Viernes, 10 de noviembre de 1995… rezo… (19:52) a (20:25)
Yo.- Amado, me pide mi esposo que te diga nos cuentes cosas de Dios, Espíritu Santo.
+ Fuerza, hijo mío amadísimo, Yo Dios, Espíritu Santo, estoy en ti y en todos mis hijos que viven en gracia, y son humildes para escuchar mi voz. Más que una fuerza, soy una potencia Divina, que fluyo e influyo en Dios Padre y Dios Hijo. Estoy en Ellos y Ellos están en Mí. Soy dulce y perseverante, sabio, veraz y libre, ya que soy también independiente, a la vez que voy unido a Dios Padre y a Dios Hijo. Influyo en el mundo viviente, y la naturaleza obedece mis mandatos; soy desconocido por la gran mayoría de los hombres, pero estoy, por el bautismo, en cada uno de ellos. Cada sacramento que recibís, como la confirmación o el sacerdocio, o el matrimonio, o en la unción de los enfermos, actúo según la voluntad de Dios y vuestra capacidad de perfección, en cada uno de los que me recibís. No soy viento, ni brisa, ni fuego, aunque doy el calor del amor inmensurable de Dios. Soy Dios y estoy en Dios. Os hablo, os aconsejo, os guardo, y tengo todo el poder de Dios, para daros lo que os conviene. Estoy aquí y allí, soy el principio y el fin, estoy en la nada y en el todo. No tengo físico, pero quién está en gracia de Dios, me siente en su corazón. Estoy en el Cielo y en la tierra. Los hombres estáis en Mí, ya que Yo, Dios Espíritu Santo, lo cubro todo, lo acaparo todo; incluso los demonios, quieren esconderse de Mí, y no pueden; sólo cuando se reúnen en el Infierno, no ven mi faz, aunque no tengo rostro. Cuando Satán y sus secuaces persiguen a los hombres, Yo los controlo, y soy Yo, Dios Espíritu Santo, quién pone medida a la tentación que ellos derraman a cada uno de los hombres vivos. Cuando hablo, ellos enmudecen y tiemblan de estupor ante mi poder.
¡No temáis, hijos míos! Yo, Dios Espíritu, lo controlo todo, lo veo todo; todo ocurre en Mí y está en Mí.
Me plazco en vosotros y os amo, como Dios perfecto que soy. Si acudís a Mí, os doy mi sabiduría; soy el amo de la gracia y de todos los bienes espirituales.
No me temas, hijo mío, hija mía. Soy la Luz de Dios, y quién está en Mí, no ve las tinieblas, y los demás ven en él la Luz del Espíritu, el calor de mi bondad. Amados de Dios, en el Nuevo Mundo, Yo, Dios Espíritu, seré vuestro aire, vuestro sol, y la felicidad de mi Amor y perfección, cubrirán la Nueva Tierra. Eso sucederá pronto, mucho antes de lo que muchos pensáis, por eso os pido que os unáis al Sacrificio de Dios Hijo, Jesucristo, y expiéis por vuestros pecados y faltas, y por los de vuestros hermanos. ¡No os arrepentiréis de daros por amor!, ya que Yo os envolveré con mi luz y mi perfección. Estoy con todos los Papas que han existido y con los que existirán. Yo, Dios Espíritu Santo, sostengo la Iglesia y velo por la unidad de Dios con Ella. ¡Nos veremos en la Eternidad Celestial!