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Revelaciones 2

Sábado, 29 de Junio de 1.996   Rezo…      9:35 h. a 10:31 h.

Yo.- Amado y buen Dios, acudo a ti. Se ha muerto uno de nuestros gatitos siameses, (el que sale en la película). Yo no sé qué decirles a los desconsolados hijos míos. No sé si decirles que recen. Dinos Tú algo que los consuele.

+ Hijitos míos, amáis a las personas y amáis a los animales. Es bueno y lícito amar; y cuando acaba la vida de lo que amáis, os llenáis de tristeza y dolor.

¡Sed buenos mientras tengáis vida!, ya que al llegar la muerte, acaba el tiempo de hacer méritos para ir al Cielo.

Los animales no van al cielo, a este Cielo que es vuestro y mío. Los animales descansan definitivamente. No les espera ni el Cielo ni el Infierno. Al acabar su vida, acaba todo para ellos.

Pero los animales, os ayudaron a ganar el Cielo, ya que con vuestras obras con ellos y con el mundo, dais cuenta de vuestros sentimientos y vuestra fe.

Podéis rezarme siempre que queráis, y en este caso, para que Yo, Dios, os ayude a sobrellevar la pena de la pérdida mortal de vuestra amada gatita Marilín. Ella ya descansa definitivamente, no le espera ni el Cielo ni el Infierno, y es justo que así sea, ya que ella no obró en libertad, por ser una criatura irracional, sino que actuó según lo previsto en las bases de la Creación.

Solo los hombres pueden recibir el premio o el castigo de la fe; quien tiene fe, y lucha en vida por obrar según su fe, tiene el premio del Cielo eterno; y quien no tiene fe, por sus obras en su vida, sin fe, elegirá el Infierno; y Yo, Dios, seré justo con quien obró mal, como con quien obró bien.

Deseo aclararos, hijos míos, que los que decís tener fe en Mí, pero obráis como si no tuvierais fe, tendréis en herencia perpetua el sollozar en el Infierno, por vuestra necedad.

¡Si tenéis fe, obrad con fe!; la fe sin obras, es muerte con Satanás; son las obras las que me demuestran vuestra fe.

Repito, quien dice tener fe, pero no practicarla, está destinado a la muerte en el Infierno, donde el azufre y las llamas del fuego le recordarán eternamente su necedad.

Cuando muráis, se os acabará el tiempo, y ya no tendréis más tiempo; Yo, Dios, no os daré jamás, ¡jamás!, otra oportunidad.

Es algo muy serio el tener libertad, cosa que no tienen las bestias, ya que actúan por instinto vital; que cuando acaba éste, al llegar su muerte, se acaba todo, todo, para el animal.

No así con vosotros, herederos del Cielo.

Hijos míos, hijos, hermanos de Jesucristo, muchos desearíais que al morir os ocurriera como a las bestias, mas no es así, vosotros morís para vivir, para vivir en el Cielo o en el Infierno.

Es tan fácil pecar, como vivir en la santidad.

Todo es, para vuestra naturaleza, de fácil conseguir. Sólo es vuestra fe, la que os hace elegir.

Hacer el mal es difícil, ya que cuando hacéis un mal, éste se rebela en vuestro interior y os despreciáis, y ese mismo desprecio os incita al mal.

Hacer el bien es fácil; vuestra naturaleza está hecha para hacer el bien, y sois felices cuando hacéis el bien; y la vida y los hombres, os devuelven el bien.

Escuchad a los ancianos, ellos saben que quien hace el bien, recupera el bien, y quien hace el mal se sacia del mal; ha sido así siempre.

Ningún hijo mío que haya hecho el bien, recibirá el mal ya en este mundo.

No temáis a los hombres, que pueden matar al cuerpo; amadme a Mí, a Dios, que yo os prometo que haré resucitar vuestro cuerpo y vivirá glorioso en la eternidad celestial.

Yo.- ¿Los que viven en el Infierno, tendrán su cuerpo glorioso? 

+ ¿Para qué necesitan del cuerpo? Su sino es el sufrimiento, y tanto da que tengan o no su cuerpo, ya que es el sufrimiento lo que acapara su eternidad.

Vuestro cuerpo glorioso servirá para vivir en la Nueva Tierra; y los que viven en el Infierno no necesitan de un cuerpo glorioso, de un cuerpo perfecto; más aún, su misma alma les repugna, por ser la que  recoge el pago de su necedad y falta de libertad para tener fe, cuando vivieron en el mundo, ya que  la verdadera libertad es el elegir lo mejor, lo bueno, lo verdadero.

Os pondré un ejemplo:

Uno puede elegir comer un  plato sano u otro que está contaminado con una comida corrompida, que huele mal y está podrida; mas, por libre elección, decide comer lo que está en malas condiciones, aunque ha decidido libremente; sabe que ha decidido libremente mal, porque es malo comer basura, así que su elección fue un error.

Él, podía elegir tanto lo bueno como lo malo, nadie lo presionaba, podía elegir libremente, y libremente eligió mal, y su elección le dio en pago, la enfermedad  de elegir erróneamente; sabiendo que era malo lo que libremente elegía, eligió neciamente. Quizá lo hizo para demostrar su libertad, mas, lo que demostró es que era tonto, ¡necio!, ya que era libre, tanto si elegía el bien o el mal.

Si hubiera elegido el plato sano y sabroso, hubiera elegido también en libertad, ya que libremente habría elegido lo bueno para él, y por su acertada y libre elección, sería sano y fuerte, y por consecuencia, felizmente libre.

Hay algunas personas, a lo largo de los tiempos, que se han empeñado en engañaros, y hacen servir la palabra libertad para elegir la necedad, la estupidez del error, de lo que no es bueno.

Pero os digo, Yo, Dios, que si escogéis lo malo, sois tontos de remate; os falta el sentido común y merecéis la muerte en el Infierno, por no usar de la libertad con que os he dotado Yo, Dios, a todos y cada uno de los hombres.

¿Realmente te sabes libre?

 Por tus obras de fe, Yo, Dios, lo sabré.