Revelaciones Divinas a
PRIMAVERA
Primavera de la Gloria de Dios
Locuciones privadas a una madre de familia súper numerosa, felizmente casada y abuela.
(Se usan seudónimos, elegidos por Dios, para preservar la intimidad de las personas)
Hago públicas estas conversaciones de Dios y María Santísima con una servidora, por expreso mandato reiterativo del Señor.
Deseo que al leerlas y meditarlas, hagan un gran bien a tu alma, como a mí me lo han hecho.
Primavera
EL MENSAJE Y EL PORQUÉ DE ESTAS REVELACIONES DIVINAS
Lunes, 13 de diciembre de 2004… rezo…
Yo.- Con Mamá, María, vengo a tus pies, Dios, Uno y Trino. Tengo que contestar a varias preguntas del Doctor Bris. ¿Podrías Tú contestarlas por mí? ¿Quieres?
– ¿Qué mensaje tienen las Revelaciones Divinas para el resto de la gente que las leemos?
+ Yo Dios, me descubro ante el mundo como un Dios amigo de mis amigos, un Dios que busco y quiero el amor de todos, un Dios que amo y no me escondo.
Pero en las Locuciones especiales con Primavera, quiero dar el mensaje de la santidad a través y con el santo matrimonio.
Quiero hijos. Quiero unión familiar. Quiero amor entre los esposos, en un hogar dirigido por el patriarca de cada familia. Deseo la paz en el santuario de la iglesia doméstica. Este es mi gran mensaje: que los esposos sean santos; que los esposos no son hijos míos de segunda categoría, sino que, como a todos, os amo y deseo daros mi gran amor. Este es mi mensaje a través de Primavera, la revolución. Quiero que las madres piensen menos en la moda, y pongan de moda amar y honrar a sus esposos, y eduquen a sus hijos. Quiero que cada familia sea una iglesia y siga al Papa de Roma. Quiero que tú, hijo mío, al leer mi voz, me des tu sí de corazón; y quiero que al leer la historia de Primavera, de su esposo y sus hijos, todos veáis algo en común a ellos, y, como ellos, apostéis por Mí, por Cristo Rey. Eso quiero, además de lo que cada uno ya descubre en la lectura de mis santos libros, los libros que Primavera os da y os dará a conocer, porque nadie puede impedir que Dios actúe.
Yo.- Otra pregunta. ¿Cómo debemos leerlo y qué debemos hacer?
+ Cada cual es libre, y unos los leen con amor, otros con odio, otros con decepción, y muchos con ganas de encontrarme; y Yo salgo al paso, y os saludo y os abrazo, y hago una gran fiesta en tu corazón.
+ Hijos míos, leedlos o dejadlos de leer; Yo no os juzgaré por ello. Aún los mismos Evangelios, no tienen autoridad, por sí solos, de daros el Cielo como recompensa por leerlos.
+ Hijo mío, queda en paz.
«En cuanto a las revelaciones privadas, es mejor creer que no creer en ellas; porque si crees y resultan ser verdaderas, te sentirás feliz de que creíste, porque Nuestra Santa Madre lo pidió. Y si resultan ser falsas, tú recibes todas las bendiciones como si fueran verdaderas, porque creíste que eran verdad.»
(Papa Urbano VIII, 1636 )
DECRETO
«El Canon 1399 prohibía por derecho la publicación de ciertos libros tales como aquellos que tratan de revelaciones, visiones, profecías y milagros. Este Canon ha sido derogado. … Esto significa que se permite a los Católicos publicar sucesos de revelaciones, visiones, profecías y milagros, sin necesidad de Imprimatur o de Nihil Obstat, o cualquier otro permiso. Por supuesto estas publicaciones no deben poner en peligro la Fe y la Moral. … De aquí que no hay ninguna prohibición relativa a Apariciones, sean ellas reconocidas o no por la Autoridad Eclesiástica. Por la misma razón se permite a los Católicos frecuentar lugares de Apariciones, aún aquéllas no reconocidas por los Ordinarios de la Diócesis o por el Santo Padre. Los Católicos que frecuenten estos lugares deben respetar la Fe y la Moral. …
Se requiere permiso tan solo para la celebración de la Santa Misa o cualquier otro servicio religioso. El Canon 2318 disponía penas contra los que violasen las leyes de censura y prohibición. Este Canon ha sido derogado a partir de 1966. Nadie puede incurrir en censura eclesiástica por frecuentar lugares de apariciones, aún aquéllas no reconocidas por los Ordinarios de la Diócesis, o por el Santo Padre. También aquéllos que hubieran incurrido en las prohibiciones tratadas en el Canon 2318 serán igualmente absueltos por el mismo hecho de la abrogación de este canon.»
Firmado:
– Alfredo Cardenal Ottaviani, Pro-Prefecto.
– P. Parente, Secretario. (Fué aprobado por S.S. Pablo VI, el 14 de Octubre 1966, y publicado
el 15 de Noviembre de 1966, en A. A. S. 58/16a 29 de diciembre 1966,
entrando en vigor el 29 de Marzo de 1967.)
NOTA INFORMATIVA
Estas locuciones de Dios y de la Santísima Virgen María, han sido estudiadas atentamente por varios sacerdotes que confirman no hallar en ellas, nada que vaya contra la fe, la doctrina de Cristo, ni su Santa y Única Iglesia, la Católica, Apostólica y Romana, la del Papa.
De conformidad con el decreto del Papa Urbano VIII y con la disposición del Concilio Vaticano II, el equipo de Dirección de la web www.primaveradelagloriadedios.com, no tiene la intención de adelantarse al juicio de la Iglesia en cuanto a la naturaleza sobrenatural de los acontecimientos y mensajes mencionados en estas páginas. Tal juicio concierne a la autoridad competente de la Iglesia. Las palabras tales como apariciones, milagros, y similares, tienen en este sitio un valor de testimonio humano, y son publicados porque entendemos que pueden ser favorables para la vida espiritual de quienes nos visitan.
DEDICATORIA
Al Todopoderoso y Misericordioso Dios, Uno y Trino:
Gracias por amarme, darme tus locuciones, y por confiar en mí.
Que se haga tu voluntad y no la mía.
A Dios Padre:
¡Te amo tanto, Papá Dios! Tanto es mi amor por Ti, que este amor me enciende en ganas de amar a todo el mundo en general, sin discriminación.
Por Ti Papá, por Ti, mi obediencia filial.
A Dios Hijo:
Oh Jesús, mi amado, el que ama mi alma entera, ayúdame a seguir tu camino. ¡Que sea siempre buena y vea en todos a Ti! ¡Te amo y se me llenan las entrañas de amor por Ti! ¡Eres maravilloso!
Jesús, ayúdame siempre.
A Dios Espíritu Santo:
Amado, que me das amor, y con tu infinito amor, enciendes bellezas eternas en mi corazón, y salen por mis pensamientos las fragancias de tu amor de Dios. Álzame el alma y por Ti, tenga y dé amor, paz y alegría, con humildad, a todos.
Sigue bailando dentro de mí.
Primavera
A Santa María, Virgen Inmaculada, Madre de Dios y mía:
Cuídame y guíame en la labor de escribir las locuciones Divinas.
Madre, Mamita, intercede a Jesús, tu Hijo, a Dios, tu Padre, al Espíritu Santo, tu Esposo, por toda mi familia presente y futura, y por mí, para que tengamos fe, paz, amor, humildad, salud, larga vida, y que vayamos, enseguida de morir, al Cielo Eterno con Dios, Contigo y con tu casto esposo San José…
Te quiero mucho, Mamita. Gracias por todo, por Ti.
A San José:
Amado, mi amado Santo, intercede por mi familia y por mí, para que seamos como tú, y como tú, demos a Dios, Jesús, al mundo, con nuestras obras y nuestro ejemplo.
Defiende, como defendiste a Jesús, estas Locuciones que Dios y la Santísima Virgen María, me dan, de todo mal.
Eres especial para mí, oh San José, te quiero, ayúdame.
Intercede para que todo lo humano de la familia, sea bendecido por Dios y dé fruto bueno, abundante y fiel.
Y a ti Ángel mío, de mi guarda, llévame a la bondad, a la paz, al amor, la alegría, el perdón, la humildad, la fe, esperanza y caridad, en todas mis cosas.
Cuando venga al Cielo, nos vemos. Te quiero. Gracias.
Primavera
Para Su Santidad, Juan Pablo II
Para Su Santidad, Benedicto XVI
Para Su Santidad, Francisco
Le amo sinceramente, con todo mi corazón, y le doy a conocer estas Revelaciones Divinas.
¡Viva el Papa! ¡Viva la Iglesia Católica!
Para el Obispo de mi diócesis:
Cumpliendo con mi deber, y con amor filial a la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, le doy a conocer las Revelaciones de Dios a su humilde sierva.
Estoy y quedo a su disposición; con todo mi respeto y mi oración.
A mí amado, respetado y admirado esposo, a mis amados hijos, a mis amados yernos y nueras, a mis amados nietos y a mis descendientes:
Mi herencia para vosotros, tan amados, son estas Revelaciones Divinas, un tesoro familiar. Leedlas, meditadlas y llenaos del amor de Dios. Sed sal y luz, compartiendo y propagando las maravillas del Amor. Tenemos una cita, el Cielo.
Primavera
* Primavera subió a la Casa del Padre, a la edad de 58 años, en el año 2.015