Saltar al contenido

Revelaciones 10

Miércoles, 25 de Septiembre de 1.996   Rezo…      17:04 h. a 17:52 h.

Yo.- ¡Quiero amarte más, mucho más, infinitamente más! No deseo que tu amor se desperdicie. ¿Dónde va el amor que por mi sientes, Dios mío, y que a causa de mi despiste no lo recojo?

(Sonríe, sonríe… se ríe y me mira riéndose) Primavera, Primavera. ¿Qué sería de Mí, de Dios, sin ti? ¿Quién enseñaría al mundo mis locuras y maravillas? Yo, Dios, soy fuente inagotable de amor, y mi amor es presente, pasado y futuro. Y si tú no me amas, no lo sientes, por no dejarlo entrar en ti, vida mía.

¡Hombres! Mi amor está esperando aprisionar vuestro corazón, con las locuras y maravillas de Dios, ¡mías! Sed sabios, amadme, que cuanto más me amáis, más me doy a vosotros los santos, los perfectos, los que me siguen, y como la mujer cananea, os bastan las migajas que caen de la mesa; mas, las migajas de Dios, son llenas de amor, de sus locuras y maravillas.

Cuando me recibís, Yo, me doy siempre totalmente. Tanto hay en el plato como en las migajas.

Así era y es el amor de San José para Dios. Tanto me amaba en los momentos buenos como en los malos. ¿Cuántos de vosotros me amáis así? Solo os acordáis  de Mí, de Dios, en el sufrimiento, la angustia y el dolor. Mas, también son mías, el goce, la felicidad y la alegría. Y si no son mías, es que no son lícitas esas alegrías.

Hijos míos, consiento en amaros como a hermanos; y si somos hermanos, Yo, Dios, sufrí y también fui feliz en la tierra.

Primavera, apresúrate a amarme más cada día, ya que cuanto más me ames, más sentirás en ti y en tu vida, mi gran amor. San José lo sintió, y lo sintió porque me amó. Su amor era y es grande, grande y creciente. Su amor fue vivir enteramente por Mí, por Dios; de día, de noche, sin sol, sin luna.

Hijos míos, amad, y cuanto más me améis, más y más sentiréis que Yo, Dios, os amo, ya que Yo, Dios de amor, el perfecto, el infinito Amor, os amo a todos por igual, en la misma cantidad y medida; os amo infinitamente a cada uno, mas, sois vosotros que cerráis vuestro corazón a Dios. Yo, Dios, no os digo ¡Basta! Sois vosotros quienes me decís: «¡Basta!» No digas jamás, jamás, que Yo, Dios, no te amo, o que amo más a otro que no a ti. ¡Que no salga  jamás tal injusticia de tu boca!

¡Los santos son justos, y los justos no mienten jamás! No te compares a otro ¡Jamás! No digas que otro tiene y recibe mi amor en más cantidad, y que todo le acontece bien. ¡No te compares a otro, ya que sufrirás en vano, neciamente, estúpidamente! No creas que mi amor se mide solo por la felicidad terrenal. Mi amor, no es de este mundo, que todo tiene un valor comercial, ¡No! ¡Qué horror! Mi amor, jamás, jamás, se puede medir por la plenitud terrenal. Mi amor no es físico, aunque podéis sentirlo así y demostrarlo así al mundo, dando limosna y cuidados, mas mi amor, el amor del Santo de los santos, es amor que vive en vuestro corazón, y, ¿no necesitáis también del corazón para sentir dolor? Pues si el dolor lo siente el corazón, es lógico que penséis en lo cierto, que en el dolor está mi amor, cuando este dolor es santo. Si sentís dolor por ver que otro tiene más dinero que tú, eso no es dolor, eso es celos. En este dolor no estoy Yo, Dios, en este dolor está Satán, el demonio.

Yo.- Amado mío, ¿deseas decirme qué simbolizaba el que hoy Mamá y Tú, en la figura de Jesús niño, a la hora del rezo del santo rosario llevabais ambos, en la mano derecha dos narcisos, y en la izquierda una vasija con agua?

+ Hija mía, los dos narcisos representaban a mis dos flores; una eres tú, y la otra era mi hija Vassula, que como a ti, os riego a ambas con mis santas locuciones, con mi agua que sacia los corazones. ¿Estás contenta? (Y se ríe Jesús). 

Yo.- Sí, sí, sí. Estoy contenta de que no solo hables conmigo, ya que si hablas con otras personas es más fácil de creer que eres Tú quien me  hablas.

+ Mujer de poca fe. Te han herido los comentarios precipitados de algunos de mis hijos, ¡tus hermanos en Mí, en Cristo! Me agrada que estés contenta. Cuando tú estás contenta, Yo, Dios, estoy contento. Cuando los hombres estáis contentos por causa mía, de Dios, Yo, Dios, estoy contento de que estéis contentos.

Yo.- ¡Ah! Te pregunto, amor mío: ¿Qué representa aquel día, que vi a Mami, a la hora de rezar el rosario, que llevaba una flor de lirio de agua?

+ Era la fuerza con que me amáis toda la familia. El lenguaje de María son las flores; igual que Yo, Dios, a ambos, nos gustan las flores. Por eso mi amado Fuerza ama las flores, ya que Yo, Dios, elegí para él, el oficio que di a mi primer amado hijo, a Adán; a él lo puse al cuidado de mi jardín de Edén.

Fuerza: ¡Eres feliz con tu oficio! Así lo he permitido Yo, Dios, ya que Yo, Dios, a quien me ama, le doy la felicidad; y, ¿no es felicidad para el hombre el trabajar en un oficio de su agrado, para lo que ha sido destinado? Y hoy, amado Fuerza, tu Dios, Yo, aprovecho para darte mi santo agradecimiento por dar todo el sudor de tu frente, con tu trabajo, para mantener a tu esposa y a todos los hijos que tenéis, y os voy dando, y os iré dando. Y para que veáis mi amor, verás, amado, Fuerza, cómo tu trabajo es fecundo y fructifica, y crece, como el santo amor matrimonial, que es fecundo y me permite dar hijos al mundo, a través de él. Vosotros cumplís Conmigo, con Dios, y Yo, Dios, cumplo y cumpliré con vosotros, y lo verás en tu trabajo, amado Fuerza; te daré a través de él, mis sueños, los sueños de Dios, que todo lo que sueño es un hecho.

Os amo a todos, a todos los hombres sin discriminación.

¡Sois vosotros quienes discrimináis a Dios de vuestras obras!

¡Sed todos míos!, y todo, por ser mío, será un fruto de Dios; tanto si es alegría como si es santo dolor.
                                                             

Rezo …      18:11 h. a 18:30 h.

Yo.- Amado Dios, nos han dejado unos libros de tus locuciones con Vassula; los lee Fuerza, yo, prefiero no leerlos. Y pregunta Fuerza: “El hecho de que Vassula sea ortodoxa y la elijas para transmitir mensajes al Santo Padre, ¿No puede crear confusión entre los católicos?, ya que Tú repites continuamente a Primavera que tu única Iglesia es la Católica, Apostólica y Romana, y quieres que todos sean católicos.”

+ Hijos míos, Dios habla; poned atención a las maravillas que salen de su Santa boca. Mi hijita, mi flor, mi Vassula, me sirve con amor, y me servirá, y es y será útil a la Divina y Santa Trinidad, Dios.

Sí, deseo la unidad al Santo Padre, deseo que vengáis todos a él, mas unos llegan antes y otros van después.

Mi amor es sabio, mi sabiduría elige, a veces, cosas ocultas a los ojos de los hombres, mas todos vais a Mí.

Hay algunos católicos que, aunque estén bautizados, son peor que los mismos protestantes.

Mi niña, Vassula, me pide si deseo se bautice al catolicismo. No hay que pedir a Dios  lo que es de justicia. Yo deseo la libertad, y soy el dueño de ella. Si mi hijita, Vassula, deseara con todo su corazón unirse a mi única y Santa Iglesia, La Iglesia de Pedro, La Iglesia Católica, no tendría por qué pedírmelo, ¡lo haría!

Ella sabe que si le doy mensajes para el Santo Padre, es que éste es mi hijo y Sucesor. Ella, y todo el que lee mis locuciones con ella, lo sabe. ¿No es de sabios obrar con justicia?; mas para que veáis que en verdad, Dios os dejo libres, soy capaz de demostrarlo, como lo hago con mi niñita, mi fiel Vassula. Ella sabe que estoy en la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, y eso es lo que Yo, Dios, deseo que sepáis, y que la sabiduría incite a la razón  a actuar libremente y con justa conciencia, a lo que Yo, Dios, deseo, y deseo que os unáis a Mí. Y, ¿dónde estoy Yo, Dios? En los Santos Sacramentos; y, ¿dónde están estos? Los tienen depositados en santa confianza, los sucesores de Pedro Apóstol; los que son fieles a la Iglesia fundada por Cristo, Yo mismo, Dios, en Pedro, en Cefas.