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Revelaciones 1

 

LA IGLESIA DEL PAPA,
LA ÚNICA IGLESIA DE DIOS
Séptimo libro de Revelaciones Divinas a Primavera de la Gloria de Dios

 

Martes, 21 de Enero de 1.997       Rezo…    12:20h. a 14:09h.

Yo.- Amado Dios, ya sabes de mi mala memoria. El otro día cuando le decía a Mamá las frases del Ángelus, me olvidé de la de en medio. ¿Qué hago? ¿Os lo digo ahora?

+ Todo está previsto por Dios, incluso tu mala memoria, que ahora deseo encabece este séptimo libro.

Yo.- Amada Mamá: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según Tu Palabra”.

* Soy la esclava de Dios, esclava libre, que me doy por amor al que amo, a Dios.

+ Y así es y tiene que ser mi Santa Iglesia, la Iglesia del Papa, la Iglesia perfecta: la Católica, Apostólica y Romana. Debéis ser, hijos míos, los que formáis mi amada y Santa Iglesia, ¡la mía! La de Dios. ¡La única verdadera, la que agrupa a los bautizados con Agua y el Espíritu Santo! Tenéis que ser libremente mis esclavos, después de meditarlo y ver que es lo mejor que os puede acontecer. Y decid como María Inmaculada, ¡la primera cristiana! “Hágase en mí según Tu palabra.” Y haced todo lo que Yo, Dios, os pido: que es obedecer al Santo Padre, ¡al Papa! Al sucesor legítimo de Mí mismo, de Cristo.

Empezó mi amada Iglesia a obedecer a Pedro apóstol. Y después de éste se han ido sucediendo los Papas, unos a otros, hasta llegar al Papa actual.

¡Buscad los documentos que lo acreditan! Hombres de poca fe, molestaos en buscar la verdad y la verdad os sacará de dudas: de que mi legítima Iglesia es la Católica, Apostólica y Romana, por mucho o poco que les pese a los no bautizados en Ella.

¡No se cambia el ritmo de la vida! Ni se puede negar la verdad. La podéis ocultar, la podéis disfrazar e incluso podéis mentir; más la verdad es Historia, es un hecho verídico por haber acontecido.

Lamento que seáis tan tontos y andéis en el error, por creer en lo más cómodo para vosotros, o en lo que os habéis encontrado por herencia humana.

Yo, Dios, soy mucho más que multitud de doctrinas falsas.

Yo, Dios, os pido inteligencia. No deseo vuestra ligereza ni que os dejéis influir por los demás, ni por los mismos Papas. Es decir, ellos, como personas, son igual que vosotros. Y os diré más, hay algún Papa que prefirió a Satanás antes que a Mí.

No te asustes Primavera de transcribir esto, ya que es cierto.

Cuando Yo, Dios, os pido obediencia al Papa, no es imitación, ¡no! Sino obediencia a lo que él conserva, a mi Doctrina: al Catecismo de mi Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana. No a lo que él hace personalmente. El Papa es como tú, ¡igual que ! Y te pregunto a ti:

¿No has pecado nunca contra Mí, ni de pensamiento, palabra y obra?

El Papa, como vosotros, ¡como tú! Debe irse a confesar.

Lo que tiene el Papa en diferencia a ti, te lo aclararé: Es mi Espíritu Santo, o sea, Yo mismo, Dios, para guardar y salvaguardar e interpretar mi doctrina, ¡la Santa doctrina de Dios! La que os da la vida, la que os ayuda a vivir felices. Feliz aquí, donde estés, dondequiera que estés, y feliz por siempre jamás en la Eternidad Celestial.

Aparte de esto, he tenido Yo, Dios, numerosos Papas buenos que cumplían, ellos mismos, con el Catecismo. Mas, como toda cosa humana, y la Iglesia Católica es humana por componerse de seres humanos, de vosotros, hermanos todos, hijos de Dios; por el espíritu recibido en el bautismo e hijos de Adán y Eva, por pertenecer a su descendencia: y digo Yo, Dios, sin miedo a ser oído, que he tenido algunos Papas necios y otros malos. No me escondo Yo, Dios, de ninguno de vosotros. Y os digo, Yo mismo, Cristo: Quién esté limpio de pecado, tire la primera piedra.

Oh, claro, claro, vosotros, tú, eres de estos que desea a los demás, perfectos. Pues, hijo mío, hija mía, si eres de estos es normal que no estés Conmigo; con mi sucesor, ¡el Papa! Ya que preferirás malvivir al calor de una iglesia falsa, protestante.

¿Sabes lo que quiere decir protestante?

Pues es la acción de protestar en lo que no estás de acuerdo.

Y, ¿en qué no están de acuerdo las iglesias que protestaron?

Pues no están de acuerdo en algo que debían creer. ¿No será esto el catolicismo? ¡Eso fue! No estuvieron de acuerdo en algún punto, y, ¿qué hicieron? Se desunieron de Mí en vez de obedecer. Y como siempre, como en un principio, fue una hija de Eva la que empezó la desunión: ¡Satanás se disfrazó de mujer! Y rindió a un ministro de la Iglesia Católica, y éste, por seguir a “Eva”, comió de la manzana que le llevó a la locura de fundar otra iglesia. En vez de acudir a Mí, a Dios, en el sacramento de la confesión y penitencia; prefirió seguir viviendo del sexo en vez del Amor.

Aquí deseo aclararos, Yo, Dios, que Pedro Apóstol era viudo: cuando curé a su suegra, fue ella la que luego nos sirvió, ya que no había otra mujer que lo pudiera hacer, por estar muerta y enterrada la mujer de Pedro, y murió sin darle hijos. Pedro era libre para dejarlo todo y seguirme.

¿O es que creéis que Yo, Dios, soy injusto, y me llevaría a un padre, a un esposo; a dar vueltas y vueltas por el mundo?

No busquéis en Dios; maldad, ni necedad.

¿Qué le dije a Adán? Trabajarás y cuidarás la tierra, y con el producto de ella, salido del sudor de tu frente; mantendrás a tu mujer y a los hijos que ésta os dé.

¿Creéis que un sacerdote puede ser esposo y padre?

¿Creéis que con el sueldo que percibe de vosotros, los feligreses, puede mantener a una mujer, y además; a todos los hijos que Yo, Dios, les dé?

¡Si cobran lo justo para vivir uno!

¿Qué diríais si tuvierais que darles más dinero, ¡con lo que os cuesta dar! Si tuviera que mantener a su mujer y a sus veintidós hijos?

Oh, claro, claro, le pediríais que regulara su acción paternal.

¿Podría dar lujos a su mujer, y a sus hijos, mientras a ti te cuesta llegar a final de mes?

Y, ¿qué me dices de las confesiones? ¿Tendría que contárselas a su mujer? O mejor, ¿o dejaríais de ir a confesar?

Hijos míos, oigo muchas tonterías estos días.

Ya os conté cómo “vive” un buen y fiel sacerdote: Siempre pendiente de la Iglesia.

¿Tendría tiempo de ocuparse de su mujer? Claro, ¿podría divorciarse por desavenencias?

¿¡¡¡Cómo podéis ser tan necios!!!? (Y su Voz truena, retumba, y veo su Poderío, mientras los Ángeles se inclinan ante Él, ¡Cristo Rey!).

Sí, Primavera, los Ángeles se inclinan ante Mí; mientras los sexuales sacerdotes escriben en periódicos y revistas, sus propias opiniones que incluso osan decirlas ante la pantalla.

¡Estáis muertos, vais directos al Infierno!

El sexo os tiene esclavizados: habéis cambiado mi primer mandamiento, y en vez de amarme sobre todas las cosas y personas, amáis el placer sexual sobre Mí, ¡¡¡Dios!!! (Y vuelve a retumbar su Voz, mas no grita, no he visto jamás a Dios gritar, sólo es que Su Voz tiene fuerza: No sé cómo explicarlo.)

Yo, Dios, te lo contaré: mi Voz tiene vida, no es vibración de las cuerdas vocales, sino la fuerza del Corazón, que es la verdad en que amo Yo, Dios. Y esa misma verdad, tiene fuerza, por ser la verdad de la razón.

Os digo, amada Iglesia, hace años ha empezado una campaña de Satanás para que se casen los eclesiásticos: los sacerdotes, obispos y cardenales. Y tienen su fin en ellos mismos; en ver cumplidos sus ilícitos deseos de fornicación, de lascivia. Y, ¿cómo actúan? Os lo voy a decir con la claridad de ser Dios, el Dios que todo lo ve.

Empezaron de muy fácil manera, disculpando vuestros pecados; diciéndoos que es bueno lo que es malo, incluso os han alentado a seguir pecando.

Y es que necesitan que vosotros perdáis la conciencia de pecado, para que así; ellos se puedan unir a vosotros. ¡Os necesitan! Ya que viven de vuestro dinero. Y con vuestro dinero pagan a la furcia, a la prostituta o al joven que le da gusto sexual…      

Yo.- Oh, Dios mío, ya ves; hace rato que escribo lo que me dices, pero me horrorizo.

+ No temas por los pecados de los demás.

Debes temer por los tuyos, amada Primavera. Tú, al revés de muchos, creías que todo el mundo era bueno, mucho mejor que tú. Amada mía, deja de sufrir por ti; ya te confesaste y vienes con asiduidad a pedirme perdón de tus pecados, incluso de tus pecados pasados. Esto me place, y por lo cual, sigo teniendo mis Santas locuciones contigo.

Y continúo con lo que hoy había empezado.

Hijos míos, ¡no os fieis de nadie! Y cuando Yo, Dios, digo nadie: es nadie. Pero por Mí, por Dios y mi amor, tratadlos a todos como a santos. Hablad siempre el bien y haced siempre el bien, porque Yo, Dios, os lo pido.

Estos malos sacerdotes desean vivir a vuestras expensas: y casarse, y tener el ministerio del sacerdocio como una carrera universitaria cualquiera.

¡Han perdido la fe! Ya no creen en Mí, en Dios. Ven la religión como la abogacía, u otra ciencia humana. Y ser sacerdote es el cargo más importante del mundo, ya que, por el sacerdote; los demás hombres podéis tenerme en verdad, en autenticidad: ya que, por el sacerdote, por haber recibido el Santo Sacramento del Sacerdocio, puede por el poder del Espíritu Santo, que fue a él; darme nuevamente Vida en la Eucaristía. Y Yo, Dios, me doy por él, por pedirlo el sacerdote; por vosotros. Y si pone su verdadera intención de fe, en las palabras justas y en el momento de la Consagración, Yo, Dios mismo, Jesucristo, en cuerpo y alma vengo a la Sagrada Mesa del Altar; y luego, gracias siempre al sacerdote, podéis venir a Comulgar: y en la partícula de pan, y en el vino, estoy Yo, Dios mismo; y enamorado de vosotros me uno a vuestro cuerpo físico, como el mío; a través de la boca, ya que entro por el tubo digestivo, y soy Yo, Dios vivo, que por unos instantes: y al estar en contacto Conmigo, con Dios Uno y Trino, os “divinizo” y sois míos, por vuestro amor, el amor del sacerdote, y ante todo y sobre todo, mi amor: el amor del que morí, por amor perfecto, por obediencia; que la obediencia en mis cosas, es el amor perfecto, ya que es amor respaldado en las obras.

Ay, sacerdotes, si supierais cuánto os amo. Oh, si lo supierais os olvidaríais del sexo y no tendríais más lícito amor que el mío, de Dios.

¿Por qué os hicisteis sacerdotes?

Muchos no lo hicisteis por mi santa llamada, sino que creísteis tener así solucionado el futuro, tanto humano como eterno.

A otros os llamé Yo, Dios, pero os habéis olvidado de mi Voz, de la voz de Dios que clamo en el desierto. Pero lo que no voy a permitir, es que por los falsos sacerdotes católicos, me destruyáis mi Iglesia, ¡eso, sacároslo de la cabeza!

Rectificad, o vais a quedar ante mis pies. Y veré cómo Satanás, la Serpiente Antigua, os destroza.

¡No pienso hacer nada que vaya contra Mí, Dios; o mi amada Iglesia Católica!

Así que, os veré retorceros de dolor, por el mismo veneno de la serpiente; y aunque lleváis el sello sacramental de sacerdotes míos, de Dios, os apartaré con mis propios pies y caeréis fulminantes en el Infierno eterno: allí, vuestros vicios sexuales, no os quitarán el dolor consumidor, inacabable, de no haber querido acudir a Mí, a Dios, pidiéndome perdón, ¡en la confesión, ante otro sacerdote!

Yo, Dios, os juzgo, uno a uno, después de morir; y os perdono, uno a uno, en la confesión.

Pero los malos sacerdotes, hablan distinto que el Papa. Él dice: Confesión particular.
Ellos, muchos malos sacerdotes, decís: Confesión colectiva.

Ya verás, ya, cuando mueras no te juzgaré colectivamente, sino individualmente.