… rezo… (11:49) a (12:07)
Yo.- Amado mío, mi Jesús Niño, ya has oído de los labios de mi esposo, su deseo, que también es el mío, pero que no sabemos si es el tuyo, Dios Perfecto, ya que como te ha dicho mi amado esposo Fuerza, ocurren muchas desgracias humanas en el mundo: hay dos personas secuestradas, y una niña que ha desaparecido. Yo sé que Tú, Dios, lo sabes todo, y todo ocurre delante de tus ojos, pero no sé si deseas servirte de mí y mi escritura para ayudar a esas personas, o que a través de Ti, puedas decirle dónde están los desaparecidos. Yo, temo un poco al hacerte esta pregunta, pero no te enfades, y espero poder servirte en lo que Tú, amado, desees que yo haga según tu santa voluntad a través de mi servicio. Di Dios mío.
+ Amada Primavera, al respecto de lo que me has preguntado, Yo, Dios, no diré nada en absoluto, y sé por qué Yo, Dios, lo hago.
Rezad, hijos míos; la oración lo puede todo.
Tú, amada Primavera, tienes otros fines para servir a tu Dios. Son fines espirituales, son fines referentes a las almas de mis hijos, tus hermanos en Cristo.
Si alguien de mis amados hijos, desea unas palabras de su Dios, para salvar su alma, o un consejo para ayudarme a Mí, a Dios, a salvar un alma querida, Yo contestaré con mi Verdad y mi Luz a su amor.
Pero tal como os dije, cuando estaba en la tierra: Dad a Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César.
No me he enfadado, (- sonríe) por vuestra pregunta, ya que, hijos míos; primero, Dios es infinitamente paciente, y cuando se me pide algo con amor, Yo Dios lo escucho todo y obro según mis deseos, los deseos de vuestro Dios.
Rezad, amados, por esas almas, a las que Yo, Dios, tanto amo.
¡Quedad con mi paz!