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Revelaciones 11

Sábado, 15 de Febrero de 1.997        Rezo…    19:28h. a 19:57h.

Yo.- Dios mío, Amado Amigo, nos comentó ayer Bondad, que después de ver la muerte del joven que llevaban en la ambulancia, se dio cuenta de que morir es muy fácil.

+ Morir es fácil; como vivir, como trabajar, como rezar, ya que morir es algo natural, la muerte no avisa, no anuncia su llegada.

Aún la vida, para dar vida humana, se precisa del acto de dos personas, y con ello, se puede deducir que posiblemente, con su acto, han creado vida.

Mas la muerte no da pistas. La muerte es.

Sí, es fácil morir. No suenan las trompetas; de repente uno deja de respirar, su corazón deja de latir y muere.

Puede la muerte proceder a la enfermedad, o puede venir repentinamente, sin avisar. La muerte no espera nueve meses para ser independiente, no, la muerte viene; y si uno muere, no vuelve jamás a vivir en la tierra que Yo, Dios, di a Adán y Eva.

Pero no temáis a la muerte, ya que si sois míos, de Cristo, os espero Yo mismo, en el mismo instante que dejáis de respirar: ¡Vuestra alma, hijos míos, es inmortal!

Así que, la muerte es algo relativo, ya que nadie, nadie, muere: o vivirá Conmigo en el Cielo, o estará con Satanás en el Infierno, ¡para siempre jamás!

No os hagáis ilusiones: vosotros los necios y malos, no penséis que, con la muerte, todo ha acabado, ¡al contrario! Con la muerte empieza vuestra vida de libertad, la vida que libremente, con vuestra vida terrena, habéis cosechado. Yo siego y recojo mi grano, las malas hierbas, los zarzales; éstas, van al Infierno, a sufrir para siempre su libertad, que libremente eligieron al vivir en la tierra, y con sus obras y palabras, la proclamaron a los cuatro vientos.

No, no morís, no dormís, sino que sufrís interminablemente en el Infierno con los demonios, o vivís felices, interminablemente en el Cielo.

Los que me pedís perdón y deseáis mi amor, por Mí, por Dios y mi muerte en la Cruz, os doy el Purgatorio; y allí sufrís, mientras os purificáis para entrar en la Gloria Eterna. Ya que allí donde estoy, Yo, Dios, sólo puede vivir el amor; y hasta que no me améis sobre todas las cosas, no sois santos, no sois perfectos, por tanto, debéis sufrir para limpiar vuestro corazón de la impiedad.

Pero, repito Yo, Dios, existe la vida Eterna: es un hecho que, aunque no deseéis aceptarlo, está ahí, es un hecho verídico que os encontraréis todos, hijos míos, tanto si os gusta o no.

Es como la lluvia que cae del cielo, tanto si os gusta o no, tanto si entorpece vuestros planes, o no: es un hecho.

Y así es también un hecho, el que existe el Infierno y sus llamas, y su calor, y su dolor; como existe la alegría perfecta, sublime, purísima, inmaculada, en la gloria de Dios, en mi Mundo.

Mi mundo no es este mundo, ni tampoco es el Infierno, ni es el Purgatorio: mi Mundo está en mi Gloria, allí donde la perfección invade todos los sentidos del alma y la llenan de santo amor, por ser Yo, Dios, Quien Soy, mi Gloria misma.

Es fácil morir. Y, si quieres, puedes libremente elegir dónde vivir: en Mí, en la Gloria de Dios, o en las llamas interminables del dolor del Infierno.

¡Tú eres libre! ¡Libre!

Decide.