Jueves 4 de abril de 1996 Rezo… 11:17 h.
Yo.- Dios Bueno, Dios nuestro y amado por todos, ¿deseas hagamos algo especial para ti, hoy?
+ Rezad por Hors y por su apostolado y mensaje. Rezad a su ángel y al de Mileurns, y a los ángeles de quienes encuentre en su camino. Rezad así:
“Ángel custodio, te pedimos por todo aquel que entre en los planes de Dios, para que nos ayuden a cumplir con sus deseos y nuestra obligación. Amén, amén, amén”.
Deseo Yo, Dios, que recéis y me pidáis os ayude a ayudarme.
Asistid a mi Santa Misa y recordad mi soledad y desesperación de Jesús en el Huerto de los Olivos, ésta noche. Pero estad gozosos, ya que sufrí por vosotros, por cada uno de vosotros. Os amo ¡Os amo!, es verdad, ¡es mi verdad!, es la verdad de Dios. Meditad mi amor, la “locura” del amor de vuestro Dios que, siendo Dios, os amo y deseo necesitaros.
Oh, ¡cuánto os ama Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo!
Hijos míos ¿Cómo puedo haceros entender mi amor, el amor de Dios? No lo comprendéis. No comprendéis a Dios porque amáis poco, y a veces, amáis mal.
¿Qué sabéis del amor? Amor no es pasión, deseos sexuales.
El amor, el amor verdadero, es espiritual. Yo, Dios, os añadí a este amor, la pasión y el deseo sexual para que me dierais gloria multiplicándoos. Pero os habéis quedado muchos en lo que os añadí, por ser seres humanos, y me habéis olvidado lo que es el amor. El amor, hijos míos, es la fuerza de la bondad, la justicia, la mansedumbre y la caridad, en acción hacia otra persona. Y ¿Quién tiene bondad, quién es justo y manso, y ama por mi amor? No sois tantos como quisiera Yo, Dios. Pero hay muchos que lo intentáis, que por mi amor, me amáis y amáis, y deseáis ser buenos, justos, mansos y caritativos; y día tras día, hora tras hora, lo vais intentando. A vosotros, Yo, Dios, os digo: por vosotros, mi calvario fue grato, a pesar de tanto dolor, de tanto sufrimiento y humillación. Yo, Dios, desde el Cielo, al ver sufrir a Jesús, nuestro sufrimiento era gozoso por vosotros que amáis e intentáis ser perfectos como Yo, Dios, ¡lo soy! Y fíjate, hijo mío, hija mía, siendo perfecto, sufrí, pues vosotros, si sufrís intentando ser perfectos, andáis mi camino, el camino que conduce al Cielo, donde Yo, Dios, estoy y Soy.
No puedo hacer entenderos mi amor, el amor de Dios, ya que rebasa toda lógica humana, y vuestra mente es limitada para comprenderlo; por tener cuerpo y vivir en la tierra. Pero desead morir para que podáis entenderlo y además sentirlo y comprobarlo.
La muerte, cuando uno va al Cielo Eterno, es la dicha más dichosa, la alegría más alegre, la realidad que nunca, nunca, se acaba. Siempre empieza y está en su plenitud.
Oh, amados: ¡Desead morir para sentir, ver, mi amor, el amor de Dios!, del Dios que pasé, quise pasar la Pasión, para demostraros mi amor, mi amor, este amor que no entendéis, el mismo amor que muchos os lo esconden. Y he venido Yo, Dios, a través de mis Escritos que dicto a Primavera, a decíroslo, y la he elegido a ella, ya que ella me ama, ama a Dios.
Ella y su esposo, me ofrecieron a su hijo por amor. Fijaos bien, por amor, para que por su hijo -que creían viviría- os diera a conocer mi amor, el amor de vuestro Dios. Por eso, al desear la Divina Trinidad que su hijo muriera por vosotros, decidimos que Dios mismo, ¡Yo!, os daría mi mensaje de amor a través de ellos, porque soy Dios, soy justo, y peso y compruebo vuestro amor. Ellos, Fuerza y Primavera, no necesitaban de mis locuciones, ya que me conocían y me amaban; me ofrecieron a sus hijos. ¿No es esto amor al Dios Verdadero? Ellos luchaban para demostrarme su amor con obras, obedeciendo mis mandatos. Yo, Dios, veía su amor y su lucha, y nadie más que Yo, Dios, lo veía, ya que los hombres miráis y veis de distinta manera que Yo, Dios. Pero esa es la verdad, a pesar de no verla vosotros. Y por esto, nosotros, Dios Trino y Uno, decidí daros a conocer y ver mi amor a través de quien me ama, de quien fue capaz de engendrar un hijo, especialmente y sólo, para ofrecérmelo, para que si quisiera, Yo, Dios, lo aceptara para ayudar a salvar a los hombres. Pensaban en educarlo bien y que él os diera a conocer mi amor, el amor de vuestro Dios, y os amara por mi amor y encendiera éste en vuestro corazón. Más, los planes de Dios fueron otros. Y este hijo, dio su amor con sufrimiento y sufrió hasta la muerte, y Yo, por ser Dios, acepté su ofrenda de amor en el sufrimiento, y por no tener pecado alguno, su amor fue infinitamente bello a mis ojos, a los ojos de Dios, y por mi amor lo acepté, y su peso ayudó a llenar la balanza del perdón.
Si soy un Dios de amor, sólo el amor me conmueve, ya que habla mi lenguaje, el lenguaje de Dios, que tanto os amo; y si os amo, correspondo al amor con que me amáis; y en dar, nadie me gana, ya que soy bueno y todopoderoso.
Muchos no entendéis que mi amor se compruebe a través de mis milagros, que os doy a través de ellos. No lo comprendéis, ya que no sabéis amar como ama Dios, ¡Yo!
12:13 h.