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Revelaciones 2

Lunes, 18 de septiembre de 1995… rezo… (16:20) a (18:00)

 

Yo.- Hay problemas con el proyecto.

+ Lo sé.

Yo.- ¿Qué deseas que hagamos?

+ Nada.

Yo.- ¿Nada? Ayúdanos.

+ Os ayudo.

Yo.- ¿Cómo?

+ Amándoos.

Yo.- ¿Quieres que se haga?

+ Quiero.

Yo.- ¿Tenemos que cambiar?

+ Sí.

Yo.- Por favor, Dios nuestro, dime de qué quieres que trate el proyecto.

+ De amor.

Yo.- ¿De amor?

+ De amor a los demás.

Yo.- ¿Cómo lo enfocamos? (Vuelvo a rezar la oración de la luz)

+ Esperanza lo sabrá, mi Espíritu está en ella y le dará la luz.

Yo.- ¿Hay que cambiar?

+ Sí.

Yo.- Te amamos Señor, y queremos darte gloria con el proyecto.

+ Lo haréis, y a través de él, la gente me amará.

Yo.- ¿Se someterá Bondad a Tu voluntad?

+ Le costará, pero es un buen hijo.

Yo.- ¿Puede ser alegre y con bromas?

+ Tiene que serlo.

Yo.- ¿Cómo se puede hablar de amor, con bromas?

+ Con los hechos.

Yo.- ¿Sabrá hacerlo a Tu gusto, Esperanza?

+ Sabrá. Me ama y la amo, y mi Espíritu está en ella para hablar al mundo de la bondad, el amor y mi infinita misericordia, que es inagotable. Ella es la mano que el Padre utilizará para derretir los corazones. Yo espero mucho de ella, es buena y se deja guiar por el Espíritu Santo de la verdad.

Yo.- Pero… los trabajos que hablan de Ti, amado Dios, siempre son dramas, y Esperanza escribe humor.

+ Quiero que ese humor hable de mi amor.

Yo.- Pero ¿cómo?

+ Ella sabrá. Tened confianza, que Nuestras esperanzas están en vuestras sonrisas y pureza. Le hablará mi Espíritu.

Yo.- Confío en Ti, amor mío. 

+ Así debe ser. 
Que Esperanza sea dócil, y vencerá al mundo. Ha sufrido mucho para escribir, pero no ha cedido, y Yo la colmaré de bendiciones por ello. 
Hay muchas personas que venden sus talentos, por comodidad o codicia. Tu hija mayor, Esperanza, mi amada niña, sufrió mucho, y Yo recompensaré su dolor, con mi infinito e inagotable amor. 

Yo.- ¿Se hará, al final, este proyecto? 

+ (- Se ríe) Se hará y triunfará. 

Yo.- Tampoco esperamos tanto.  

+ Lo tendréis. Por mi amor, os lo daré. El Padre os ama, y Mamá está enternecida por vuestra voluntad férrea de darme a conocer al mundo. Lo conseguiréis. Me amarán por vuestro amor. Por el amor que mis personajes desprenderán entre ellos. Yo guiaré a Esperanza y Bondad y Niña, esos maravillosos hijos que me tienen robado el corazón. Pero se han equivocado de camino, tienen que bailar, bailar… 

Yo.- Hablándote de otra cosa, de lo que ayer me dijo Lix. 

+ Déjala. Yo estoy con ella. Ha sufrido mucho, y teme. 

Yo.- ¿Qué es lo que teme? 

+ Todo, es muy sensible. Pero volverá a ti. Ámala, que es mi niña muy amada. 

Yo.- ¿Si le hacía daño todo lo que le escribía, por qué lo permitiste, oh, mi amado Dios y Señor? 

+ Para curar una herida, el dolor, se abre, luego cicatriza. 
Tú, reza por ella, que te quiere y te necesita. Volverá a ti, porque Yo y mi amor están en ti. Tú ocúpate de amar a los demás, a todos los demás, sin importarte nada de su condición, igual que Yo, que amo desesperadamente, ansiosamente, y tu amor moverá los corazones hacia el Mío, y los unirás por mi Voluntad, la del Padre, el Espíritu Santo y Mamá (- y sonríe al decir Mamá), a la eternidad de mi Corazón. Porque en el Cielo, es como vivir en mi Corazón, y gozar eternamente, constantemente, de mi Corazón. 
Tú, ama, hija mía; mi amado hijo Fuerza, que ame también, y rendiréis con vuestro amor y Nuestra gracia, los corazones que estén más duros y helados. Vuestro lema es A M O R, sólo mi amor. Yo me ocuparé de todo, confiad en el Padre, como Yo lo hice. Vuestras armas serán el amor. Sois buenos y sabéis sacrificaros; Yo os bendigo y os bendeciré hasta la eternidad. 
Tendréis duras pruebas que soportar, (- se ríe), no te asustes Primavera, pero vosotros amad a todos los hombres, y los rendiré a Nuestros pies, por mi Cruz, por mi Gracia, por mi Divina Voluntad, que es la de la Santísima Trinidad. 
Os esperan tiempos nuevos, hay dicha en el horizonte de todos los hombres. Vienen tiempos de risas, se acabaron los llantos. Víctor sufrió por ellos. Bendito en el Cielo, mi amadísimo hijo Victorcito, tal como le llamabais. Él, sufrió por multitud interminable de hombres; pagó su rescate en su cuerpo, y su santa alma, ahora brilla como un espejo en el Cielo, y llevará mi Inmaculado Amor, intacto a través del tiempo, a toda generación de Dios. Yo, por él, haré maravillas: relucirá el sol, y jamás luz alguna será más bella. 
Vienen tiempos puros, de grandes cosechas. Dile a mi amado hijo Fuerza, que espero en él y en ti, amada Primavera. Nadie dudará ya más que Yo soy Dios, y Dios de amor; mi amor brotará por todos los rincones, y la tierra será un paraíso. Lo concedo por el sufrimiento de mi hija, la Virgen María, que tanto os ama, y por los que a Ella se han unido en oraciones, plegarias y sacrificios.
Bendito Dios, bendita por siempre la fuerza de su amor. Los ángeles cantan aleluyas. Llega el fin de los siglos, y la Esposa se viste de blanco, y lucirá su pureza a través de mi muy amado hijo, el Santo Padre. A él le colmaré de dicha, porque ha sido fiel. 
Destruiré la maldad y descansará la furia del Padre, por Víctor, por mi Madre y por los Santos de todos los tiempos. 
Lucirá en el Cielo y en los corazones, la esperanza. Satán ha sido vencido por un niño. Y Yo bendigo a sus padres, que me lo ofrecieron libremente. Irán al Cielo. Iréis al Cielo. Ya hay un lugar para vosotros, Primavera, Fuerza, y mi amor os colmará de gozo por siempre. 
Reíd niños, con Dios, ha llegado la hora de la alegría, y sucederá como está escrito en la Biblia: Yo enjugaré todo llanto, Yo saciaré con mi amor todo corazón, porque mi amor es lo único que vale. 
Amaos, hijos de mi Corazón, amaos unos a otros. Ha llegado la hora del perdón, del arrepentimiento y la reconciliación. Tocarán las campanas de mi Iglesia y, santamente engalanada, subirá a los Cielos, acompañada del Esposo de sus amores. 
Decid al mundo, que Mamá ha vencido a Satán, y ya ha llegado el tiempo de la paz; que mi amor cubrirá la tierra toda, y el dolor será dulce alegría. 
Cantad, bailad. El Nuevo Reino, resurgirá en las estrellas. Y cuando cante mi Amada, Yo la cubriré de besos, la arrullaré con mis brazos; y todos los santos sacerdotes que me han sido fieles, entonarán a coro el ángelus, recordando mi venida al mundo; y sonarán en sus oídos los cantos de los ángeles, que gritarán a coro, triunfales: “El amor del Cordero de Dios, venció las tinieblas, y brilla hoy el sol, y sus rayos penetran en toda la tierra”. 
Yo, Jesús, Hijo del Dios vivo y de Santa María, certifico que ha llegado la Era de la dicha. 
Os bendigo a toda la familia, Primavera, Fuerza; muchos os deben la Vida Eterna. Yo os premiaré ya en la tierra y, cuando vengáis al Cielo, mi Madre y Yo, vendremos para acompañaros a la Nueva Morada, y allí, mi amada hija Lis, (- Entiendo que es la madre de Fuerza) te besará, Fuerza, ya que me has sido amante fiel. 

Yo digo todo eso, y quiero que quede escrito, porque es veraz y cierto: se han abierto las Puertas del Cielo. Ya no temáis, hijos míos, todos tan amados; ya no temáis, que el amor ha vencido. Así fue escrito, y Yo lo reafirmo. Que Dios Padre os bendiga a todos. Y a ti, amado hijo de mi corazón, Xifón, tú tienes que decir al mundo que Yo Dios, el Dios de amor, cierro las puertas del infierno, y ya no habrá dolor. ¿Que no lo entiendes? A su momento, te lo haré entender. 
Quiere a Fuerza y a Primavera, que te necesitarán, y tú les ayudarás a caminar en mi verdad. 
Sedme siempre fieles, hijos míos. Me habéis robado el corazón al darme a vuestros hijos Ana y Víctor, por la salvación del mundo. Yo no lo pedí a nadie. Vuestra libertad traspasó las barreras del deber, y os bendigo, y bendigo a todos vuestros hijos, que Mamá cuida con tanta dedicación; todos irán al Cielo, y Yo me reuniré con vosotros, y será para siempre jamás. Seguid con vuestra vida, continuad siendo dignos hijos míos. Os esperan percances y caídas, pero nadie os apartará de mi Inmaculado Corazón. Disteis vuestro amor al mundo, y el mundo os amará, por mi amor y voluntad; seréis felices, y Yo estoy siempre, siempre, con vosotros. 
Oh mi amado hijo Fuerza, varón bueno y fiel, no te arrepientas jamás de haberte unido a Primavera; fue precipitado, pero Yo seguía tus pasos, y os bendije. 
No os envanezcáis y sed humildes. Os amarán, porque amor con amor se paga, y vosotros amasteis al mundo, y me ofrecisteis lo más valioso, un alma pura como el crisol, para salvar al mundo; Yo os salvaré y os reconciliaré con él. Sed bendecidos; mis manos tocan vuestras cabezas, y os honro con mi constante presencia y la de mi Santa Madre. 
Os dejo, ya que a ti, hija, te duele la espalda de tanto escribir; otra vez, ponte más cómoda, que tengo muchas cosas por decir, todo son maravillas y dichas. 
Sedme fieles, y no olvidéis que toda vuestra familia es bendecida; todo os irá bien hasta el fin de la vida. Os sacrificasteis sin esperar recompensa, y Yo os recompenso por ello. El Cielo y el Dios Eterno os esperan.