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Oración para los esposos

. Oración para los esposos:

 

+“Que el amor conyugal, sea amor visible en todo momento y ocasión. Que santa María y san José, intervengan e influyan en nuestras vidas; todo sea amor, por amor al Dios, Uno y Trino. Concédenos, Dios mío: paciencia y cariño, comprensión y obras de bondad, servicio, cuidados, ojos para mirarnos y palabras para respetarnos, y todo para su santidad y mi santidad, todo por amor.”

 

+ Y Yo, Dios, os concedo mi amor, que hará realidad al vuestro, y larguísima vida sin enfermedades, si me dais todos los hijos que Yo, Dios, quiera daros. Amén.

 

Esposas: Al esposo: adoradle, halagadle, respetadle, sedle fiel, pensando sólo en él, y tratadlo con mucho cariño, hablándole con dulzura, y respaldándole todo, con alegría; confiando en su persona, en su trabajo, en su ayuda, amor y fidelidad, haciendo de vuestro hogar, su reino, y que él sea el rey verdadero. 
Y cuando no sepas qué decir, calla mujer, y que sea tu cuidada presencia física, la que le sojuzgue el alma, enamorada de ti, por ser su mujer, suya.

 

Maridos: A la esposa hay que amarla sobre todas las otras cosas, aparte de Mí, Dios, que ya sabes que soy, en ti y en ella, el primero; el que, amándome más a Mí, que a ella y a ti, te protejo y hago de vuestro amor y matrimonio la felicidad que se asemeja a la del Cielo.

Cuida a tu mujer con tu trabajo, sea cual sea.

Y ten mucha paciencia con ella; la sola paciencia que con ella tengas, te garantiza la felicidad y la dicha.

Y escúchala, déjala hablar; aunque cambie de opinión varias veces, tú, la escuchas pacientemente, y ella se enamorará de ti locamente.

Y luego, la amas físicamente, y la acaricias y la mimas, y le sonríes por esta gran felicidad que te da: física, íntima, espiritual y afectiva.

Y te mueves en tu hogar, como el rey bueno y misericordioso, que todos aman y respetan.

Tú mismo, hijo mío, casado, te respetas, cuidando de tu salud, de tu trabajo, de tu esposa e hijos.

Sé sabio y bueno, y dales a todos la paz, la paz que Yo, Dios, te doy, por tú vivir en mi santa gracia, y por tu ejemplo a todos los de tu casa.

 

Oración sacada de las Revelaciones 12, del libro 3 titulado; DANDO LA MANO A DIOS.