cuando humildemente os abandonáis a mis brazos, y clamando al Cielo, me pedís ayuda, por saberos y veros imperfectos; que saberlo, lo sabéis todos, mas verlo, sólo unos cuantos, los que pertenecéis a mi rebaño, y que sabéis que me necesitáis, que precisáis del Buen Pastor, que os llevo a los buenos pastos para alimentaros con lo mejor de la vida, pero que, por el camino, hay apriscos, llanuras, y senderos estrechos y angostos, pero que al llegar Allí, donde os conduzco, hay comida sabrosa que os sacia, y podéis descansar en paz y en compañía de los seres queridos.

No estáis solos; no vengáis solos; acudid al Buen Pastor, en compañía de los seres queridos; padres, venid con vuestros hijos.

Todos los hijos tenéis padres. Y los padres sois dos: hombre y mujer. Oh, amados de Dios, amaos y ayudaos a seguir al Buen Pastor, y llevad por vuestro amor, a vuestros hijos, al rebaño en donde Yo, Dios mismo, soy el Pastor, y es Dios Espíritu Santo, quien os cuido, y que, obedeciendo a Dios Padre, Dios Hijo dejó de sucesor a Pedro, y en él fundó su única y Santa Iglesia.

Antes que la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, no existía ninguna Iglesia de Cristo, es decir, cristiana.

Así que, para que no os mientan los falsos profetas de los últimos tiempos, que ya os están engañando, os digo Yo, Dios, en Unidad: Si Dios Hijo, Jesucristo, fundó su Única Iglesia, y es la Católica, ya que después de Pedro se le fueron sucediendo todos los Papas, hasta llegar al de estos tiempos, Juan Pablo II, y sigue siendo mi Espíritu quien la dirige, ¿cuál es la única Iglesia verdadera?, la Verdadera ya sabéis cuál es, hay documentos que lo testifican.

Pero si seguís, por comodidad o costumbre familiar, otra iglesia que no es la Católica, la mía, os pido Yo, Dios: dejad lo falso y acudid a lo verdadero.

Sí, ya os oigo, oigo vuestras lícitas quejas. Sé que hay sacerdotes, obispos y algún cardenal, que aunque pertenecen a la Santa Iglesia Católica, no se lo creen; ya que de creerlo, no intentarían cambiar mi Doctrina y no desobedecerían al Santo Padre, antes bien, se unirían a él y cumplirían y os enseñarían a cumplir con mi única doctrina, la mía, la Verdadera, la Única y Fiel a Dios, a Dios, Uno y Trino, al Santo, al Perfecto.

Y si soy perfecto, mi doctrina es perfecta; y si es perfecta ¿por qué algunos desean cambiarla?

Os lo diré: Es que, aunque pertenecen a mi Iglesia, socialmente, en su interior sirven a Satanás, al rey de la soberbia, ya que si no me aman, y no me aman, ya que no cumplen con lo que les pido, obediencia a mi Iglesia, ¡ellos no son mi Iglesia!

Mi Iglesia es mi Espíritu Santo, y es único, y al ser único, ¡¡no es democrático!!, viene y es de Dios.

¡No podéis cambiar mi Iglesia, aludiendo que vosotros sois mi Iglesia, y que la mayoría, manda mi doctrina! ¡¡No!! (Y lo dice con dureza inapelable).

Yo, Dios, os demostraré que mi doctrina es de Dios, ¡mía!, y no de los hombres, que todo lo manipuláis al antojo del anticristo del capitalismo.

Por vuestra culpa, eclesiásticos falsos, padece y padecerá mi Iglesia. Sois un tumor maligno que invade el Cuerpo Místico de mi Iglesia Católica. Pero vendrá un Papa que, como buen cirujano, extirpará el tumor. Todo el cuerpo se dolerá, mas luego vendrá la paz.

La mano dura del Papa, que obedeciendo a la Divina Trinidad, apartará a Satanás de mi amada Iglesia Católica, llevará, en prenda, el manto de María Inmaculada, Madre de Dios.

Así, que la dureza de su mano, será dirigida por el amor a María, que clama a la unión de la Familia, a los hijos herederos del Cielo, a los católicos.

Lo veréis, (y sonríe tranquilo) lo veréis, y lo verán los hijos bautizados y los no bautizados, y estos últimos, al verlo, se bautizarán por millares y millones, ya que los hijos de Dios, observan y buscan, y no son las palabras, los sermones, lo que los hace mis herederos, sino mi Espíritu, el Espíritu de Dios, que soy Dios, y es mi Espíritu quien les hablará, y ellos me escucharán en la voz del Santo Padre, mi sucesor, el sucesor de Dios, Hijo de María Inmaculada, ¡Yo!

Y os comprendo, amados míos, por un lado, mi Iglesia está enferma de cáncer, y por otro, hay tantas iglesias “cristianas” falsas, como otras muchas doctrinas engañosas.

Vosotros buscáis la verdad, pero vuestra imperfección, y al no tener el bautismo y mis sacramentos activos, vais muertos; discernís mal, mirando el ahora y la oratoria de quien os habla, y pasáis como una abeja, de flor en flor, probando el néctar de lo que os predican.

Yo, Dios, os comprendo y comprendo que el anticristo, el capitalismo, es dulce a los ojos mundanos; y sois mundanos, ya que no sois míos, por no estar bautizados.

Yo, Dios, tengo gran misericordia por vosotros, y mi misericordia la veis en el día de vuestro juicio particular, después de vuestra única muerte.

Pero, a vosotros, a los hijos de Dios bautizados, y que, por el sacramento del bautismo, tenéis mi Santo Espíritu, a vosotros, que os bautizaron pero que jamás visteis mi doctrina, u os la enseñaron mal, o sólo hicisteis la primera comunión, pero no obedecisteis mi doctrina y os alejasteis de Mí, a vosotros os juzgaré y os juzgo, teniendo mi Espíritu.

Y los que además de ser bautizados y haber hecho la comunión, sabéis con certeza de mi doctrina, pero, por soberbia, no cumplís, o cumplís mal, ¡Temblad! A vosotros os juzgo y os juzgaré, conscientes de saber de mi amor.

Cada uno según sus talentos y el rédito de ellos, recibirá mi inapelable sentencia; lo sello, Yo, Dios.

(12:13 h).