… rezo… (12:26) a (12:47)
Yo.- No sabía Dios mío, que Tú nos amaras tanto. Perdóname por no saberlo, ya que si lo hubiera sabido antes, ¡mucho antes!, me habría ocupado de limpiar mi espejo. ¡Perdóname! Perdóname… por favor.
+ Yo Dios os perdono, hijos míos, y con mi perdón os doy mis Gracias espirituales, y con Ellas os voy perfeccionando, para que podáis amarme cada día con más amor.
Ahora que ya sabéis mi verdad: la locura eterna de un Dios por sus hijos, ahora empezará una nueva era, la era de la paz, ya que uno de los frutos del amor, es la paz.
¡Uníos al santo Padre! Él es el pastor de mi rebaño, y a vosotros, hijos amados, tan amados por Mí, por vuestro Dios, os quiero en el mismo rebaño: la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, la Iglesia que tiene por máxima autoridad al Santo Padre, el Papa, mi sucesor, el que posee mi Espíritu, el que tiene las llaves del Cielo, del Amor íntegro y total de Dios; ése es mi Pescador, el que sujeta la red con su amor, con el amor de su Dios, ¡Yo!
Acudid a él, y él os llevará a la Eternidad Celestial.
Amadle, honradle, obedecedle; ¡soy Yo!
Yo, Dios, que estoy en él, y os pido justicia, mi justicia, la justa justicia de vuestro Dios: ¡que todos mis sacerdotes, le obedezcan y le amen!
Y quién no desee o no quiera hacerlo, sea éste anatema.
Yo lo certifico, lo sello y es mi veredicto.
Así lo has escrito, amada hija Primavera, y así ha salido de mi verdad, de la verdad auténtica de vuestro Dios; ¡cumplid todos, mis deseos de unidad al Pescador, al Papa!
¡¡Cumplidlo!!
Es mi orden, la justa orden de un Dios de amor, que desea lo mejor para sus hijos, sus criaturas.
Y lo mejor para Mí, Dios, es la verdad, y la verdad está en la unidad total de la Iglesia.
Y la verdad está en que Yo, Dios, ¡Dios!, estoy con mi sucesor, el Santo Padre.