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Revelaciones 20

Sábado, 9 de diciembre de 1995… rezo… (20:39) a (20:58)

 

Yo.- Amado mío, hemos regresado de asistir a tu santa Misa a (x), y te pregunto: ¿qué deseas de nosotros, amado Dios?

+ Amados hijos míos, me agrada, agrada a vuestro Dios, que asistáis al sacrificio de mi misa, en distintos lugares. Yo, Dios, estoy presente en todos los Sagrarios de mis iglesias, de la Iglesia Católica.

Repito, hijos míos, estoy en todos y cada uno de los Sagrarios, aunque algunos sacerdotes no celebren mi misa, tal y como Yo, Dios, y el Santo Padre queremos, muy a pesar nuestro; y digo nuestro, ya que el Papa se duele como Yo, Dios, de la desviación de tantos sacerdotes que deberían obedecer en todo a lo dispuesto por mi Única y Santa Iglesia, la Iglesia del Papa, la Iglesia Universal y Una, la Iglesia de Cristo, ¡mi Iglesia!

Pero os digo Yo, el Dios todopoderoso y misericordioso, que estoy en todos, ¡todos! los Sagrarios, y es por la Unidad indisoluble de Cristo y la Iglesia, que formáis todos los hombres que estáis bautizados en Ella, ya seáis sacerdotes, obispos o seglares, y por mi Espíritu, que es veraz y Santo. Yo, Dios Hijo, me transformo en la Sagrada Hostia, y estoy en Cuerpo presente en Ella, si el sacerdote es fiel y sigue la liturgia, aunque el resto de la misa, quiera ser él el protagonista, y se invente o sustituya, a su libre albedrío y voluntad, lo dispuesto por la Santa Sede, que es la forma que Yo, Dios, deseo que todos los sacerdotes sigáis, ya que es mi voluntad; y si es la voluntad de vuestro Dios, es un edicto, de vida o muerte. Yo, Dios, lo sello con mi santo sello, que es sello de Dios.