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Revelaciones 18

Lunes, 2 de octubre de 1995… rezo… (21:31) a (22:33)

 

Yo.- Amado, mi amado, ¡te quiero tanto! Déjame descansar en tus brazos. Estoy cansada. He sufrido de miedo, de perder a mi hijo Bondad, no entendía y se separaba de la unidad de la familia; que tantos años me costó formar. Años llenos de renuncias, de sacrificios, y todo, todo para que mis hijos creyeran en Ti. Tengo los nervios agotados de tanta tensión nerviosa y necesito que Tú, amor mío, me des un poco de tu dulzura. 

+ Primavera, mi niña, te lo dije, ten fe. Sabía que vuestro amor rendiría a mi amado hijo Bondad; no podía ser de otra forma, porque amor con amor se paga. ¿Te extrañas?

Lo mismo ocurre con todos los hijos que me permiten darles mi amor. Se rinden al suave fuego de mi Corazón, y me ofrecen su amor incondicional.

Quise que esta experiencia de tu hijo Bondad, la escribieras para dar ejemplo del amor filial, y, sobre todo, de tu amor maternal, que es semejante al de Dios, que va presuroso en busca de la oveja descarriada, y utiliza el amor de otras ovejas del rebaño para rendirla a mi amor y que vuelva al redil.

 Hoy estás cansada amada hija Primavera, pero debes estar contenta; has sido un instrumento útil a mi voluntad y, después de hacerte servir, debes reposar. Mañana será otro día, y ya estarás mucho mejor.

Voy a utilizarte mucho Primavera, bonita, porque eres buena y fiel. No temas, no es que tus hijos te llenen de problemas, tendréis muchos días de paz. No, amada hija mía, voy a utilizarte a ti y a mi amado hijo Fuerza, para que me reconciliéis con algunos hijos que se han escapado del redil. Debéis ser muy fuertes y fieles a mi camino, ya que los rendiréis por vuestro ejemplo. Debéis cumplir fielmente con vuestro deber. Amaos, amaos mucho, que vuestro amor me recuperará almas. Os quiero tanto; no podéis sospechar el amor que siento por toda vuestra familia. Me sois fieles, luchando con vuestro temperamento, y vais formando vuestros caracteres según mis deseos. Os amo, os bendigo y os envío gracias especiales para vosotros y vuestros amados hijos.

Esperanza, bonita niña, la mimada de mi corazón: rompiste tu orgullo por amor; Yo te aumento las gracias y te acaricio el rostro con infinita dulzura. Yo, Dios, te digo, Esperanza mía, que recordaré tu renuncia y humillación. Sé feliz, ríe contenta, porque eres digna hija de Dios.

Bondad, amado hijo, has acudido a Mí, y ya todo está en su sitio. Yo te bendigo y te acaricio el rostro. Ten fe, es mi Espíritu el que habla por tu madre en estas líneas, ten fe. Eres mi apóstol; instrúyete, hijo amado. Te colmo de amor y dicha.

Niña, bonita hija mía, las lágrimas que derramaste por tu hermano, le derritieron el corazón, y el ángel le habló de humildad y amor; gracias, hija mía, acaricio tu rostro y te acompaño cada día. Te aumento la fe.

Mamá está muy contenta con todos y no deja de interceder por vosotros. Los ángeles están gozosos de serviros y os aman. Oh, queridos hijos míos, habéis pasado una prueba; seguid con vuestra fidelidad.

¿Quieres que te hable de tu amiga del alma (Yo.- sonríe) Lix? Pues te recordaré que amor con amor se paga, y, como tú la amas tanto, querida hija Primavera, pues ella te corresponde, ya que es buena. Sigue rezando por ella. No sufras por su salud; ocurre lo que debe ocurrir, pero os volveréis a reunir. Me gusta vuestra amistad, es buena y Nos parece bien que os améis. (Yo.- Sonríe) Todo llega a su fin, como la separación en que vivís las dos.

¡Que el mundo se ame, que circule la moneda del amor! La Santísima Trinidad quiere que en la vida, se honre a Dios. Dios por encima de todo. Y Dios os dará, os daré, mi Amor, que es el más preciado de los tesoros.

Amaos hijos todos, amaos y olvidad el rencor; reconciliaos con vuestro Dios y no temáis, que Yo soy Dios, y Dios de amor, de misericordia, y os doy todo mi Corazón.

El mundo lo hicimos para la dicha, y esa dicha no tardará. No os asustéis con los problemas de la vida; acudid a Mamá. Mi Madre Santísima os protege y os protegerá. No os olvidéis de vuestros ángeles, ellos os guiarán a la Eternidad Celestial. Cumplid cada cual con su deber; y el primer deber del hombre, es darme su amor. Yo Dios os doy el mío y, si me pedís perdón, os perdono con todo mi Corazón. 

Yo.- Te amo Dios mío, te amo, te amo, te amo…y quiero amarte más, mucho más, infinitamente más, y que todos los míos hagan igual; ¿me lo concederás? 

(- Sonríe) Te lo concedo. (- Y sigue sonriendo, sonriendo.)