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Revelaciones 35

Sábado, 31 de Agosto de 1.996    Rezo…      14:05 h. a 14:34 h.

Yo.- Amado mío ¿Es que deseas decirnos algo sobre el bebé que Fuerza y yo, hace varios meses que engendramos?

+ Ya os di las gracias, amados míos. Y os dije que vosotros decidiríais el nombre. Hoy os digo, que es sano, y será fuerte espiritual y físicamente.

Yo.- ¿Deseas que vaya a Dol?, ya que a todos, nos impuso las manos, incluso a Flor, cuando vivía en mi interior

+ Ve, amada mía, ve y que se consagre a Mí, como todos.

Yo.- ¿Deseas algo más?

+ Yo, Dios, deseo que viváis siempre fieles a Mí, y si seguís así, amados míos, vuestros hijos os llamarán benditos, y Yo, Dios, os bendigo a vosotros y a ellos; el Cielo puede ser vuestro; de los que vivís en la tierra.

Amados míos, sed portadores de mi fe viva, en vuestros hijos; cuando los padres tenéis fe, vuestros hijos heredan la fe; no viven en el mundo de la oscuridad, jamás, y es mucho más fácil y sencillo para ellos, el conseguir ser santos y venir directamente al Cielo.

Los que, antes de encontrar la fe, vivisteis en tinieblas, tenéis unas deudas Conmigo, con Dios, las de vuestras faltas y pecados, que tendréis que sufrir en la tierra o en el Purgatorio.

Benditos los padres que, amando a sus hijos, por su fe, les enseñan el justo camino. Por ello, Yo, Dios, les quito penas de Purgatorio y les dejaré, por sus méritos, venir a la Eternidad Celestial, en cuanto traspasen el velo blanco de la muerte.

Amada y buena Primavera, no sufras por tus pecados, además de habérmelos confesado con humildad de corazón y dolor perfecto, por las obras de tu fe, te digo:

No les tengas miedo; y a ti, amado y fiel Fuerza, te digo lo mismo que a Primavera: olvidaos del pasado, y vivid el presente con fe en el futuro; así haga  todo aquel que obre en la actualidad por su fe.

Hijos míos, mi santa misericordia os anuncia que la muerte del Cordero, lavó vuestros pecados, y, por Jesucristo, no sois hombres muertos, si es que me amáis y rezáis con fe, dándome todas, todas, vuestras obras, y la justicia de ser hijos del Dios de amor, que con amor, os amo, os amé y os amaré.

¡Felices los que tenéis fe!, y si tenéis fe, amados míos: Sois cristianos; y si sois míos, vivís y pertenecéis al catolicismo. Y os digo a vosotros, seáis del grupo que seáis, de mi Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, o vayáis en solitario, os pido con urgencia y con mandato divino:

Uníos al Santo Padre, y no os enjuiciéis unos a otros; y no sintáis rencor por un grupo que no es vuestro grupo.

¡Estáis destinados todos juntos a santidad!, y otro día, viviréis juntos en la Eternidad Celestial; sed buenos y no miréis los fallos personales.

Tenéis una misma doctrina; una misma Madre, María Inmaculada; un mismo Dios, el Dios, Uno y Trino, el Dios Creador y Redentor; y tenéis el mismo Pastor, el Santo Padre.

Os encarezco la santidad; ¡no puede ser santo, quien desprecie, se burle, o no ame a una parte mística de mi Cuerpo, de la Santa y Única Iglesia Católica, Apostólica y Romana; ¡Sed santos!, ¡¡ayudaos!!, ¡amaos!