Saltar al contenido

Revelaciones 16

Miércoles, 27 de septiembre de 1995… rezo… (11:00) a (11:35)

 

Yo.- Amado Dios: te amo, sí, y quiero que me des tu amor.

Ayer fuimos a hablar con el amado sacerdote Xifón, y me dijo, entre otras cosas, que Tú, Dios mío, eres celoso. ¿Por qué eres celoso? 

+ Todo amor es para Dios y por Dios.

La finalidad del hombre es glorificarme con toda su persona. Eso quiere decir, mi pequeña y amada hija Primavera, que el hombre, para ser fiel a sí mismo, sólo debe ocuparse de Mí, pensar en Mí y vivir para Mí.

Cuando el hombre ama a los demás por mi amor, no hay celos en la Santísima Trinidad, al contrario, nos place este amor. Pero cuando los hombres se aman entre ellos por motivos humanos, y no porque nuestro amor irradie otro amor, entonces es amor egoísta, amor que finiquita, que no sale de la esencia misma del Amor, que soy Yo, Dios, y entonces ese amor impuro, mancha el alma del hombre, y lo aparta de Mí. Y Yo sufro por la pérdida, ya que no hay conexión entre el hombre y Yo. Y sufro porque deseo su amor, ya que al hombre lo creé para que me diera gloria, para que me amara sobre todas las cosas. ¿Entiendes, amada Primavera? 

Yo.- Creo que sí, pero tengo que meditarlo un poco. Pero supongo que Tú no tendrás celos porque yo amo mucho, muchísimo a mi esposo Fuerza. 

+ (- Sonríe prolongadamente) Me haces reír, hija de mi Inmaculado Corazón. Cuán bien hace a Dios esa risa. Hacedme reír más, hijos amados, hacedme reír por vuestro amor; eso le gusta y le complace a Dios. 

Yo.- Me gusta mucho que te rías: ¡estás muy guapo! Pero no me has contestado. 

+ (- Sigue sonriendo) Ojalá todos los matrimonios se amaran como vosotros dos, hijos tan y tan amados. Me place vuestro amor, me place tanto que los ángeles os visitan para disfrutarlo. Seguid amándoos. Me amáis y os amáis: ese es el amor que deseo Yo, la Santísima Trinidad, Dios. 

Yo.- Y ¿tenías celos de mi amor por mi amiga del alma X? 

(- Se ríe) Me haces reír mucho hoy. 

Yo.- (A mí me molesta un poco que se ría de eso.) 

+ No te enfurruñes Primavera, bonita, tú puedes y debes amar a quién te plazca, ya que los amas porque me amas. 

Yo.- ¿Así? ¿No has permitido que X me haya pedido que la deje de escribir, y llamarla por teléfono, porque tienes celos?

+ (- Se ríe mucho)

Yo. – No te rías tanto, que es algo serio. 

+ Cuánto me gusta reírme por amor.

Bien Primavera, no, no tengo celos de ninguno de tus amores, y no lo permití por celos, sino porque era conveniente para las dos. Vuestro amor se fortalecerá en el silencio. 

Yo. – ¿Y durará mucho este silencio? 

+ Lo que sea conveniente para las dos, amadas hijas de mi Inmaculado Corazón. 

Yo.- ¿Tú crees que por su santo debo felicitarla? ¿Y si se enfada más? 

+ Pregúntaselo a mi amado hijo Xifón. Un director espiritual sirve para ayudarte a hacer el bien, y el primer bien es amarme sobre todas las cosas, y el segundo, amar a los demás por mi amor, y darles lo que tú querrías recibir. (- Y aún sigue sonriendo)

Me has regalado el día de sonrisas, amada niña mía. Ama, ama, que Yo estoy en ese amor. Besaos Fuerza, Primavera, besaos, me place tanto que os améis…

El amor humano, cuando es por Dios, es semejante al divino, ya que hay entrega, como el de Dios Hijo, que entregó su vida por amor a todos vosotros.

Me place que los esposos se amen, y se acaricien y se mimen, como Cristo ama a la Iglesia…

Me place el amor de los hombres por los hombres, a través de Dios. Amaos. Quiero un mundo de amor, con amor y por amor… (Yo.- Sigue sonriendo; está muy feliz y contento.)  

Yo.- Te amo, mi amor, más que a nadie. ¡¡¡Te amo, Dios!!!