Lunes, 1 de Abril de 1.996 – Rezo… 22:08 h.
Yo.- Dios, ¡mi Dios!, cuando me empezaste a hablar, y yo a escribirlo, y la gente a leerlo, todo quedaba así. Cuando empezaste, a través nuestro, a derramar tus milagros al mundo, yo creí que las personas creerían más que eras Tú, Dios Nuestro, quién me dictabas, pero resulta que a las personas les da miedo tus milagros y creen que todo es obra de Satán. Yo veo que nos lo vamos a pasar muy mal, y como soy humana, me asusta, y acudo a Ti, Dios, Uno y Trino, a Ti, amor mío, para que nos dirijas en cómo debemos actuar y qué hacer; ¿deseas decírnoslo?
+ En primer lugar, Yo, Dios, deseo dejar claro que jamás os abandonaré. Los hombres lo harán, pero Yo, Dios, no lo haré jamás.
Y os pido que el tercer libro acabe con las palabras que te dicté para mi hija Lucía. Y a partir de aquí, de momento, repito, de momento, no deis nada más a nadie. Repito, a nadie, ni a la secretaría de De Belén.
Sólo podéis dar, a los interesados, la contestación a sus preguntas. Y que cada pregunta sea independiente de las preguntas de otro hijo mío.
A partir de aquí, dividiremos mis Escritos: en un grupo, las preguntas y contestaciones, y en otro grupo, lo que Yo, Dios, te iré diciendo; ¿lo entendéis, hijos míos?
Con los tres libros, tienen mucho para discernir. Y os ruego empecéis a pasar a máquina, desde el principio. Si no comprendéis mi voluntad, no por eso dejéis de cumplir mis órdenes; mis órdenes, las órdenes de Dios, son para protegeros.
Os amo, hijos míos, y os protejo, y deseo proteger a los hijos que me aman y que acuden a Mí, a través de vosotros.
Deseo el amor del mundo, no su curiosidad para saber lo que hago, y perjudicarlo por su necedad, la necedad de su imperfección, que los hace creerse sabios; Yo, Dios, puedo descontrolar su control.
Amados míos, estad tranquilos, sois míos, del Dios auténtico, del Dios verdadero, ¡de Dios!
22:27 h.
Yo.- Amado Dios. Hemos mirado y, seguidamente después de lo de Lucía, está la visión que vi mientras rezábamos el Rosario, y luego hay unas palabras tuyas. ¿Deseas que lo pongamos en este tercer libro o que sea el principio del cuarto libro? ¿Di?
+Tu Dios, Yo, te he dicho: sólo donde lo de Lucía. Así que la visión que te concedí, será el principio del cuarto libro, que llevará por título: María Inmaculada y su hijo Dios. Este es mi deseo, cumplidlo, amados míos.
22:47 h.