Rezo… (19:07 h) a (19:27 h).
Yo.- Amor mío y Dios Todopoderoso, Edon te pregunta por la relación tensa que existe con su hermano. ¿Quieres, Dios, darle algún consejo?
+ Quiero, puedo, y lo hago.
Acudid a Dios, al Dios que tanto os amo; y Yo, Dios, te doy mi mano, y tú, hijo, hija, te agarras de ella y, andando conmigo, todo es paz, equilibrio.
Amado, amadísimo, hijo Edon; el respeto también es amor; ¡hazte respetar!
A veces, los hombres os rebajáis demasiado a otro, por el simple hecho de desear ser buenos cristianos.
A veces, dar a quién no desea recibir, es causa de envidia, por parte del que te rechaza.
El amor es amar, pero no perseguir ni hacer cosas raras, para que la otra persona te ame.
Hijo mío, mi amado Edon, el consejo de tu Dios, es que seas más correcto, que afable y cariñoso.
Hay personas que desprecian lo que uno les da, y en cambio, lo buscan con desespero cuando no lo tienen.
Tú, hijo mío, sé justo, da siempre el bien, cumple con tu deber y mis mandamientos, pero reserva lo que te rechazan.
Luego lo querrán, lo pedirán, lo necesitarán.
Y te lo pedirán, siendo ellos los primeros en dar, para así poder recibir de ti.
La clave es la corrección, y en la corrección, hay la prudencia en el hablar.
No hables, si no te lo piden.
Habla de tus cosas, conmigo. Yo, Dios, te escucho, te entiendo y aprecio, en lo que vale, tu amor y amistad.
Dar, no es dilapidar, dar, es ser justo y hacer justicia, y la justicia es la medida justa en todo, el equilibrio.
Yo, Dios, os amo a todos, a todos, hijos míos, pero los que me correspondéis, recibís mis gracias.
Los que no me correspondéis, no recibís nada, y no porque no desee daros, o no os las dé, sino porque uno bebe cuando tiene sed, y no por el hecho de ver correr el agua.
El agua corre y se pierde, si no tenéis sed y no procedéis a beber.
¿Entiendes lo que tu Dios desea decirte, amigo Edon? Tú, ama, sigue amando a tu hermano; y con darle sólo tu corrección, él deseará beber.
¡Haz la prueba, y verás que Yo, Dios, tengo razón!, y vendrá vuestra unión.