Saltar al contenido

Revelaciones 19

Martes, 29 de Octubre de 1.996   Rezo…      10:12 h. a 12:11 h.

Yo.- Amor mío, mi Jesús, mi Dios, dime.

+ Hijos míos, Yo, Dios, os digo, y digo a mi amadísimo hijo Wans: Eres bueno, serás santo. Sí, es raro a tus oídos y corazón el que Yo, Dios, te hable de santidad, de perfección, mas es justo que un hijo imite a su padre; y Yo, Dios, Soy tu Padre; ¿no es cierto? Y, ¿no es menos cierto que Yo, Dios, soy Santo y Perfecto? Y, ¿qué es ser santo? Ser santo, hijo mío, es luchar por obedecerme, por obedecer a Dios por amor, por el amor con que te amo; y tú sabes que te amo, y por ese mismo amor mío, te vences a ti mismo, amado hijo Wans, y me amas y es este amor, que te hace obediente y fiel. Y por ese amor a Mí, a Dios, por ese mismo amor obediente y fiel a mis mandamientos, a mi Perfecta, a mi Santa voluntad, luchas. Y es tu lucha, que me da tu perfección, tu santidad, que santidad, es la victoria en las obras, por tu lucha, por amor a Mí, a Dios; y esa victoria, da buenas, bellas obras de amor, que las haces por Mí, por Dios, mas el mundo las saborea; ya que toda obra, es un hecho que se hace y acontece en este mundo; y por tus buenas y santas obras, el mundo se santifica, me da gloria, ya que tú haces tus obras, pensando sólo en Mí, en Dios, en que soy tu Padre, y tú eres mi amado hijo; este hijo, que Yo, Dios, te redimí, por mi amor, por mi muerte en la Cruz.

Ser santo es ser perfecto, y sólo es perfecto quien imita a lo Perfecto, a Mí, a Dios.

Amado Wans, saca todo rencor de tu corazón, y piensa, que quien te dañó, es digno de lástima, ya que tenía tu verdadero amor y lo despreció, ¡no era la persona adecuada!

Cuando el amor no es recíproco, no es amor que proviene de Dios.

Acepta que esa persona no te quiso. Era libre, libre como lo eres tú y todos los descendientes de Adán y Eva. Mas esa persona, libremente, te dañó. Reza,  no guardes jamás rencor, ya que el rencor te encadena a su recuerdo; y hay demasiadas cosas bellas en la vida, para que pierdas el tiempo en tonterías. Y digo tonterías, a todo lo que os daña.

Buscad sólo lo que proviene de Mí. Y todo lo mío es santo, es perfecto, y sólo es bueno.

A veces creéis que Yo, Dios, soy el que os mando la enfermedad, el dolor, la pobreza; mas eso no viene de Mí, vino por Satanás al hacer pecar a mis primeros hijos, a Adán y Eva.

Yo, Dios, no hice la enfermedad, el dolor, la pobreza. Mas ésta, existió por la libertad de Adán y Eva, que libremente y conscientemente, se unieron al demonio y me apartaron de su vida. Y por eso, ahora vosotros, pagáis su desgracia; ya que es una desgracia usar mal de la libertad. No creáis jamás, jamás, que Yo, Dios, lo quiero, ¡no!, ¡os mentiríais! Yo, Dios, lo permito, ya que os hice libres, y acepto las consecuencias de mi santo deseo, el perfecto deseo de Dios, de que libremente y conscientemente, luchéis para ser buenos y santos. Y Yo, Dios, no puedo sacar del mundo, lo que libremente mis hijos buscaron, que fue el adherirse a Satanás, el Demonio, alejándose de Mí, del Dios que por amor os creé libres, libres para hacer el bien. Y, estando por la libertad de los hombres: la enfermedad, el dolor, la pobreza, en el mundo, Yo, Dios, no puedo cambiar eso, ya que si lo cambiase, seríais mis esclavos, y Yo no deseo esclavos, sino hijos; hijos que me améis, como empiezas a amarme tú, mi amado y buen hijo Wans. Yo no puedo, sin destruir vuestra libertad, cambiar el mundo, el mundo en que vivís. Pero sí, que por mi amor, pude y creé otro mundo, en el que no tuviera cabida el dolor, la enfermedad, la pobreza; y este mundo, existe, este mundo está en el Cielo, y no acabará jamás ¡Jamás! Es un mundo para siempre, no es para 80 ó 90 ó 100 años; es un mundo que durará interminablemente, billones, trillones, cuatrillones interminables de años.

Para poder vivir en este mundo feliz, antes, Yo, Dios, me hice hombre en Jesucristo, y precisé de una joven doncella que nació sin pecado original, es decir, nació en similares condiciones que Adán y Eva. Lo que, Ella, María, nació de varón y hembra, de sus amados padres, Joaquín y Ana; y en cambio, Adán y Eva fueron formados de mis propias y Santas, Perfectas manos (perfectas en el bien); y María me dijo sí, y en cambio, Eva y Adán me dijeron no. He aquí, amado hijo Wans, donde radica toda diferencia, ¡en el uso de vuestra libertad! Y así, Yo, Dios, Jesucristo, pude tomar cuerpo y sangre humana, y así Yo, Dios, Jesucristo, pude sufrir como sufres tú, amado Wans, y como sufre cualquiera de los hombres.

En Mí, en Dios, en Jesús, sentí y padecí el dolor, la enfermedad (mi calvario en la Cruz), la pobreza, la soledad, la burla del mundo, la incomprensión, la prisión, el martirio, el ver sufrir a mi Madre, el obedecer a Dios, a Mí mismo, el morir por ti, por todos los que sufrís. Y por mi vida en la tierra, y por mi muerte, os abrí las puertas de este Mundo Perfecto que está en el Cielo. Y vais llegando a la antesala de la Nueva Tierra, cuando la muerte os separa el alma del cuerpo.

El cuerpo es como un vestido. Mas el alma, es en verdad inmortal; es vuestro verdadero cuerpo. Y cuando morís, dejáis sólo vuestro “vestido”, y venís, vosotros mismos, ante Mí. Y como siempre, María, nuestra Madre bendita, está allí, y os sonríe enseguida, y os abraza el alma y os sentís en casa. Y Yo, Dios, Jesucristo, os juzgo, y doy mi Santo, mi Perfecto veredicto. Y venís, los que habéis luchado por mi amor, al Cielo, aunque muchas veces habéis pecado, mas otras más, muchas más, por amarme, os habéis vencido a vosotros mismos y vuestras imperfectas inclinaciones; es decir, inclinaciones al mal; ya que la imperfección es esto, la inclinación, el deseo de mal. Y en cambio la perfección, la santidad, es el hacer por mi amor, luchando por él, el bien.

Deseo discernir mejor la palabra perfección. Y os diré, Yo, Dios, un ejemplo:

Cuando en una empresa, se dice “un perfecto trabajo”, lo dice muchas veces por los resultados en capital, no por los medios, ya que muchas veces, los medios van contra Mí, contra mis santos mandamientos; ya que a veces, para vender un producto, lo promocionan con imágenes sexuales, que destruyen la libertad del que las observa, ya que les inclina a hacer el mal; y la libertad está para hacer el bien. Para hacer el mal no hace falta discernir, usar de la mente y decidir si os conviene o no seguir con vuestra inclinación a la imperfección; inclinación que heredasteis, por el mal uso de la libertad de Adán y Eva, vuestros primeros padres. Por lo cual sois reducidos, manipulados, al mal. Y sí, puede tener éxito comercial la empresa, y llamar a su montaje, un montaje perfecto, mas, no es esto lo perfecto.

¿Lo entiendes, hijo mío amadísimo?

Ves, todo lo mío, de Dios, es sencillo y fácil, lo que no veis bien. Hay que buscarme, y Yo, Dios, os enseño.

Y volviendo al punto de la vida en mi Cielo; cuando Yo, Dios, os he juzgado, y tengo en cuenta, que muchas imperfecciones, las habéis confesado ante un sacerdote; y por el hecho de hacer mi santa Voluntad, que es esa, el que os vayáis a confesar de vuestros pecados; éstos no pesan en la balanza justa de mi juicio contigo, ya que Yo, Dios, por morir en la Cruz, me llevé estos pecados a su muerte, es decir, ¡Están muertos por haberlos confesado! ¿No es maravilloso mi amor? Hay quien no confiesa o confiesa mal; y entonces, Yo, Dios, por mi justicia, debo tener en cuenta los pecados que no se han confesado o se han confesado mal, es decir: No diciendo toda la verdad; y por vuestra libertad de no ser justos, Yo, Dios, hago justicia, y a muchos debo ordenarles se encaminen al Purgatorio, a expiar su libertad.

¡No seáis torpes, hijos míos!

¡Confesaos bien y de todos los pecados; y Yo, Dios, os los perdono, y no los tengo en cuenta a la hora del Juicio! Ya sufrí, Yo, Dios, mi calvario, mi muerte en la Cruz, por ellos.

¡No seáis tontos!, sed sabios, y si pecáis, que pecáis y pecaréis muchas veces mientras viváis en el mundo terrenal, acudid con presteza a confesaros; ¡por eso os di mi sacramento de la penitencia!, para que cumpláis la penitencia que os impone el sacerdote que me representa; y así, no tendréis que cumplir la penitencia del Purgatorio, que es amarga como la hiel que me dieron a beber en la Cruz.

Hijitos buenos, os amo tanto, Yo, Dios, que lo tengo todo programado para que podáis vivir y disfrutar del Mundo Celestial, del Mundo mío, de Dios; del mundo donde viviréis siempre, todos juntos, Conmigo, con el que tanto os amo, que os creé, y luego me creé hombre, para que mi libertad os diera la libertad. Meditad, rezad; Yo, Dios, lo puedo dar todo, ¡os lo doy todo!, me doy a Mí mismo en la Sagrada Comunión: Vuelvo a crearme, en cuerpo y alma, cada vez que un sacerdote celebra la Santa Misa. Y podéis venir a Mí; Yo me doy a vosotros por amor, y cuando me “coméis”, os abrazo, os lleno de paz, de infinito amor, si antes estás limpio de pecados por haberlos confesado.

¡Estoy loco de amor por ti!, me doy Yo, Dios, a ti, si tú libremente me quieres. No te obligo; todo mi amor es siempre un regalo que tú puedes aceptar o rechazarlo. Los que lo rechazan, esos, en el Juicio Final, van al Infierno, si es que libremente, sin coacción, estando sanos, me rechazaron. No hablo de los que no me conocen, o me conocen tan mal, que es como si no me conocieran. Hablo de los que usáis de la libertad, pudiendo libremente elegir.

Amado hijo, Wans, tú me has elegido, tu libertad me desea, mas necesitas información de Mí: Estudia el Catecismo de mi Santa y Única Iglesia, la Católica, Apostólica y Romana. Y Yo, Dios, no seré un desconocido para ti, amado Wans. Y te demostraré mi amor. Te voy a sanar de tus enfermedades físicas y morales; bebe el agua de Lourdes, que mis amados instrumentos, Fuerza y Primavera, te dan. Bebe, confiesa todos tus pecados, y acude a comulgar; y verás en ti, amado Wans, mi milagro santo de amor, porque Yo, Dios, te amo. ¡Te amo tanto, amado Wans, que me duele el corazón! Comprueba mi amor: ¡De ahora en adelante serás mejor, mi gracia te perfeccionará, y crecerás en fe; y mis dones se arraigarán en ti! ¡Te amo, Yo, Dios! Ámame tú. ¿Me amarás más?

¡Ámame y olvida todo daño que te has encontrado en tu vida! ¡Piensa sólo en todo el bien que tú, Wans, puedes dar a la vida; empezando por tu bendita hermana, mi niña Xis!, a la que Yo, Dios, deseo también sanar.

Bebe, bonita mía, el agua de Lourdes que mis instrumentos amados, Fuerza y Primavera, te darán, y prepárate para ser feliz. Te amo Yo, Dios, y Santa María. Te amamos tanto, que estamos gozosos, de que ambos deseamos sanarte. Acude a confesar y a comulgar. Y acepta de Santa María, la rosa roja, que te da como prenda de tu amor fiel por Ella y por Mí, por Dios. Puedes estar contenta, amadísima hija Xis, mi amada, mi tan amada niña, por quien Yo, Dios, estoy contento de haber creado a los hombres. Sigue ayudando a tus hermanos, no desfallezcas, y verás mi santa recompensa, ya desde ahora. ¿No te das cuenta que todo acontece en respuesta de tus oraciones? (y veo a Jesús, sonreír con dulzura, y Mamá que está con Él, también sonríe).

* Hijita buena; Mi pequeña, Mi niña, oh Xis bonita. ¡Tesoro! Eres preciosa. No llores, ya que ya has llorado bastante; ahora ríete, ahora canta; alegra tu corazón. Estás cumpliendo lo que te pidió tu madre, debes estar contenta. Y yo, María, te ayudo y te ayudaré. Eres buena, eres fiel, y vives por cumplir tu deber. Yo, María, te daré, por mis ruegos a Dios, que no me niega nada, soy su Madre y la tuya, y te daremos el amor humano que tanto ansías. Te amarán, bonita y fiel Xis, y si deseas preguntarme algo, no dudes, acude a Mí, o a Dios; Él está siempre en el Sagrario. Y si lo deseas, pregunta a través de nuestra hija Primavera. Yo María, te bendigo, Xis mía, y Dios se une a mí. ¡Sé feliz! ¡Te quiero!