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Revelaciones 120

… rezo… (19:18) a (19:55)

 

Yo.- ¿Deseas, oh amado, decirme algo más sobre este tema? 

+ Para terminar, Yo Dios, deseo que quede claro, que los hijos que tenéis en el matrimonio, es por el fruto de vuestro santo y bello amor sacramental, ya que el que ese amor dé hijos o no, es decir, seáis los esposos físicamente fértiles o estériles, no influye en nada el amor sacramental que sentís y tenéis en un matrimonio normal y natural, es decir, por la potencia de mi sacramento que recibís al daros mutuamente y libremente en matrimonio.

Y ese amor, ese bello y gozoso amor espiritual, que al ser humanos, lo sentís humanamente, para darle vida sobrenatural, es lo que os hace imperecederos, ya que vuestra semilla es fecunda y da vida a otra persona, que, aunque sea humana, es espiritual con vida sobrenatural.

Pero todo ello, deriva de la esencia del amor matrimonial cristiano, por eso hay que mirar a los hijos como fruto del amor, y no como seres que se pueden crear si a uno le conviene o no.

¡Los hijos son el fruto del santo amor matrimonial!, y no se puede mirar como consecuencia de un acto puramente carnal, ya que si fuera así, sería pecado el tener hijos, por ser sólo un gozo instintivo.

Pero como no es así para los hombres, que son los herederos de Dios, y por lo cual hechos a su imagen y semejanza, y si Yo Dios, soy un Ser Espiritual, vosotros al ser mis semejantes a Mí, Dios, y ser mis hermanos, mis hijos y herederos, ¿qué vais a heredar de Mí, sino el Cielo? Y en el Cielo vivís en espíritu, no en cuerpo corrupto. ¿Qué decir a ello?, la verdad, hijos míos; y la verdad es que vuestro cuerpo sólo es un fin para llegar al principio de la verdad, que es que sois hijos de Dios, que es, soy, Espíritu.

Y si soy Espíritu, vosotros al ser mis hijos, sois ante todo y sobre todo, espirituales, y talmente vuestro amor y el mío, es espiritual, y al ser espiritual, no es carnal, y al no ser carnal, no puede tener medida en la cantidad de hijos a dar a la vida, ya que el espíritu que tienen vuestros hijos, es lo que heredarán para vivir en la Eternidad, en mi Eternidad.

Y ¿cuántos espíritus caben en la Eternidad? Si el espíritu no ocupa lugar, y la Eternidad es imperecedera, pues no hay límite a los frutos de vuestro amor matrimonial, que por mi sacramento, es espiritual y, aunque al vivir en la tierra, tenéis cuerpo, no por ese cuerpo, no sois hijos míos, ¡de Dios!, al contrario, hijos míos, os creó el amor, el amor espiritual, que actúa en el cuerpo carnal y es el que os da la vida.

Por eso, los hijos bendecidos por mi sacramento, no podéis actuar como las bestias o los hombres que lujuriosamente utilizan la unión carnal sin su amor auténtico, que es espiritual, y aunque el proceso físico es el mismo, y el resultado es un ser humano, un hijo mío, no por eso es el verdadero servicio que da Dios al amor lícito.

Y aunque los hombres seáis todos iguales, y todos tan amados por Mí, vuestro Dios, Yo mismo os juzgaré, y vuestra libertad os condenará, y os dará el pago justo a vuestro destino, que es glorificarme con vuestras obras, que son sentidas espirituales, aunque utilizáis la materia humana para darlas a conocer.

¡Quién tenga ojos, vea, y quién tenga corazón, ame!

Yo Dios, haré justa justicia; y os amo y os amaré.