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Revelaciones 1

SAN JOSÉ Y LAS OBRAS DE LA FE

Sexto libro de Revelaciones Divinas a Primavera de la Gloria de Dios

 

+ …Y aquí empezará mi próximo libro que voy dictando, al que pondrás por título: “SAN JOSÉ Y LAS OBRAS  DE LA FE”.

 

Viernes, 13 de septiembre de 1.996   Rezo…      13:23 h. a 14:52 h.

+ Deseo, amados míos, que tengáis los ojos puestos en San José.  Él es, fue igual, totalmente igual a vosotros, santos del último siglo. Él nació, como vosotros, con pecado original, con imperfección. Y él, como tú, es santo. Tú, debes, puedes ser santo.

Yo, Dios, os contaré innumerables cosas de mi padre San José; vosotros iréis conociéndolo, y con el conocimiento llegará el amor, y por vuestro amor a él, os daréis cuenta  de que como él, podéis ser santos.

José nació en Belén de Judea, como Yo, Dios, Jesús.

José era primogénito, como Yo, Dios, Jesús.

José fue muy amado por sus padres, como Yo, Dios, Jesús.

Es bueno para el cuerpo y el alma, ser un hijo deseado y amado. El amor de los padres fortalece el carácter. Quien no ha sido amado por sus progenitores, va toda su vida buscando el amor, y es fácil presa para Satán y los apetitos de la carne.

Los hombres, van la mayoría buscando erróneamente  el amor que no tuvieron de pequeños y adolescentes, y lo buscan en la lujuria, en la lascivia. El sexo  es para ellos la única fuente de “amor” que han encontrado en su vida.

¿Dónde está el alimentador amor de la madre? Se está “realizando” como persona, trabajando fuera del hogar. Ay, la necedad del mundo  es mucha, y dice tonterías como  ésta y la que Yo, Dios, os añado: “No importa la cantidad de tiempo que los padres están con los hijos, sino la calidad”. ¡Hijos míos, estáis equivocados! ¡Os hablo como Jesús, que viví con mis padres, María y José, y os digo!: ¡No es cierto que el tiempo no tenga nada que ver con los niños! Ellos cuentan y ven el tiempo de  distinta forma que los adultos. Para ellos, el tiempo parece  que no existe, y es que no saben ver el tiempo, los niños, sino que ven los hechos. Los niños no son de palabras; no las entienden. Los niños son de hechos. Lo que les hacen, son lo que son. Yo, Dios, lo sé, así os creé. Y lo hice para la seguridad de los hombres, ya que si de niños, cuando aún no saben discernir, las palabras de cualquiera  les influyera, jamás seríais libres. Sólo el amor, y las obras de amor, os enseñan la libertad.

Cuanto más amor de sus padres haya tenido un hijo, más libre  será de adulto. ¡Es así! Es irreversible. Los padres no sólo alimentáis el cuerpo, sino  que alimentáis, con vuestro amor y las obras del mismo, a las almas de los hijos.

El alimento del alma es el amor y sus obras; por eso, la caridad vence a los enemigos más distanciados, ya que la caridad es amor por mi amor. Es decir, amor por amor a Dios. Y así, uniendo  vuestro amor al mío, la fe se hace  práctica y el amor incendia amor, y es por mi amor, que lo imposible es real, y ha sido la fe la que ha “movido montañas”.

Hijos míos, San José amó; tuvo caridad con María, y ese amor por mi amor, fue capaz de dar con fe, ayuda al Dios Niño, que necesitaba libremente de José para “mover montañas”, para poder Yo, Dios, hacerme mayor en Jesús.

Vosotros, como José, podéis dar luz al mundo, ya que el mundo vive en la oscuridad.

La fe da luz, ya que en la fe estoy Yo, Dios, y donde voy Yo, Dios, va la luz; y es la luz la que da vida al mundo, fue la luz lo primero que Yo, Dios, creé; por eso la luz es la fe en toda creación, en la creación del mundo, y en la creación del amor.

Donde hay fe estoy Yo.

Vive, hijo mío, hija mía, la fe, y Yo, Dios, obraré maravillas contigo, por estar en ti, con la fe que tú tienes de Mí, y nada ni nadie resistirá esa luz, y esa luz los rendirá o los alejará por su maldad, mas por tu fe, habrán tenido la oportunidad de saber de Dios, de dejar el error, de ser libres.

Ten fe, y darás ocasión al mundo para elegir a Dios, a Mí.

¡Ten fe! ¡Ten fe!