Saltar al contenido

Revelaciones 10

Viernes, 14 de Febrero de 1.997        Rezo…    8:43h.  a 9:44h.

+ Hija mía, para mis fines, los fines de Dios, que son la santificación de los hombres, relata seguidamente los acontecimientos de Bondad en su servicio social en la Cruz Roja.

Yo.- Ayer por la tarde, cuando regresó Bondad, estaba impresionado. Lleva cerca de dos meses en la Cruz Roja, y hasta no tener terminado el cursillo de socorrismo, se limitaba a ir con sus compañeros de servicio a cuidar de diversos ancianos del pueblo; aprendió que muchas hijas no lavan bien a sus padres, que los cuidan con desgana y contra su voluntad. Otros enfermos están tristes y se quejan de su mal, etc. Pero ayer, junto con otros dos compañeros, vio la muerte: su primera muerte. Un joven, creo que con Síndrome de Dawn, por lo menos me comentó Bondad que no era normal, lo tenían que llevar con la ambulancia a la Ciudad, y por el camino se murió, así de simple: dejó de vivir físicamente. Bondad había rezado a su Ángel y al Ángel de él, para que le ayudara a cuidarlo, y al Ángel del conductor y al de la madre del joven, y al del otro joven, etc. Pero, murió. Luego tuvieron otro servicio, también trágico. No anoto los servicios digamos “normales”. Este servicio del que os hablo era un anciano que tenía una embolia. En la ambulancia le acompañaban su anciana esposa, que rezaba, y su hija. Bondad nos contó que, como siempre, pidió ayuda a los Ángeles, y le tocó nuevamente estar al lado del enfermo en la ambulancia, con la orden: “Haz lo que sea pero que no se duerma. Si se duerme morirá”. El pulso del anciano casi no se oía y vomitaba y se dormía, Bondad tenía que pegarle, y fuerte. Nos dijo que no pensaba en otra cosa que, en mantenerlo despierto, y que, aunque iban a 140 Km. por hora, el camino se le hacía larguísimo, tenía un sudor frío. la hija del anciano protestó por la forma con que Bondad le pegaba, para que no se durmiera, ya que nos dijo Bondad que lo hacía con fuerza, porque se dormía, y el corazón apenas latía, y a las protestas de la hija le dijo: “Cállese usted”. Nos dijo que tenía que estar serio y seguro, para que así, la madre, es decir, la esposa y la hija, no sufrieran tanto. Al final llegaron a su destino y el anciano llegó sin dormirse: llegó vivo.

+ Sí, hijo mío, mi valiente apóstol Bondad; llegó vivo gracias a los golpes que le diste en el camino, para que no se durmiera y pudiera así vivir.

¡Apóstoles de mi fe, de la fe en Cristo, que no morí; golpead a los que por su “enfermedad” se van durmiendo; si se duermen, morirán!

¿Que cómo hay que golpear? Siguiendo vosotros al Papa, en todo, ¡siguiendo al Catolicismo!

No calléis lo que es malo, por ser una bofetada demasiado dura para los que están dormidos. No esperéis despertadlos con música de violines; despertadlos con la verdad sencilla y sincera, y aunque el golpe les dolerá, no morirán.

¡Es su vida lo que está en juego! No les mintáis, no les digáis eufemismos, ¡morirán! Y tú, sí, tú, serás responsable de no haber hecho lo que era tu deber, el amar a los demás, ¡como a ti mismo!

¿O es que no desearías que te salvaran la vida, aunque tuvieran que golpearte y dejarte la cara marcada?

Si los hombres os ayudáis a mantener la vida física, ¿no es más lícito ayudar a mantener la Vida Eterna?

¡Os hablo a vosotros, cristianos católicos! Os es lícito pegar físicamente para mantenerlos vivos, pues también es lícito “pegar” con la Santa Verdad, para mantenerlos eternamente vivos, ¿o es injusto? ¡Contestad!

Os estáis acomodando a sus pecados:

Si se divorcian, calláis.

Si abortan, calláis.

Si roban, calláis.

Si calumnian, calláis.

¡Calláis incluso mi Nombre! No me santificáis.

Decís el Padrenuestro de corrida, sin deteneros a entenderlo.

Aunque sólo sea un Padrenuestro al día, sin otra oración, rezadla meditando en vuestro corazón, y esto os santificará.

Llegan a mis oídos murmullos interminables de oraciones que son palabras, nada más que palabras que van sin significado espiritual. Y esto me cansa, cansa a Dios.

Rezad con intención, con emoción.

Comprendo Yo, Dios, que, por ejemplo, en el rezo del Santo Rosario es muy difícil, casi imposible, sujetar todo el tiempo la mente vuestra, a las repetitivas oraciones, mas, que la intención del corazón sea santa.

No me recéis pensando en los hombres que os oyen, y poniendo entonces, entonación beata.

Rezadme pensando en la hermosura de mi Madre, en su belleza y dulzura, en que está presente mientras rezáis el Rosario, ya que es ella la que intercede. ¡No pienses en ti! Piensa en la Madre de Dios, ¡Mía! En que está junto a ti y espera ir a Mí, a Dios, a ofrecerme tu Santo Rosario.

Hijos míos, oración y trabajo: ¡no calléis vuestros hechos cristianos! Que los hechos y las palabras son los golpes que necesitan los “enfermos”, ¡no pueden dormirse, morirían! ¡Morirían!

Despertad al mundo, apóstoles, despertadlos con la verdad; y es la verdad la que golpea, ¡no es vuestro tono de voz al decirla, sino la verdad misma!

Por eso, cuando habléis: hablad con amor, con caridad, con amor a Mí, a Dios. Y aunque vuestro tono sea, y tiene que ser, normal, golpeará el alma y la conciencia vibrará, y pondrá en movimiento al corazón, que se acercará a Mí, al Amor, y vivirá.

¡Que no se escondan los santos!

Que el mundo vea su luz, no por alardear de buenos, sino, por actuar sin miedo a los numerosos pecadores que los envuelven.

Hoy día se esconden los santos, y, en cambio, las obras de los pecadores son las que ven los hombres.

Hijo mío, ¡no te escondas! Tú, sé sencillo, y la luz y la verdad que hay en ti, sin tú saberlo ni quererlo, golpearan al “enfermo”, y no se dormirá, y así vivirá. ¡Vivirá! Por ti, sin tú hacer otra cosa que cumplir tu santo deber de santificarte, por amarme.

¿Me amas, hijo mío, hija mía?

Pues si me amas, sin duda golpearás con tu santidad, por tu amor; y los hombres no “morirán”, ¡vivirán!

¿Deseas hacerlos vivir? Pues es bien sencillo; vive tú amándome a Mí, cumpliendo Conmigo, con Dios y el Santo Padre, ¡mi Único sucesor, el Papa! ¡Yo!

Sí, Yo, Dios, estoy en él y Soy él, ¡el Papa!