Saltar al contenido

Revelaciones 23

Sábado, 23 de diciembre de 1995… rezo… (21:58) a (22:27)

 

* Sí, deseo hablaros hijos míos. ¡Soy muy feliz!, y vosotros sois la causa, por vosotros y vuestra fiel lealtad a Dios. Hoy es un día grande para la Iglesia, para la Iglesia de la que soy Reina.

La Paz de mi Hijo, de mi amado Niño Dios, el Cristo, llenará la tierra toda.

El Cielo se viste de gala, y ya empiezan los amoríos de mis hijos con mi Hijo.

¡Soy feliz!

Vuestra Madre rebosa alegría, ¡ha triunfado el Cordero!

Miles, millares, millones interminables de hombres, irán andando el camino del Cielo, ¡hacia Jesús y hacia Mí, María!

Os amo, os amo tanto, que no me cabe en el Corazón.

Oh, hijos míos, mis Lluvia – Dicha, mis trece apóstoles de hoy, que Flos, con su presencia en tu barriga, amada Primavera, ya va haciendo apostolado de la vida.

Os digo, amados míos, ¡os amo!

Qué feliz soy de ser vuestra Madre.

Pedid a Dios un favor, y Yo le diré que os lo dé: ¡soy María, la Madre de Dios, la Hija de Dios, la Esposa de Dios, la Esclava de Dios!

¡Aleluya, en el Cielo y en la tierra, aleluya!

Mi Hijo vino al mundo, murió por el mundo y juzga al mundo, y le da el premio de su amor y lealtad, en un Cielo Eterno.

¡Viva Dios en las alturas, y amadlo en vuestro hogar!

Que Dios sea glorificado por todas las almas, hasta llegar a la Eternidad.

Vuestra Madre está gozosa, ya que Dios me pidió ser su virginal Esposa, y mi sí, os dio la oportunidad del vuestro.

¡Decidle sí a Dios!; sí, al Amor, sí, a la felicidad terrenal y Eterna, sí, al Cordero, sí, a Mí, a nuestra Iglesia.

Sí, sí, decid sí, Y no os arrepentiréis jamás, ¡jamás!