Saltar al contenido

Revelaciones 31

Martes, 21 de mayo de 1.996 –   Rezo      11:22 h a 11:51 h.

Yo.-  Dios mío, amado Jesús, vinieron el domingo Tramdos. ¿Deseas decirles algo?

+ Ante todo, darles un fuerte abrazo. Ellos saben por qué. ¿Verdad Jumspori?

Hombre, ya era hora que pensases en Mí, en Dios, como en lo que soy, un Dios de amor, accesible y asequible.

Si deseas discernir las palabras que le dicto a mi hija Primavera, pídeles os den mi Santa Voz, plasmada en un papel.

Amado Jumspori, Yo, Dios, te aseguro que te amo como jamás nadie te ha amado ni te amará, y estoy esperando que lo sepas y lo aceptes, como el hecho real que es.

Y a ti, Misla, te digo Yo, Dios, que eres muy bonita, ¡preciosa! ¿Sabes quién desea hablar contigo? Tu Virgencita. Escúchala, amada y buena Misla.

* Ay, bonita mía; mira que, hace tiempo, te estoy esperando regreses a cumplir con nuestra Iglesia.

¿Lo harás?

Si lo haces, volverás a ser dichosa, y a sentirte feliz de estar viva; andas como dormida, vas desasosegada; y yo, María Santísima, como buena Madre que soy de los hijos de Dios, de mi Hijo Jesús, deseo cuidaros; y, ¿cómo puedo hacerlo?, sólo si os acercáis a Él.

Y, ¿dónde está Dios?; Dios está en la Única Iglesia, Católica, Apostólica y Romana, y en los Sacramentos que Ella imparte, por voluntad y autoridad que Dios le dio y le da.

Ven, hijita mía, que yo, María, estoy con Jesús en tu Iglesia Católica; ven.

Te amo, hija buena, mi linda Misla.

Pídele tú, ayuda, y él te ayudará, ya que Yo, Dios, los creé, a los ángeles para que, por servirme a Mí, a Dios, me den gloria, sirviéndoos a vosotros, ayudándoos a amarme y a cuidaros.

¡No estáis solos!; Dios, Yo, no estoy lejos, estoy aquí mismo, en los Santos Sacramentos, y os amo, os amo infinitamente.