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Revelaciones 16

Jueves, 6 de Marzo de 1.997        Rezo…    9:55h. a 11:01h.

Yo.- Amado mío, dime.

+ Hoy hace un año que di mi amor al mundo, y mi amor es fecundo, como debe ser todo amor perfecto.

Hijos míos, ¡los míos! Los de Casa, los que pertenecéis a mi Santa y única Iglesia, la Iglesia del Papa, la única Iglesia de Dios, la Católica, Apostólica y Romana.

Amé Yo, Dios, tanto al mundo, que di a mi Hijo, Dios mismo y Éste fundó y creó mi generación, la generación que hereda y heredará la maravilla de la visión beatífica: Dios mismo, en Sí mismo y Unido, siendo a la vez, tres personalidades distintas, a la vez que son en Cada Persona: en la de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.

¡Creed!

Creed que soy Dios y que soy Jesucristo, ya que es esta fe rotunda, la que os da entrada y cobijo indefinido en mi Casa, en la Casa del Padre, donde hay muchas moradas. ¿Quieres una para ti? Pues ten fe en que Yo, Jesucristo, soy Dios Hijo y Dios mismo, y vive la justicia de la fe. Que si tienes fe, es de justicia que actúes bajo la fe que te dicta mis Leyes.

Los hombres vivís en un estado, en un país, y cumpliendo con sus leyes os hacéis ciudadanos de tal lugar. Pues vosotros, ¡los Ciudadanos del Cielo Eterno, debéis cumplir la Ley del Gobierno: la Ley de Dios! Y cumpliendo mi Ley, llevar la cruz feliz de mis bienaventuranzas.

Hablemos de ellas.

Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

¿Quiénes son los pobres?

Los pobres son los que desean más, que no tienen suficiente con lo que poseen; y en este caso desean más dones espirituales, ya que son humildes y se ven pobres y se saben escasos de gracia espiritual. Esos, los pobres de espíritu, los que no tienen soberbia, ¡los humildes en ver su precariedad ante mi Magnificencia, estos son los que llenan mi Reino Celestial!

Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra.

Sed mansos, hijos míos, a mis caricias, a las caricias de Dios, que son mis Gracias que os doy y podéis recibir a través de mis Sacramentos, los sacramentos que son las caricias que Yo, Dios, os doy a los mansos, a los que no huis de Mí, de Dios. Vosotros poseeréis la Heredad Celestial.

Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.

¡Llorad!

¡Llorad por vuestros pecados!

Un corazón contrito, un corazón que se duele de su error, éste es feliz por su mismo dolor, que lo purifica del error y le da la sabiduría de que todo en la vida es vano, si Yo, Dios, no soy el amo.

Llorad y creed, y os consolaré.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos.

Es justo amarme, ya que Yo, Dios, creé el mundo.

¡Soy vuestro creador!

Y es de justicia amar al Padre.

Debes tener deseos, ¡hambre y sed de mi Amor! ¡Es de justicia!

Deja que tu corazón enamorado me busque y se sacie con mi amor, ya que te hartaré, te llenaré de mi amor; y mi amor te dará lo justo, de comer y beber, ya que soy tu Padre.

Hijo mío amadísimo, ven a mi justicia y saciaré tu sed y tu hambre.

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

Deseo vuestro amor ¡total!

Sí.

Amad. Amad al que tanto os amó.

Y amad a los demás por vuestro mismo amor a Mí, y os daré mi amor; y mi amor es misericordioso.

No juzguéis a nadie. Practicad el verdadero amor y Yo, Dios, haré lo mismo con vosotros.

Haced siempre y en todo momento el bien, y Yo os haré siempre y en todo momento el bien; lo sello.

Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

Yo, Dios, vivo en la pureza y la pureza es la limpieza de corazón; es vivir sin pecado y con todas las potencias latentes dispuestas a amarme. Todo aquel que me ama sobre todas las cosas y actúa en todo bajo este lema, éste está limpio de corazón, y son los que se santifican con su vida, y son los que me verán.

Estos sois los santos, los que vais directos al Cielo Eterno, sin pasar por el Purgatorio, ya que vuestra pureza de corazón os ha salvado del pecado, y en la lucha constante habéis ganado y sois limpios por estar pendientes de Mí, sólo de Mí, ¡de Dios! Que os doy mi Rostro en el último día.

Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Os di Yo, Dios, mi paz; la paz de Dios os di. Y todo aquel que la tiene, es mío; está en mi camino, en mi verdad, y en mi vida. Y vive en Mí, por Yo, Dios, vivir en él. Y me llama Padre, y Yo le contesto: ¿Qué deseas de tu Padre Dios, hijo mío?

Bienaventurados los que padecen persecución a causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

A estos, que os llaman locos, iluminados, y os persiguen con sus burlas, su odio, su desprecio; éstos, sois míos, si viviendo en Gracia servís a la Santa Justicia, la de servir a Dios, a Mí.

De vosotros depende que el mundo no quede a oscuras. ¡Vosotros sois la luz, vosotros sois la sal! Y el mundo persigue a la luz, ya que esa luz les escuece en los ojos, que son los ojos los espejos del corazón.

Y os buscan y os llaman endemoniados, ya que el mundo llama demonio al mal, y vosotros con vuestra santa luz, les dañáis, les hacéis un mal, y por esto estáis, según ellos, endemoniados.

Si os denominan así y vosotros me amáis sobre todas las cosas, y vivís en Gracia, ¡vuestro es el Reino de los Cielos!

No os importe el mundo y sus palabras, ni las palabras de los que se dicen de mi Mundo y os juzgan. Sabéis que no os es lícito juzgar, sólo Yo, Dios Hijo, juzgo y lo hago en el último día; no lo hago ni en el primero, ni el segundo o el onceavo, lo hago en el último.

Vosotros, a los que os persiguen, incluso por miembros exaltados de mi misma Iglesia Santa; vosotros que sois perseguidos a causa de amarme sobre todas las cosas, que es de justicia que así me améis; de vosotros y por vosotros, es y creé el Reino de los Cielos.

¡Bienaventurados!

 

 

Jueves, 6 de Marzo de 1.997 Rezo…  Por la tarde.

Yo.- Amado mío, es tan duro tener Tus Locuciones, ya que, lo que no le gusta a alguien en particular, dicen: “Esto es del demonio”. Y se quedan tan tranquilos, mientras yo sufro, ya que no quiero perjudicar a nadie.

+ Yo, amada mía, te pagaré con creces tu santo dolor, incluso en este mundo.

Muchos te llamarán bendita por ser fuerte y fiel, y transcribir y publicar todo lo mío que sea para edificación de los demás.

Lloras, y Yo, Dios Hijo, Jesucristo, lloro contigo, y Mamá está a tu lado.

La gente te daña, lanza dardos de dolor a tu corazón; ofréceme este sufrimiento tuyo, para que por él, tenga misericordia del mundo.

Yo, Dios, aprovecho lo que os sobra. A ti te sobra este dolor, no lo deseas por hacerte infeliz, y Yo, Dios, lo hago rendir para mis intereses.

No todo el mundo puede tener mis Santas Locuciones; sólo los que habéis sufrido mucho, sois capaces de aguantar este dolor por ser incomprendidos, y juzgados de antemano, sentenciados. Yo, Dios, os llamo benditos porque vuestra fortaleza es mi corona, la corona que me da Gloria.

Bienaventurados los que lloráis, Yo, Dios, y Santa María os consolaremos en el último día.

No temas, tú me eres fiel y me amas sobre todas las cosas, y por eso doy mi luz al mundo a través de mis Locuciones contigo.

Pero lo que daña a la conciencia, lo llaman de Satanás, el demonio, y así hacen como Pilatos y se lavan las manos.