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Revelaciones 109

… rezo… (12:04) a (12:33)

 

Yo.- (Dios me pide que escriba mi visión. Acabamos de salir de hablar y entregar al Obispo las palabras de Dios.)

“Vi, yo, Primavera, el Cielo, y en Él, a Cristo, que estaba de pié encima de una tribuna o tablado, con Su Madre al lado, y habían multitud innumerable de ángeles, que estaban de pie en el estrado, no en la tribuna, y estaban a todo alrededor, y cantaban el aleluya y daban justicia a Dios.

Vi a Cristo, como Cristo Rey, Justo y Magnánimo, pero sobre todo, Justo.

Estaba recibiendo de los ángeles, con Justicia, sus cantos a la misma Justicia de Dios.

Iban cantando, y Cristo estaba de pie, con Justa Justicia, que salía de su Persona.

Luego se le ha acercado un ángel muy reluciente, y se ha postrado totalmente a sus pies, a los pies de Dios, con suma obediencia, amor y sumisión. Y Dios le ha dicho algo, y el ángel luminoso se ha ido, y los otros ángeles han seguido entonando sus cánticos a Dios.

Luego se han ido todos los ángeles, y Cristo se ha sentado en el Trono, y la Virgen Santísima se ha acercado a Él, y Cristo se ha dejado rodear por las dulces manos de su Madre, que le acariciaban la cabeza, cabeza de Dios, y que la ha posado en el costado, de su Madre, y que con sus brazos ha rodeado la cintura de Ella, y se ha puesto a llorar.

¡Dios, Dios lloraba!

Y su Madre, sin llorar, le iba acariciando las sienes y la cabeza a Jesucristo.

Al mismo tiempo, he visto y en el mismo instante, veía a Cristo Crucificado en la Cruz, y a Mamá, su Madre, llorando.

Veía las dos cosas a la vez.

Y yo seguía llorando, ya que he empezado a hacerlo al sentir el Corazón ensangrentado de Cristo Dios.

Luego han llegado varios ángeles más pequeños, y llevaban en sus manos unas bandejas. Jesús se ha levantado y ha cogido de una de ellas una corona, que la ha colocado a su Madre, y le ha mostrado el Trono, y la ha hecho sentar a Ella en su Trono, y se ha puesto Dios detrás y un poco al lado de Santa María. Y Cristo, le ha puesto sus dos manos, una en cada hombro de Mamá.

Y han vuelto los ángeles, y han empezado a cantar, pero esta vez cantaban a Santa María, y cantaban.

Se ha puesto una nube muy grande que me hacía de velo, y sólo veía a Mamá en el Trono y a Cristo tras Ella.

De pronto, ante el Trono, he visto al Obispo, pero sólo ha inclinado un poquito la cabeza.

Estaba de pie.

Mamá se ha levantado del Trono de Dios y se ha acercado al Obispo; le ha puesto sus delicadas manos en cada uno de sus hombros, y lo ha presionado un poco para que se arrodillase ante su Hijo, Cristo-Dios.

Y el Obispo ha cedido, y se ha arrodillado, y luego, al poco, se ha tumbado totalmente y ha empezado a llorar con desconsuelo.

Jesús, ha avanzado hacia él, y ha cogido con sus manos, las manos del Obispo, que estaban estiradas para adelante, y, con amor, lo ha levantado y se ha acercado a él, y los dos, Dios y el Obispo, se han abrazado muy efusivamente, y los dos lloraban, y los dos se amaban.

La Virgen lo observaba triunfante. Y así ha terminado mi visión.”

+ Y así lo has visto, amada y fiel Primavera. Yo Dios, lo certifico. Y así va a suceder; Yo Dios, lo certifico.

Amados, mis amados Fuerza y Primavera; el Cielo, que es Dios mismo, os agradece vuestro servicio de llevar mi Escrito y mi voluntad al Obispo.

Los ángeles, lo han escrito en el rollo de la vida, y así se cumplirán mis designios, los designios de vuestro Dios.

Os mando mi bendición.

Y mi Justicia por vosotros, oh amados Míos, se cumple, se ha cumplido, y se cumplirá; lo sello, con el sello de Dios.

¡Quedad conmigo, os acompaño y os bendigo, tal como he dicho!

Os amo, mis amados.

Mi Madre os ama, y mis ángeles os agradecen vuestro servicio. Se han salvado muchas almas a través de él. Se ha salvado la misma alma de mi amado Obispo.